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Cartas
Viernes 03 de enero de 2014
Dakar y patrimonio arqueológico
Señor Director:
A pesar del paso del tiempo, las particulares condiciones del Desierto de Atacama en el norte de Chile han permitido la conservación de insospechadas y significativas evidencias de las ocupaciones que allí se desarrollaron por más de 10.000 años y que han aportado al conocimiento de la presencia humana en América. Entre ellas las rutas, senderos y caminos que desde tiempos prehispánicos dejaron los movimientos de hombres y mujeres que por siglos conectaron los poblados y recursos de este particular territorio. Otras evidencias enseñan sobre las actividades mineras pretéritas que han orientado el modo de vida más reciente desde la incorporación de este espacio al territorio nacional en el siglo XIX. Sin embargo, el Rally Dakar, que inicia una nueva versión en Chile, ha afectado este paisaje natural y su rico y frágil patrimonio cultural, el que supuestamente debió ser protegido por el Estado.
Desde el año 2009 se realiza esta competencia, la que pese a los permanentes esfuerzos de algunas de nuestras instituciones, como el Consejo de Monumentos Nacionales, continúa impactando recursos arqueológicos que son piezas únicas de la historia de este país. Es más, hemos sido testigos de cómo esta institución ha quedado bastante huérfana frente al problema, sin los apoyos políticos ni los recursos necesarios para cumplir con la función que le encomienda la ley.
En cuanto a visibilidad internacional y promoción turística -justificación presente en muchas de las instituciones y autoridades que han apoyado la competencia-, los lugares más atractivos para gran parte de los extranjeros que visitan Chile son sus paisajes prístinos y muestras de su pasado. Por todo lo anterior, hemos declarado en múltiples oportunidades como absolutamente injustificada esta alteración y afectación que provoca el Dakar al paisaje y al patrimonio cultural del Desierto de Atacama.
Como Sociedad Chilena de Arqueología, volvemos a reiterar nuestra oposición al Dakar en Chile y hacemos un llamado de atención a nuestras autoridades y a la sociedad en general para que reflexionen sobre el real efecto de esta clase de competencias y su nulo aporte al engrandecimiento cultural del país. Confiamos en que con el gobierno que se inicia, la principal autoridad asuma sus compromisos culturales y evite que se sigan propinando, sin razones verdaderamente comprensibles, tan feas cicatrices al rostro del desierto chileno.
Mauricio Uribe Rodríguez
Presidente
Sociedad Chilena de Arqueología