"Tesis sobre un homicidio", recién estrenada en Chile, es una película convencional y con algunas partes de dudoso gusto, pero está contada y armada con tanta fe, trabajo y oficio, que logra envolver al espectador en el placer inagotable de presenciar el desarrollo de una buena historia.
La cinta del argentino Hernán Goldfrid pone en escena a Roberto Bermúdez (Ricardo Darín), un abogado ya maduro, que en lugar de ejercer se dedica a la academia, pero, cierta tarde, desde la ventana de su sala, ve cómo aparece en el estacionamiento de la facultad el cuerpo de una joven ferozmente asesinada. Por algún motivo que proviene más de sus instintos que de la razón, Roberto comienza a sospechar que el asesino es uno de sus alumnos, que para colmo es hijo de un viejo amigo. Con este material, Goldfrid arma una película con algo de cine negro, algo de Dostovieski y mucho de De Palma, gusto, este último, que se revela en el permanente uso de cámaras envolventes, en una música permanente para generar tensión y en cierta atmósfera onírica, construida a partir de flashbacks , pasajes mentales y de una arriesgada iluminación. A estos elementos se suma, cómo no, la presencia de Darín, que es una institución del cine argentino y, por lejos, uno de sus mayores capitales. Darín hace que hasta la peor película adquiera dignidad, algo que muy pocos actores en el mundo pueden lograr. En este caso, Darín vuelve a ser el hombre solitario, golpeado por la vida o el fracaso, pero que se niega a dar a su brazo a torcer, ya que una parte de sí continúa creyendo en que hay cosas correctas y cosas incorrectas, y que el deber de un hombre es hacer las correctas. Como John Wayne, como Humphrey Bogart, pese a su pesadez o sequedad, Darín resulta imposible de odiar, porque sentimos que tiene el corazón bien puesto. De una manera no muy distinta de "El hijo de la novia" (2001) o "Un cuento chino" (2011), "Tesis sobre un homicidio" se sube a los hombros del personaje cinematográfico que Darín ha cristalizado en la última década de su carrera. Y de ahí sale lo mejor de la cinta, ya que, enredos más o enredos menos, la cinta termina siendo una fábula sobre un hombre maduro que, pese a su brillo, inteligencia y buenas intenciones, duda de sus percepciones, abusa del alcohol y se siente desorientado a una edad en que las cosas debieran estar claras y nítidas. En el fondo, es una película sobre un hombre que conoce el sabor amargo de comenzar a envejecer mal.
Caben, por cierto, muchas razones para menospreciar la cinta. Tanto color, tanta música, tanto movimiento de cámara le da un aire algo pretencioso. Su retórica convencional, al mismo tiempo, le otorga en la mayoría de los casos un y solo un significado a cada plano, lo que limita mucho su vuelo, y en lugar de exigir a sus espectadores se conforma con hacerlos sentir inteligentes y cómodamente instalados. Sin embargo, es ciertamente más interesante de lo que aparece a buenas y primeras. Argentina, hay que admitirlo una vez más, sabe hacer películas de espíritu masivo. Allá no consideran que el cine convencional tiene que ser necesariamente picaresco, fácil o estúpido. Puede ser, también, cine de adultos, bien armado, bien contado, que tome en serio la inteligencia o el gusto de sus espectadores. En eso, el cine chileno tiene todavía mucho que aprender.
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Tesis sobre un homicidio
Dirección: Hernán Goldfrid.
Con: Ricardo Darín, Alberto Ammann y Calu Rivero.
País: Argentina, 2013.
Duración: 106 minutos.