Jorge Sampaoli ha hecho justicia deportiva con Mauricio Pinilla. Su nominación para integrarse al plantel nacional para los partidos eliminatorios contra Colombia y Ecuador es enteramente justificable según el rendimiento futbolístico presente. El delantero del Cagliari es potencialmente el mejor atacante central que hoy pueda tener Chile, si de una vez por todas logra superar esa sistemática maldición que ha tenido con las lesiones musculares cada vez que debe jugar por la selección.
No existe otro jugador chileno en esa función con la potencia física, juego aéreo, capacidad para aguantar el balón de espalda y rematar con ambas piernas y desde diversos perfiles. La especificidad de Pinilla en el puesto no tiene competidores (como tampoco su personalidad), sobre todo si el rival reduce los espacios en campo propio y se atrinchera en su área. Aun con un Eduardo Vargas inspirado y convirtiendo, sus cualidades en sectores donde dominan la estrechez y el roce son disímiles y menos eficientes. Vargas es un jugador más liviano, con mayor recorrido por las bandas y tremendamente eficaz en el mano a mano, pero no supera al chileno del Cagliari en fortaleza ni envergadura. Ha tenido más continuidad y es un jugador casi criado por el seleccionador, de allí que corra con ventaja.
Pero la convocatoria de Pinilla, más allá de las variantes ofensivas que pueda aportar, aparece también como una señal de que Humberto Suazo sigue siendo para Sampaoli una pieza por engranar en el equipo chileno. La errática trayectoria de "Chupete" desde las pasadas eliminatorias evidentemente no convence. Borghi lo incluyó casi como una demostración de respeto a la figura, pero la falta de gol fue un signo inequívoco de la declinación de su rendimiento. Sampaoli lo ha nominado porque, tras deponer su renuncia por escrito, en México conservó su poder de finiquito. Pero la realidad en la selección es dura: Suazo nunca más será el extraordinario goleador que fue y su actual nivel no le posibilita ser titular. Y quizás tampoco le alcanza para llegar al Mundial, si es que se logra la clasificación.
En ese contexto, si Pinilla logra una regularidad en su condición física, son muy pocos los que pueden igualar al ex Universidad de Chile entre todos los integrantes del seleccionado. Ese potencial es lo que, pese a sus largas ausencias por lesiones, todavía lo tiene jugando en la primera división italiana e igualando, todo un mérito, el récord de goles de Iván Zamorano en el calcio . Sampaoli, con su inamovible pragmatismo, debe saber mejor que nadie lo que gana si es que recupera a Pinilla para la selección y por eso que su "inesperada" apuesta asoma menos riesgosa que el anterior llamado de Jorge Valdivia.