A setenta días de la elección presidencial y parlamentaria, se puede sostener que entramos a la fase final de esta competencia electoral, que se acentuará después de las Fiestas Patrias. El escenario comprende varios aspectos. En primer lugar, el Gobierno y el Presidente sostenidamente con una mala evaluación. Las encuestas permanentes de Adimark más la última del Centro de Estudios Públicos expresan la vigencia de la afirmación: un Presidente, un Gobierno y la fuerza política que lo respalda que no alcanza al 40% de aprobación y que supera el 50% de rechazo. En términos políticos, y no obstante lo que se afirmaba hace algunos meses para las candidaturas de la derecha, el Gobierno es una mochila.
En segundo lugar, y no obstante la voluntariedad del voto que hace muy vulnerable las proyecciones, múltiples conversaciones entre dirigentes políticos de todas las fuerzas y las más diversas encuestas señalan hoy día las siguientes tendencias: la candidatura de Evelyn Matthei no "prende", alcanzando en promedio -de acuerdo con los diversos estudios- alrededor del 25% de respaldo. Por otra parte, la presencia del candidato Franco Parisi en torno a un 10% consistente nos demuestra que es probable que se repita la historia de 1989, cuando el voto de derecha que apoyó a Pinochet, el 44%, se dividió entre las candidaturas de Büchi, 29%; y de Francisco Javier Errázuriz, un 15%, es decir, la suma del apoyo de la derecha a Pinochet. Hoy estaría pasando lo mismo, la candidatura de Evelyn Matthei no llega al voto histórico de la derecha por la presencia de Parisi, que se ha transformado en los hechos en el "tapón" de dicha candidatura.
En tanto, la candidatura del PRO y de Marco Enríquez-Ominami también fluctúa en torno al 10%, lo que implica en una eventual segunda vuelta, la imprescindible colaboración de esta candidatura con la Nueva Mayoría, que, sin duda, será diferente a lo que ocurrió en 2009, cuando el candidato sorpresa -Marco Enríquez-Ominami- que alcanzó el 20% de los votos, no traspasó en su totalidad esa fuerza electoral al entonces candidato de la Concertación, Eduardo Frei Ruiz-Tagle. Por el contrario, su 20% se distribuyó en dos tercios para Frei y un tercio para Piñera, tercio que fue fundamental en el triunfo de la derecha, que recordemos, fue muy estrecho: solamente tres puntos.
Asimismo, todos los estudios y todas las conversaciones confirman la mayoría para Michelle Bachelet, y su eventual triunfo en primera vuelta. Sin embargo esto último está sujeto en mi opinión a la fuerza electoral que alcancen Parisi y Marco Enríquez-Ominami, más que a la fuerza propia que obtenga la derecha.
En definitiva, a 70 días de la elección, tenemos una candidatura sólida en primer lugar, Michelle Bachelet; una candidatura de derecha al borde de desfondarse y repetir otra historia, la de 1993, cuando la candidatura de este sector representada por Arturo Alessandri solamente alcanzó el 25%; dos candidaturas, la de Parisi y Enríquez-Ominami, compitiendo por el tercer lugar, que -como hemos dicho- definirá primera o segunda vuelta; y las otras cinco candidaturas , es decir: Ricardo Israel del PRI; Alfredo Sfeir, ecologista; Roxana Miranda, Partido Igualdad; Marcel Claude, Partido Humanista, y Tomás Jocelyn-Holt, independiente, se sitúan en el margen con proyecciones que van desde el -1% al 4%, como máximo.