En el Teatro Centro Cultural de Carabineros, entre zíngaro y oriental fue el programa que nos brindó el lunes la Orquesta Sinfónica Estudiantil Metropolitana, dirigida por Felipe Hidalgo.
Loable iniciativa fue incluir una obra del danés Carl Nielsen (1865-1931). La Marcha Festival Oriental de su Suite "Aladdin" es brillante y revela la originalidad de un lenguaje que el compositor desarrolla en plenitud en sus seis sinfonías, injustamente postergadas en los escenarios nacionales.
La orquesta nos condujo en un viaje por comarcas orientales a través de la evocadora partitura "En Asia Central" (nombre original; alguien le agregó posteriormente las estepas), de Alexander Borodin (1833-1887). La obra, que pinta una caravana que se aproxima y luego se pierde en el paisaje, es simple en su construcción: un tema ruso, un tema oriental y el paso cansino de las cuerdas que describen el caminar, pero de ejecución engañosamente fácil. La orquesta acertó con producir la sutil y melancólica atmósfera.
El muy joven violinista Matías Troncoso interpretó los "Aires gitanos", de Pablo de Sarasate (1844-1908). La composición, concebida para el despliegue del solista, es muy popular, pero de escasa sustancia y el exigente virtuosismo del violín se apoya en un magro acompañamiento orquestal. Troncoso, aunque hace uso ocasional de excesivo vibrato y aún no ha desarrollado robustez sonora, superó con maestría los escollos técnicos y su indudable talento hace augurarle un gran futuro.
La suite sinfónica "Scheherazade", de Rimsky-Korsakov ( (1844 - 1908), es un tour de force que pone a prueba a las orquestas. Entre otros requisitos, se necesita contar con muy buenos solistas en cada fila y esa es una de las virtudes de esta orquesta. Todos, desde los finos solos de violín del concertino , pasando por los solos de violonchelo y vientos, exhibieron una estupenda calidad.
Un conjunto joven, con permanente rotación de sus integrantes, hace injusta una opinión que se detenga en destacar las insuficiencias. Lo relevante es que Hidalgo ha logrado transmitir a sus músicos entusiasmo y ganas de hacer bien las cosas, fiel a la idea originaria del recordado Fernando Rosas: darle pleno sentido al proyecto de vida de nuestros jóvenes, a través de la música.