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Sábado 23 de noviembre de 2013
Un hito ferroviario
23 de noviembre de 1913
El 23 de noviembre de 1913 un último perno —uno de oro— fijó los rieles de las líneas “Norte” y “Sur” del Ferrocarril Longitudinal, “uniendo para siempre, en un sólido brazo de acero, los más apartados confines de nuestro territorio”. Así lo señalaba “El Mercurio” de esa fecha, pues, finalmente, se había completado una red ferroviaria que conectaba al país desde Puerto Montt hasta Iquique, un sueño largamente aspirado.
Había transcurrido ya mucho tiempo desde que en 1851 partiera el tren en Chile (Caldera-Copiapó) y de la formación de la Compañía del Ferrocarril del Sur (1855), que fue construyendo sus diferentes tramos durante el siglo XIX. En 1911 se había inaugurado el trayecto Osorno-Puerto Montt. Faltaba, entonces, un ferrocarril de La Calera al norte para terminar con una red que recorriera la mayor parte del país. Las obras de esta línea (Longitudinal Norte) concluyeron en 1913 y se inauguraron con la unión de los rieles.
El lugar elegido para la ceremonia fue la estación de Yerbas Buenas (cerca de La Serena), donde el enviado especial del diario informaba: “La vía férrea, especie de espina dorsal del territorio, constituye uno de los más bellos triunfos de la ingeniería moderna”. Y continuaba: “La línea es sólidamente construida. Se advierte a primera vista un irreprochable cuidado en la construcción de los puentes; los terraplenes son verdaderas obras de arte (...) la vía abunda en cortes y túneles; se desliza atravesando cerros al borde de las profundas quebradas (...) Llama la atención el número de alcantarillas, viaductos, muros y puentes, tanto metálicos como de albañilería para cruzar los esteros”.
El acto fue sencillo y solemne. El ingeniero Mauricio Auboyneau, gerente del Longitudinal y representante de la compañía francesa constructora, puso en manos del ministro Enrique Rodríguez “el perno de oro”. Este se guardaba en una caja con llave, junto a un martillo y tres clavos de plata con inscripciones alusivas y adornos tricolores.
“Por encargo de Su Excelencia, procedo a unir los rieles que desde hoy ponen en contacto extendidos confines del país, vinculando así los intereses de todas las regiones y abriendo perspectivas tan dilatadas como el territorio que atraviesan”, expresó el ministro.
El Presidente de la República, Ramón Barros Luco —quien tuvo que quedarse en Santiago atendiendo al ex Presidente Theodore Roosevelt—, había enviado un telegrama que decía lo siguiente: “Experimento gran satisfacción por ver terminada durante mi gobierno la obra magna del Longitudinal, llamada a tener tanta trascendencia en el progreso de la nación y particularmente de las provincias del norte”.
También hubo homenajes a los dos ex gobernantes que gestionaron la construcción: José Manuel Balmaceda, impulsor de la idea, y Pedro Montt, que contrató a las compañías que levantaron la obra.