"Esta sonata es terrible", dice Pózdnyshev, el personaje de Tolstoi en su novela "Sonata a Kreutzer", inspirada en la magnífica pieza, para violín y piano, que Beethoven compuso en 1803. "Bajo el efecto de la música -afirma este marido engañado- me parece que siento lo que no siento en realidad, que comprendo lo que no comprendo y que puedo hacer lo que no puedo". El tipo quiere justificar sus impulsos de venganza, pero termina haciendo una muy justa descripción de lo que ocurre cuando uno se expone a esta sonata ineludiblemente atractiva.
De eso dieron buena cuenta el violinista Joshua Bell y el pianista Alessio Bax ante 1.200 estudiantes y músicos jóvenes, más algunos adultos, en el concierto que ofrecieron el miércoles en el Teatro Municipal de Ñuñoa, como parte de la temporada de la Fundación Beethoven. Bell llega al non plus ultra de la perfección técnica, pero su virtuosismo está lleno de un pensamiento complejo, profundamente alcanzado por la música que toca. El modo en que él y Bax armaron la sonata de Beethoven causó un efecto de rendición admirada en la audiencia adolescente, desde los acordes del violín solo en la preciosa introducción lenta, y la irrupción del estimulante Presto que le sigue. El timbre de Bell es diáfano o cargado, según las necesidades de cada momento, y sus sonoros pizzicatti , redondos, afinadísimos, reivindicaron ideas beethovenianas que en otras versiones apenas si pasan coladas. En una entrega pareja en excelencia, destacó el Andante central en el que el dúo echó nueva luz sobre los innumerables matices que demandan el tema y sus cinco variaciones.
Antes se había escuchado la Sonata K. 301 de Mozart y el programa se completó con la Sonata de Debussy, sensual e ingeniosa, y la Sonata Nº3 de Grieg, exigente en virtuosismo y expresión. El público ovacionó de pie, con feliz algarabía, y consiguió, como encore , la acrobática Polonesa en Re Mayor de Henryk Wieniawski.
Bell y Bax hicieron posible recrear la experiencia de sentir y comprender esta música de otra manera. Nada terrible, eso sí. Magnífica. Memorable.