OJALÁ TENGAN CLARO las decenas de candidatos que hoy están en la papeleta parlamentaria, el tamaño que tendrá la tarea por la que están luchando.
El Congreso que viene —sean cuales sean las proporciones que alcancen las alianzas y partidos— será distinto del actual y de los anteriores, y en él se juega mucho más.
Si “cambio de ciclo político” es en definitiva la hoja de ruta —no solo desde el programa de gobierno, sino desde las expectativas que están en el aire—, lo que se requerirá son parlamentarios con fuertes convicciones, con capacidad para defenderlas y para no dejarse arrastrar por “la calle”. Y con la difícil y democrática condición que es la apertura de miras hacia los “grandes acuerdos”.
Hacia allá apunté mis conversaciones políticas de esta semana. A detectar —en un ejercicio de futurismo— quiénes son los personajes en el Senado de los cuales más se espera —los “créditos”— en un escenario como el que podría venir, en que los asuntos a tratar —desde una Constitución nueva a educación gratuita; desde una gran reforma tributaria a una revisión del sistema de pensiones; desde aborto a matrimonio gay, entre otros más— son de marca muy mayor.
Mis interlocutores fueron todos del “riñón” de la Cámara Alta, y no los identifico porque prometí reserva a cambio de que me hablaran “a corazón abierto” y me nombraran a los que realmente “son”, que no son los mismos ni mucho menos que los que “están”. De hecho, al terminar, con estos múltiples y cruzados diálogos, pude concluir que los que “pesan” puertas adentro son un puñado, y sus nombres se repiten al conversar con partidarios del Gobierno y de la oposición.
LOS PILARES POLÍTICOS quedaron bastante maltrechos para la derecha con el desalojo que se produjo hacia el Gobierno. Ya no están ni Longueira ni Chadwick ni estará Jovino. Por eso, desde distintas tiendas —incluidos dos importantes personajes de aquella a la que pertenecen los que antes mencioné— abogan por la importancia del regreso de Andrés Allamand. “Esto no tiene que ver con su competencia electoral con Zalaquett”, me dijo un UDI, explicando que no hay deslealtad en su análisis; “significa que Zalaquett sería un aporte en los temas económicos, pero para lo político, el de Allamand es muy valioso”.
Luego salta un nombre: Víctor Pérez. Destacan su análisis político, su visión, y piensan que esta puede ser “su hora”. En el terreno UDI y RN mencionan a otros que ya han pasado a ser los “viejos”: Coloma, Hernán Larraín, Espina. “Todos ellos cuentan con el perfil de líderes dentro del Senado: en el trabajo de comisiones, en los discursos en sala, en su capacidad para construir acuerdos”.
En el estadio del pacto Nueva Mayoría, tanto es lo que lamentan una eventual derrota del PS Camilo Escalona que uno se pregunta cómo llegaron a eso. Más aún cuando el candidato que sí sale elegido en su circunscripción es Alejandro Navarro, en quien ninguno de mis interlocutores atisba un papel destacado al interior del Congreso. Los elegidos como “baluartes” para esta etapa, entonces, son todos DC: Andrés Zaldívar, repetido en primerísimo lugar (junto con Escalona) por su ascendiente transversal y su vocación para articular acuerdos; luego Patricio e Ignacio Walker, y Jorge Pizarro, el actual presidente de la Cámara Alta. Un comentario destacaba que la ausencia de Eduardo Frei se haría sentir: “Si bien su participación es escasa, sus posiciones políticas tienen influencia en el conglomerado concertacionista, más que en la propia DC”.
De los nuevos de aterrizaje seguro, me destacan a Felipe Harboe, a quien, por su desempeño como diputado, le pronostican liderazgo político en el Senado.
—“Incluso en el improbable escenario de que la Nueva Mayoría tuviera los 23 senadores requeridos para imponer una nueva Constitución, el Senado tendrá la tremenda responsabilidad de darle cauce al proceso”, me dijo un parlamentario “bacheletista” que apoya la formación de una Comisión Bicameral para estudiarla, lo que le parece “más razonable a que el Senado delegue sus facultades constitucionales en una Asamblea Constituyente”.
EN EL DEBATE DE LOS TEMAS VALÓRICOS, anticipan que las posiciones dominantes las tomarán Patricio Walker y Guido Girardi. Ellos serían los dos capitanes de la gran batalla del aborto y sus “condiciones”: ¿Solo cuando está en riesgo la vida de la madre? ¿También en caso de violación? ¿O es un derecho de la mujer qué hacer con su cuerpo?
Desde la derecha fundan esperanza en la incorporación al Congreso de Jacqueline Van Rysselberghe. La postulante por Concepción no solo tiene sobre sus hombros la posibilidad de acabar con el doblaje que hoy luce la Concertación, sino que significaría la entrada de una “médica” antiaborto al debate parlamentario.
En cuanto al matrimonio gay que propone el programa de Michelle Bachelet, es un proyecto que se debería encontrar con una resistencia DC, comentan los parlamentarios, pero que lo que hace es pavimentar el camino para apurar fórmulas de Acuerdo de Vida en Pareja, que patrocina el actual gobierno con senadores RN, entre los que Lily Pérez juega un destacado papel. Senadores como Ricardo Lagos Weber y Girardi, posiblemente presionarán por el matrimonio igualitario y encontrarán eco en más de algún DC. Los dos senadores Walker, Soledad Alvear —a quien dan por elegida—, y Andrés Zaldívar, serían frenos al interior del pacto Nueva Mayoría para llegar al contrato civil definitivo para las parejas gay.
Y otro campo en el que sus pares prevén discrepancias entre estos últimos senadores DC y colegas de pacto como Jaime Quintana, Girardi y Juan Pablo Letelier es en el tratamiento de las leyes de Educación. “Muchos de los actuales sostenedores de establecimientos de enseñanza subvencionada son militantes DC; seguro que pedirán a sus parlamentarios buscar una fórmula en que sus emprendimientos puedan sobrevivir, aunque se proscriba el lucro”.
EN EL EJE ECONÓMICO—REFORMA TRIBUTARIA es donde muchos en la derecha quieren la incorporación de Laurence Golborne al Congreso, a tomar el papel de Jovino Novoa, líder de la Alianza en estos temas. Nuevamente aquí me hacen la salvedad: “No se trata de tomar partido contra Cote Ossandón”, a quien en su sector destacan como un hombre fuerte en temas valóricos.
En todo el abanico de posiciones políticas destacan la importancia en ascenso, sobre todo para el tratamiento de los temas económicos, de José García Ruminot, el senador RN por Araucanía Sur. Lo definen como un hombre de perfil bajo pero gran estudioso de los temas y con una sólida participación en la Comisión de Hacienda.
En el pacto Nueva Mayoría, también en forma transversal, destacan la expertise de dos de sus “locales”, es decir que no van a reelección: otra vez Andrés Zaldívar y el también miembro de la Comisión de Hacienda e integrante del grupo que redactó el programa económico de la candidata del pacto Nueva Mayoría, Ricardo Lagos Weber. A Lagos lo ven destacado en este terreno, no así en el de la construcción de acuerdos.
AUNQUE LA CONSIGNA DEL DÍA en el pacto Nueva Mayoría es llamar a los doblajes parlamentarios, en el mundo del off se comenta que reeditar los acuerdos políticos es capital si lo que se pretende es hacer “cambios con estabilidad”.
No será cosa fácil, dada la presión social que se espera “como pocas veces”. Por eso varios de mis interlocutores plantean abocarse a ellos desde el día uno.
—“Aunque reformas como la tributaria o la laboral se pueden aprobar por simple mayoría, y la oposición ya la tiene, cambios en materias tan sensibles deben contar con un respaldo amplio para validarse y permanecer en el tiempo”.
—Pragmático, uno acotó: “Si se buscan acuerdos en materias para las que basta la mayoría, se pueden transar otras que requieran quórums más altos”.
—Y un tercero: “Esa será la principal tarea del próximo Senado: conciliar los grandes acuerdos. Cuando se hacen cambios, es fundamental que vayan acompañados de una reflexión para evitar cometer errores. Los temas valóricos, por ejemplo, hay que discutirlos como sociedad, pero luego hay que ser respetuosos de las distintas posiciones y conciliar. Temas como estos no pueden acometerse con órdenes de partido”.
—Más brutal opinó otro de mis entrevistados: “Lo peor que le puede pasar a una democracia es cuando alguien cree que las mayorías por sí mismas pueden imponerle a las minorías lo que quieran”.
MAYORÍAS Y MINORÍAS, en todo caso, harían bien en mirar con muchísima atención los rumbos que vaya tomando en la Cámara de Diputados el poder político de los estudiantes, que de la calle saltarán por primera vez al parlamento. Y hasta podría ser que formaran una bancada de cuatro.
Un analista de los con que conversé esta semana, miraba los resultados electorales en la Feuc y la Fech, y observaba que, a partir de ahora, la influencia de grupos como el NAU de la UC, el de la Izquierda Autónoma y hasta de los anarquistas en la U, se hará sentir en la política de los adultos en la forma de un tironeo hacia la izquierda… forzando el famoso “giro”.