Ni mata el alma ni la envenena. La venganza que esta semana se concretó en la trama de "Avenida Brasil" es una revancha no solo magistral desde el punto de vista de cómo una teleserie recién a la mitad de sus emisiones puede recuperar fuerza dramática. El golpe que Nina (Débora Falabella) dio sobre la malvada Carminha (Adriana Esteves) es una muestra de cómo una producción televisiva de calidad logra imponerse a las lógicas de su propia industria, recobrando no solo el liderazgo en rating sino también imponiéndose en una nueva plataforma: la internet.
Porque la teleserie de Globo TV, que en 2012 batió todos los récords de audiencia en Brasil y que en Chile se emite a partir de las 15:00 horas, sirve para dar un par de lecciones a los ejecutivos locales de TV. Baste recordar que, tal como su horario de emisión estaba lejos de hacerla aspirar a altas cifras de rating , los televidentes organizados en las redes sociales lograron una retransmisión los días viernes en horario estelar. Eso duró hasta hace un par de semanas, cuando el impacto parecía bajar y la competencia de programas estelares de liviana entretención en otros canales obligó a reemplazarla por películas de corte familiar. Para paliar la pérdida en pantalla, Canal 13 habilitó la reproducción de cada capítulo en internet.
Sin embargo, en los últimos días, el giro dramático de ver a Carminha descubrir que Nina era en realidad la niña que ella abandonó hace décadas en un vertedero y, luego, observarla a ella vengarse de su madrastra con total frialdad, no solo elevó el rating nuevamente en su horario de emisión, recuperando el liderazgo por sobre la recién estrenada producción nacional "El regreso" (TVN). El quiebre argumental también hizo que las visitas al sitio 13.cl subieran y transformaron los comentarios sobre la producción en
trending topic en la red social Twitter.
Sin necesidad de promoción e incluso quitándole horas de pantalla televisiva, "Avenida Brasil" consiguió lo que escasamente se logra en la TV nacional: imponerse nada más que por su calidad. Mal programada, sin financiamiento estatal y con rostros que están lejos de interesar a la farándula local, esta teleserie da una cátedra de buena televisión.
Su historia de profundo amor e intensa venganza, actuada magistralmente, escrita con riqueza de recursos narrativos, y una puesta en pantalla de magnífica sensibilidad estética, no solo deja lecciones de forma para las áreas dramáticas del país. Detrás de todo esto está la innegable capacidad de un autor (Joao Manuel Carneiro) para conectar una historia particular con la de una sociedad. Porque en el relato que subyace detrás de esa mala madre que abandona a los niños a su suerte persiguiendo su propia ambición, hay una metáfora feroz de la actualidad. Lo mismo que esas escenas familiares en el living de la casa del millonario ex futbolista, donde todos hablan a gritos mostrando joyas opulentas y escasa educación. Hay ahí, en esas divertidas imágenes, también un triste fresco social. Es decir, una mezcla que parece insólita y subversiva a la vez: entretención, emoción y reflexión.
"Avenida Brasil" podrá tener un mal horario de emisión y podrán cancelarse sus retransmisiones en pantalla de TV abierta, pero seguirá dando que hablar. En Twitter, Facebook, en el boca a boca o en alguna columna de opinión. Su insoslayable calidad hará que más de alguien se pregunte qué están pensando los que dirigen nuestra televisión. Vaya venganza, en realidad.