En el Teatro Escuela de Carabineros se presentó el miércoles la Orquesta Sinfónica Juvenil, dirigida por José Luis Domínguez, con la Suite Nº 1 de "Peer Gynt" y las Danzas Sinfónicas opus 64 de Grieg; el primer movimiento del Concierto Nº 1 para piano y orquesta de Chopin, y la Fantasía para flauta y orquesta del francés Georges Hüe (1858-1948).
"Peer Gynt", obra inicial del programa, fue lo mejor del concierto, en calidad de la composición y en ejecución. Domínguez manejó con pleno dominio los cuatro números, destacándose La Muerte de Aase, intensa y conmovedora, y la Danza de Anitra, fina y elegante.
Los conciertos románticos suponen la oposición de virtuoso y orquesta, hasta el punto de descargar sobre los hombros del solista todo el interés, jugando la orquesta un rol meramente funcional (Brahms es una excepción). Se necesita postura y apostura de parte del solista y eso no estuvo presente. Su sonido fue débil y faltó arrojo. El joven pianista Álvaro Madariaga logró superar con holgura algunos percances técnicos y su hermoso toucher revela un indudable talento que necesita madurez.
La Fantasía de Hüe, de lenguaje con influencias debussyanas, pero falta de enjundia y a veces insulsa, tuvo como solista a Giannina Caro, que con hermoso sonido e impecable técnica, confirió a la obra mayor estatura.
Las Danzas Sinfónicas desmerecen al lado de la inspirada música de "Peer Gynt". La versión fue convincente y destacaron los impecables solos del oboísta Eduardo Sepúlveda.
La orquesta aún acusa cierta crudeza en los primeros violines y problemas de equilibrio, particularmente en las intervenciones de trombones y tubas, que sin negar su gran calidad, tienden a avasallar al resto de la orquesta. Pero eso no empaña el resultado general: una orquesta ejemplarmente disciplinada y expresiva, con ataques y cortes conjuntos de una precisión que a veces no se ve en orquestas profesionales. Hay un concepto producto de la probada y competente dirección de Domínguez, que es visiblemente compartido por los músicos.
Se viene a la cabeza la novela de Dickens "Great expectations", pero la verdad es que los jóvenes de la Juvenil hace ya tiempo que dejaron de ser solo esperanzas.