No hay que hacerse muchas ilusiones en torno al futuro de las películas en soportes físicos, pero ahora que el DVD y el blu-ray pierden terreno en forma irremediable frente al streaming digital, hay que reconocer su lugar central en la revolución cinéfila de la última década: al permitirnos apreciar decenas de filmes contemporáneos que no llegan a salas, pero sobre todo al abrir el canon a clásicos que nunca recibieron la circulación que merecían.
Ese, hasta hace poco, había sido el destino de la formidable "Marketa Lazarová", que el checoslovaco Franti?ek Vláèil estrenó en 1967, meses antes que la Primavera de Praga frenase abruptamente el movimiento cultural más activo tras la cortina de hierro. La brutal reacción de las autoridades oscureció hacia Occidente toda posible influencia de esta cinta que Vláèil definía como "rapsodia cinematográfica": la historia del enfrentamiento de dos tercos clanes medievales que se atacan, humillan y finalmente se hacen la guerra, diezmándose sin piedad en una tierra que -indiferente- cambia con el paso de las estaciones. La pandilla más poderosa, asentada en la amurallada ciudad de Mladá Boleslav, representa los intereses de un rey cuya lejana voluntad y mano dura apenas influyen sobre los rebeldes y violentísimos antepasados del escritor Vladislav Vanèura, quien setecientos años más tarde publicó la novela "Marketa Lazarová" en el seno de una Checoslovaquia que todavía se cuestionaba su carácter de país inventado tras la Primera Guerra Mundial.
Vláèil no economiza horrores al momento de retratar estas pulsiones tribales, en permanente estado de ebullición y que no respetan alianzas, sexo o costumbres de buena vecindad. Tal vez por lo mismo, es que el Medievo de su película no se parece ni al de las adaptaciones artúricas ("Excalibur", "Lancelot del Lago"), ni a los intentos más comprometidos de aplicar el realismo a dicha época (como ocurre en "La fuente y la doncella" o el díptico de Jacques Rivette sobre Juana de Arco). Tampoco sirve relacionar su brutalidad con la contenida en intrigantes y convulsas ficciones del tipo "Game of thrones". Partiendo por su estructura episódica -con cada sección más salvaje y enigmática que la anterior-, es evidente que "Marketa Lazarová" es un animal distinto, tan presa de las pasiones de sus protagonistas como estos mismos lo están de una naturaleza cuyos caprichos podrían borrarlos del mapa tal como ellos lo hacen con el hacha y la espada.
Es más, quien intente buscar en sus imágenes alguna huella de la Europa de los monasterios y el origen de nuestra cultura, mejor que se abstenga: porque a su manera, el titánico filme de Vláèil viene a ser el perfecto reverso del otro gran filme medieval de los años 60, "Andrei Rublev" (1966), que Andrei Tarkovski estrenó casi al mismo tiempo en la Unión Soviética. Claro que allí donde Rublev, pintor de íconos, libra una lucha contra su propia conciencia de artista en crisis, los cuasi bárbaros de "Marketa Lazarová" miden fuerzas en un mundo donde las ideas de arte y religión todavía se encuentran atadas a espeluznantes tótems, anclados en agrestes caminos, y la fe no es más que un delgado barniz donde la siguiente creencia plantará sus garras.
¿Se puede vivir en medio de esta tormenta? ¿Prevalecer? Por cierto que sí. Prueba viviente es la frágil y bella jovencita, a la que el filme le pide prestado su nombre. Destinada a un convento por su padre, poseída por el más audaz de los Vanèura, lanzada a la vera de los caminos; más que conmovida por su destino, Marketa se deja llevar, presa de éste y aceptando su ferocidad, como hicieron incontables generaciones antes de ella y como han hecho muchas después, aferradas con garras y dientes a la tierra.
MARKETA LAZAROVÁ
Dirección: Franti?ek Vláèil.
Con: Magda Vá?áryová y Josef Kemr.
País: Checoslovaquia, 1967.
Duración: 162 minutos.