LA VOZ DE FELIPE LAMARCA nunca deja indiferente.
Aparte de sus roles como dirigente empresarial, ejecutivo máximo de las empresas Copec y director de compañías; de su compromiso con Un Techo para Chile y hoy con América Solidaria, ha sido un actor político clave desde los años 90. Provocando, diciendo cosas que otros no se atreven a decir, sin pelos en la lengua. Hace cuatro años escribió ese libro que dejó la tendalá en su sector y que llamó "Las prisas pasan, las cagadas quedan" ; apuntaba precisamente al problema de las desigualdades en el país.
Y no lo habíamos vuelto a escuchar.
Por supuesto que al aceptar esta Conversación tenía nuevos caballos de batalla para incitar a la discusión...
"SI YO TUVIERA QUE PONERLE UN TÍTULO al tiempo que estamos viviendo, diría que es el de " la ilusión del ingreso promedio" . Me explico: tomemos el total de todos los chilenos y vámonos a la persona que queda justo al medio, es decir, el ciudadano promedio. A él le corresponde recibir lo que se llama el ingreso promedio per cápita. Digamos -siendo muy conservadores- que ese ingreso per cápita es de 15 mil dólares anuales. Su familia, siempre dentro del promedio chileno, está compuesta por cuatro personas, por lo tanto lo que deben percibir son 60 mil dólares anuales, equivalentes a unos 2 millones y medio de pesos mensuales. Pues bien; esa familia, con 2 millones y medio de pesos vive con sus necesidades cubiertas. Y es, ni más ni menos, lo que le corresponde. Sin embargo, ¿gana eso? ¿Y por qué no, si ese es el ingreso promedio per cápita del país y está justo en el medio del promedio? ¿Dónde los hacen lesos?
Ahí está el quid del primer tema con el que este empresario que navega entre los negocios bancarios, los del retail y los solidarios, ha decidido dar un nuevo remezón en estas horas electorales, en que ha adherido públicamente al sector de Andrés Allamand, donde lo tientan con una candidatura a senador.
LA HISTORIA DE SU CHILENO PROMEDIO sigue así:
"Él está en su derecho a exigir que le paguen lo que corresponde y de esa manera enfrentar sus gastos de educación, salud, etc... Y elegir dónde y cómo los toma. La otra posibilidad es que el Estado lo provea de una muy buena educación, una muy buena salud, una buena jubilación. Pero resulta que no recibe ni lo uno ni lo otro. Por eso protesta. Y esa protesta puede ser cada día más incontrolable".
-Para enfrentar esa situación que usted describe, unos quieren hacer ajustes y otros, acabar con el modelo: las dos cosas se están planteando en los programas de los candidatos.
-Romper con el modelo no es la fórmula. Respondámonos: ¿Como lo hace el Estado en Educación?, ¿y en Salud? La historia muestra que el Estado para administrar no es bueno. Entonces hagamos que opere lo que tenemos.
"FALTARLE UN POQUITO EL RESPETO al capital" es la estrategia que hoy propone Lamarca.
"Aquí el capital ronca. Y eso no tiene por qué ser, en un país que tiene un stock de capital grande. Si en cualquiera empresa participan el capital, el trabajo y lo que podríamos llamar el emprendedor, ¿por qué las utilidades no se reparten en forma equitativa?". Además, agrega, hay que reequilibrar las cosas, en estos días en que ya se puede hablar de niveles de pleno empleo. "Saquémonos la venda de los ojos. El resultado de la torta no está bien repartido".
Cuenta que comenzó a mirar esta situación cuando trabajaba en Copec, e implementó el sistema de bonos hace más de 25 años.
-¿ Y cómo intervenimos la torta? ¿Más impuestos?
Lamarca es de esos empresarios que no se horrorizan con el tema. Lo conoce, puesto que en su pasado está la dirección de Impuestos Internos. Y tiene su propuesta.
-Yo soy partidario de un sistema tributario dirigido a encarecer la concentración económica. Igual para personas y empresas. Desde cero a una cierta cantidad de ingresos, no les cobro nada. Y luego, una tributación progresiva, que aumenta hacia arriba. La pyme no tiene por qué partir pagando un 20%. Este es para mí el principio, que habría que afinar: que los impuestos sean caros para los que están arriba y muy baratos para los que se inician, con un criterio de progresividad.
A esta propuesta le suma otro ingrediente, el ético.
"No hay un modelo alternativo mejor que el social de mercado. Pero hay que hacerlo bien. Remunerar bien. Aplicar principios éticos, de justicia, es fundamental".
"SI LA GENTE RECIBIERA LO QUE LE CORRESPONDE, SE ACABARÍAN TODAS LAS MARCHAS" , postula Lamarca, al levantar una segunda parte de su diagnóstico, el de "la revolución de los deseos".
Esta es la revolución que nace cuando al país le va bien, y sobre todo, cuando las personas toman conciencia de ello. Hay deseos que se satisfacen en el consumo. "Pero el apetito es más grande y entonces comienzan las demandas desbandadas", dice al comentar lo que hemos visto esta misma semana, con manifestaciones de extrema violencia y petitorios que se cruzan en todas las direcciones.
¿La tarea de los líderes? Encauzar, administrar "la revolución de los deseos" para que no se desbande. "Ese es mi diagnóstico; la solución no la tengo, pero advierto que en la concentración económica y política hay un tema. Ese maridaje de la élite está impidiendo el natural cauce de la revolución de los deseos".
UNA ACUSACIÓN QUE SACÓ RONCHA fue cuando Lamarca, desde el púlpito de la dirigencia empresarial que ocupaba, les dijo a los políticos que "soltaran la teta".
"Y todavía siguen aferrados", me comenta hoy.
Lo define como un verdadero escándalo. Un club cerrado desde hace 25 años que no se abre ni deja lugar a cambios generacionales.
"¡Hasta cuándo vamos a seguir con un grupito que concentra el poder económico y un grupito que concentra el poder político! Para el poder económico es fácil: hay que encarecer el tamaño. Y para combatir la concentración de los políticos, terminar con el binominal, ya".
SU DESAFÍO VA AL GOBIERNO DE PIÑERA EN ESTOS MESES QUE LE QUEDAN. Ahora, antes de las elecciones de noviembre habría que poner el acelerador en tres reformas urgentes: el fin del sistema binominal -"para que entre aire fresco en la política"-; un tope de 16 años -"bien generoso"- a la permanencia de los parlamentarios; intendentes elegidos en votación de sus regiones.
"No me contesten que no se puede. Que se las arreglen como sea. ¿O están esperando que el país se incendie? La "revolución de los deseos" no espera cuatro años a una nueva elección".
Apasionado, acusa: "Ha pasado una generación completa; tiene que entrar una de recambio. ¿Quién tiene la culpa de los males del país? Que me respondan los políticos que llevan 25 años sentados en el Congreso, respóndame por qué tenemos un problema de educación tan grande en Chile, existiendo las lucas y las capacidades. Y si en 25 años no lo han resuelto, que entren otros".
El reto tiene que tomarlo este gobierno, sostiene, y explica por qué la regionalización es para él tan central.
"Humaniza. Ahí el poder y la persona son cercanos; el problema y la solución están cerca".
Piensa que el empoderamiento de las regiones puede ser realmente transformador. Porque cada una tiene sus propios problemas y los puede resolver a su manera. Y de pronto tener buenos resultados posibles que pueden ser ejemplo para otras.
-¿Qué gatilló esta "reaparición" suya en este momento político preelectoral?
-Es que se está acabando el tiempo para hacer cosas".
-¿QUÉ LE PARECE A UN DIRIGENTE EMPRESARIAL EMBLEMÁTICO como usted que a su sector se lo esté acusando de "abusadores"?
-En esta carrera no faltan los vivos que descubren hacer lobby aquí y allá, que cambian las condiciones de los contratos aquí y allá sin decirle a la contraparte. Pero de todo hay en la viña del Señor y en el fondo la culpa está en no convencerse de la ventaja de actuar correctamente.
Aplaude la fuerza que este gobierno ha puesto en el Sernac. También el papel más vigilante que se han atrevido a tomar las personas para denunciar y reclamar; la conciencia colectiva para presionar porque las cosas sean como se debe.