El mejor hermano, el mejor bailarín o el mejor instrumentista. Esa es la disyuntiva electoral que la próxima semana enfrentará buena parte de la población; al menos, esa importante porción de gente que rehúye a la discusión política tradicional, que antes castigaba con su apatía hacia el voto, pero que ahora tiene el poder de elegir y puede hacerlo basándose en el programa televisivo más visto —y, por tanto, posiblemente más influyente— de la presente elección: “Las caras de La Moneda”, del 13.
Que el espacio liderado por Mario Kreutzberger haya transformado la contienda presidencial en un concurso de talentos o de simpatía, es un logro para la TV de entretención. Es también un nuevo éxito para el animador que ha hecho del sentido común, de la sensibilidad popular, del humor socarrón su filón profesional. Aunque en este 2013 permanezca relegado de las pantallas locales con su “Sábado Gigante Internacional”, Kreutzberger sabe que su talento único, apoyado en un equipo innovador como el de Alexis Zamora (“Vértigo”), puede convertirse en la mejor zumba hacia la TV nacional.
Lo que el equipo de “Las caras de La Moneda” hizo fue algo que ningún sesudo espacio de análisis político, que ningún programa de punzantes entrevistas imaginó. Kreutzberger recibió a los nueve candidatos a la Presidencia dispuesto a no discriminar de antemano y a revisar en cada uno de ellos qué tema de interés podía representar para el público que busca diversión. Su juicio era expuesto, pero nunca más que el del invitado a su set de televisión.
Y todo eso, precisamente, es lo que este año de contienda electoral se extraña en los espacios dedicados editorialmente a la orientación cívica. Desde el veterano “Tolerancia cero” (CHV) hasta el más reciente “Patio de los naranjos” (Mega), pasando por “Estado nacional” (TVN) y “Red social (La Red), todos han fracasado —en mayor o menor medida— en lograr la relevancia que este 2013 les podría granjear.
Casi lo mismo se puede decir de las entrevistas que los noticiarios suelen dar durante o después de su emisión. Si “De cara al país” (Canal 13), en las postrimerías de los 80, supo hacerse indispensable fue porque concentró la novedad de nuevos actores de la política con inquisidores sin más ambición que la extracción de una verdad, la propia de cada cual.