Ha terminado el primer semestre de 2013. Y el panorama global ofrecido por nuestras artes visuales se parece demasiado al de años anteriores. Respecto a lo proveniente del extranjero, vuelve a mostrarse miserable. ¿Causas de ello? Muchas y variadas, directas e indirectas, grandes y pequeñas. Podrían ser, acaso, desde nuestros gobiernos que siguen considerando el arte un bien secundario, desde la carencia de un staff de críticos capaces de hacer valer el arte nacional a lo largo y ancho del planeta hasta la falta de un museo donde el profesor pueda mostrar a sus alumnos el historial pictórico chileno. Y en lo que a museos se refiere, ¿cómo es posible que nuestro principal establecimiento haya vuelto a exhibir un cuadro -"La zamacueca, supuestamente de M.A. Caro- de autenticidad más que dudosa? Pero mejor volvamos a centrarnos en el panorama expositivo que nos entregó el primer semestre del año. Dejando de lado cancelaciones, en cantidad poco hay, pues, que destacar venido de fuera. Correspondientes al pasado, sobresalieron dos: las dedicadas a tejidos hispanoamericanos -en el Centro Cultural Palacio de la Moneda- y la pintura y grabado flamencos -Corporación Cultural de Las Condes-, con algunos Rubens y Van Dyck auténticos. Ya pertenecientes al arte contemporáneo, brillaron otras dos: la individual del germano uruguayo Luis Camnitzer -MAC y Museo de la Memoria-, cuyos testimonios conceptuales resultaron contundentes, y la colectiva expuesta en el Parque Cultural de Valparaíso, que trajo la novedad de un mural de la celebridad china Ai Weiwei e intervenciones estéticas a la propia ciudad. También destacó el par de originales instalaciones con prendas de vestuario de la finlandesa Karina Kaikkonen -museos Nacional de Bellas Artes y de la Memoria-. Respecto a compatriotas del ámbito internacional, debe subrayarse la participación magnífica de nuestro Alfredo Jaar en la Bienal de Venecia, además de unos pocos envíos al extranjero con autores nacionales jóvenes.
Felizmente, lo exhibido por artistas chilenos de nuevo aparece abundante y varias veces substancioso. Anotemos las exposiciones individuales que nos parecieron con mayores méritos cualitativos. Empecemos por los dibujos sin color que sirvieron a Paula Lynch -Museo Nacional de Bellas Artes- para retratar, con mano maestra, a un grupo de conocidos compatriotas plásticos. O los trabajos ejecutados con medios novedosos: los pintados y dibujados a fuego por Eliana Simonetti -Galería Isabel Aninat-; los collages gráficos de Patricia Velasco, junto a sus elegantes textiles -Galería D21-; la gran instalación con fluidos corporales de Norma Ramírez -MAVI-; la cabellera femenina como trazo, en María José Mir -Galería Artespacio-. Agreguemos a ellos los aportes de tres nombres flamantes: los papeles en función volumétrica, de Pilar Mackenna -Galería XS y Sala de Arte de Las Condes-; las expresivas miniaturas en porcelana de Mariana Tocornal -Universidad de los Andes-; el espiral rítmico de Isabel Motta -MAC-. A una expositora de mayor trayectoria, Manuela Viera-Gallo -Galería Isabel Aninat-, la compleja diversidad de sus materiales le sirvió para criticar a nuestra sociedad actual. Bien conocidos del público resultan, en cambio, el pintor Matías Movillo y el escultor Mauricio Guajardo. El primero -Galería Gasco- utilizó las visiones de una casa en ruinas como metáfora de la decadencia en varios aspectos del mundo actual. Guajardo -Galería Artespacio-, por su parte, optó por la abstracción, deconstruyendo la entraña del bloque de piedra, para transformarla en vacíos con cierto rasgo arquitectónico. De los conjuntos expuestos recordemos tres: el dedicado al minimalismo -de la instalación al land art , en Matucana 100-, el de los escultores de la madera -en Galería AMS Marlborough: Colvin, Peña, Ovalle, Campos especialmente-, el de 50 años de collages en nuestra patria -Corporación Cultural de Las Condes-, con participantes bien variados y, a menudo, del mayor interés. Por último, si los concursos insisten en mantenerse, también tres hubo durante este período: el para menores de 35 años de edad, convocado por el MAVI; el de Galería Gabriela Mistral y el cuantitativo de grabado Marco Bontá, en el MAC. Ellos confirmaron la abundancia de artistas nuevos.