El martes, en el Teatro Municipal de Las Condes, The Zukerman Chamber Players interpretó un programa solo dedicado a Beethoven. El grupo se presentó en el marco de la Temporada Internacional Fernando Rosas de la Fundación Beethoven, serie de conciertos que siempre se ha caracterizado por el alto nivel de sus invitados. El programa contempló dos sonatas y dos tríos, lo que permitió aquilatar el desempeño individual de cada músico, y su integración como agrupación de cámara.
Beethoven escribió más de 200 obras que no quedaron catalogadas con número de opus. Señaladas como WoO (obras sin número de opus), no son necesariamente composiciones de juventud. El programa abrió con el Trío WoO 39 compuesto en 1812, época en que aunque el estilo beethoveniano ya se expresaba con plena madurez y distinción, no se refleja en esta obra de un solo movimiento, casi un ejercicio de estilo circunstancial, en todo caso muy apropiado para servir de aperitivo al resto del programa.
Ya en esta interpretación se apreció un problema de equilibrio, pues el elaborado (y avasallador) pianismo de Beethoven, unido a un instrumento totalmente abierto y la acústica de la sala, opacó las intervenciones de las cuerdas, no obstante los esfuerzos de la estupenda pianista Angela Cheng por aminorarlo. Lo mismo ocurrió con la Sonata opus 69 para violoncello , con la solista Amanda Forsyth, y la Sonata opus 24 ("Primavera") para violín, con Pinchas Zukerman como solista. Al problema de balance aludido, debe sumársele una cierta falta de ánimo, que, no obstante la reconocida excelencia de los intérpretes, hizo que al concierto le costara levantar vuelo.
Después de una pausa bienhechora, la interpretación del Trío opus 97 ("Archiduque") puso las cosas en su lugar. Ahí se pudo apreciar en plenitud la calidad del grupo y su interpretación conmovedora del Andante cantabile le hizo plena justicia a una de las páginas más bellas de toda la producción beethoveniana. La ovación fue recompensada con la marcha "Miniatura Vienesa" de Fritz Kreisler.
Un comentario anecdótico pero necesario. Es frecuente que el público habitué de esta sala aplauda cuando no debe. Junto con la recomendación de apagar los celulares, se debería advertir: "No aplauda entre movimientos. En la duda, absténgase".