No nos referiremos a Juan Martínez (1901-1976) como arquitecto; su obra resulta sumamente conocida. Sí a Juan Martínez pintor. Es que esa faceta hasta ahora desconocida de su producción se revela en un libro y, sobre todo, en el bien armado conjunto que está exponiendo la Corporación Cultural de Las Condes. Se muestran acuarelas -fue discípulo de J.F. González-, dibujos y esbozos de trabajos mayores, aunque no sus fechas de ejecución. Sobre papel, las pinturas al agua dejan ver la firmeza de pulso, la sólida estructuración, propias del arquitecto experimentado. Hay láminas de veras hermosas. Por ejemplo, el paisaje del "Fundo Santa Amalia, Requínoa", con su largo muro blanco que le otorga un carácter temático particular. Además, aquí, los distintos planos de la composición se hallan muy bien definidos. Los cerros del fondo, así, se observan a la vez ligeros y sólidos, mientras una entrañable atmósfera natural arropa el cuadro entero. Del mismo modo, impecablemente construidas y en posturas resueltas con soltura plástica aparecen las dos "Modelo", ubicadas en los lugares más visibles de la sala de Las Condes. Cierto aire entre un fauvista y nuestros pintores de la Generación de 1920 campea en ambas.
Respecto a las estampas con temática europea, logran captar estas el color local con sus arquitecturas características. Tenemos, entonces, "Copenhague", "Estocolmo" en formato vertical, "San Sebastián" y la viveza latina de su cromatismo. Entretanto, la fortaleza de las masas habitables define "Venecia" -versión en mayores dimensiones-, con su plaza dominada por el célebre condotiero de Verrocchio. En cuanto a los dibujos, la precisión lineal también domina la arquitectura humana, especialmente en el par de modelos vestidas. En los retratos asoma con frecuencia una voluntad caricaturesca, sobre todo a través de la gracia de la mujer de nariz aguileña que pareciera un guiño a Toulouse-Lautrec. Por último, en el hombre visto de espaldas emerge una pujanza volumétrica con raíces en Cézanne.
Conocíamos nada más que la obra textil de Patricia Velasco. Hoy -en Galería D21- se nos descubre otra vertiente suya: los collages gráficos -piezas únicas- y la atractiva unidad de cerámica con tejido. En todo esto vemos intensificado esa limpidez, esa sobriedad, esa elegancia formal demostrados por sus tapices. Al mismo tiempo, las realizaciones novedosas ofrecen una finura, un buen gusto y una inventiva austera notables. Sus collages con telas resultan muy bellos y dotados de un sentido hondo del color, por cierto lejano de despliegues multicolores. ¡Y cómo maneja el diálogo, entrometido e intenso, entre fondo y paño superpuesto! -"Unku" I y II- y el juego de rectángulos del "Sin título" (2010). También están las cerámicas, con impresión textil o no, y sus desarrollos más o menos geométricos de punto agujereados -"Sin título" (2007)- o de entrecruces y ritmos lineales; al mismo tiempo, el informalismo de líneas en bajo relieve de un "Sin título" ni fecha. Tampoco falta el protagónico soporte cerámico que sustenta un par de composiciones con plumas de sabor indígena. Bonitas tapicerías completan el armonioso conjunto. Una muestra reminiscencias aborígenes a través de su colgante disco de arcilla. Si bien la abstracción constituye el punto de mira de la artista, un grabado de 2013 en blanco y negro prueba ser la excepción única con el realismo naturalista de un insolente par de guantes.
En Galería Die EckeEl concepto del movimiento del agua es el personaje de Claudia Müller, en Galería Die Ecke. Allí, tres clases de trabajos muy diferentes entre sí vinculan el líquido elemental con el tiempo y el espacio. Uno materializa una instalación formada por tres torres transparentes en función de relojes de agua. Así, en cada una, a través de ocho recipientes de plástico transparente -azuloso y plateado- corre la protagonista natural, vaciando sin parar y regularmente el de más arriba y llenando el de más abajo. Junto al sonido continuo del escurrimiento, cuatro horas determinan el cumplimiento del ciclo completo. Cuatro láminas blancas portan, por su parte, manchados azules y anotaciones de lápiz negro para recoger gráficos con los desplazamientos e intensidad telúrica de los maremotos en Chile. Respectivamente, el material vulgar, el carácter funcional y técnico de los productos antes anotados no impide que la autora los convierta en obra de arte. Completa la exhibición un video en formato semicircular que alude a las diversas fases de Luna en relación al movimiento de las mareas y que enfoca, de acuerdo con este, el tiempo lunar y la movilidad marina.
Obra gruesaLa novedad de la vena pictórica de un arquitecto famoso.
Lugar: Corporación Cultural de Las Condes
Fecha: hasta el 28 de julio
Impresiones
Otra exhibición novedosa:
Patricia Velasco, no sólo como artista textil
Lugar: Galería D21
Fecha: hasta el 18 de julio
Semi diurnoLa movilidad del agua en relación a tiempo y espacio
Lugar: Galería Die Ecke
Fecha: hasta el 6 de julio