Bastaron 140 caracteres para desatar los 45 minutos más oprobiosos que la TV matinal ha mostrado últimamente -y teniendo bastante desde dónde elegir-. La alerta enviada por Carabineros de Chile sobre el avistamiento del joven perdido en el Cerro Manquehue fue la vía de información citada por los canales de TV que se desplazaron hasta el lugar y por el entorno familiar del propio Benjamín.
Twitter, la red social, fue el mecanismo escogido por la institución para relacionarse no solo con la sociedad, sino también con los medios de comunicación y con el círculo íntimo de una víctima que -por lo visto en los largos despachos en directo de TVN y Canal 13- no se acompañó ni resguardó de los ávidos reporteros de matinal.
A través de sus cuentas personales de la misma red, rostros llamaban a sintonizar la cobertura en vivo de su canal. Mientras en los estudios los animadores elevaban plegarias y aventuraban teorías sobre los riesgos del trekking , los reporteros en terreno interrumpían la angustiosa espera del padre y asaltaban a la autoridad policial antes de que se acercara a la familia para informar lo que, minutos después, uno de los enviados especiales reconoció ya saber.
Con la cámara en un cerrado plano ante el dolor del padre, con la música de un piano de fondo y hasta con improvisados -ojalá avergonzados- segundos de silencio, la televisión dio una penosa muestra de su falta de estándares editoriales para enfrentar una situación así. Si es cierto que conocían el desenlace, por qué transmitir; si dicen respetar el dolor, por qué hace zoom in ; si juran no exacerbar la tragedia, para qué musicalizar.
Sí, es televisión. Y, es cierto, vivimos tiempos de telerrealidad. Pero si algo se puede rescatar de esta vergonzosa escena es que el descriterio todavía tiene sanción social: el mismo twitter se llenó de reclamos de televidentes que hicieron al medio reaccionar. "Mantengan la distancia", dijo Julián Elfenbein, "Por favor saquen la cámara", rogó Tonka Tomicic. Soñar con que una autoridad decidiera cortar la transmisión, a la espera del bloque informativo, habría sido demasiado pedir a nuestra alicaída TV matinal.