Pocas dudas a ser dilucidadas antes del escrutinio deja la primaria que se celebra en una semana. En la Nueva Mayoría (ex Concertación), todos sabemos quién gana, y respecto de precisiones en caso de llegar al gobierno, las interrogantes permanecerán hasta que se midan votos y poderes al interior de la coalición; en la Alianza se sabe muy bien en qué consisten sus propuestas para el país, pero la incógnita es quién ganará.
Así las cosas, es interesante despejar algo más de lo que viene después del domingo 30, con miras al 17 de noviembre. En ese período tendremos al menos dos nuevos protagonistas en el cuadro presidencial, que asumirán posiciones clave:
Marco Enríquez-Ominami y Franco Parisi , mis entrevistados de esta semana.
Al primero se le ve perseverando, sumando adhesiones con la formalidad de quien tiene un partido político de respaldo, un candidato mucho más sólido y menos acelerado que el que impactó en el 2009. El segundo provoca sensaciones que van desde la sorpresa a la admiración, la rabia y la mofa, pero lo cierto es que es más que posible que este profesor advenedizo en el mundo de la política, nacido de su popularidad en TV, figure en la papeleta de la primera vuelta.
"Vendrá una etapa nueva en mi campaña" , me comenta
Marco , acogedor en su casa, al comenzar una de esas maratónicas jornadas a las que se ha dedicado incansablemente por casi cuatro años. Me explica que su opción ha sido seguir la estrategia de la "frecuencia" todo este tiempo. Y por poco sexy que sea, crear un partido político con todas las de la ley -el PRO-, armar una fundación, escribir libros, dar charlas dentro y fuera de Chile, recorrer el país "silenciosamente" -256 comunas con registro en la web-, elaborar un programa de gobierno completo, poca prensa.
A la hora de irrumpir una vez más por la libre , se pone el parche ante las críticas de su ex sector concertacionista, recordando que él quiso participar de la primaria "por las que tanto luché", pero no se dieron las condiciones.
Las llama "primarias truchas", porque no incluyeron todos los cargos de senadores y diputados -"ahí donde está el negocio"-; porque no había programa común entre los participantes, "ni siquiera fraternidad, un mínimo de respeto. Entonces, yo no iba a entrar a lo que era una coronación de Bachelet y no una primaria competitiva. Uno hace campaña con quienes comparte algo; pero lo de ellos solo es derrotar a la derecha. Yo estoy para algo más que eso".
Una pregunta que quería hacerle a marco en este segundo intento presidencial es dónde pretende ubicarse, puesto que la vez anterior estuvo al extremo izquierdo, nicho que hoy tiene cubierto con creces la Nueva Mayoría.
La respuesta la tiene resuelta, muy en su estilo.
"Yo me instalo en el progresismo, en empujar los límites de la sociedad frente a los conservadores de derecha y los conservadores de izquierda".
Recuerda que su postulación, en 2009, se llamó Nueva Mayoría. Y desafía a que "me copien también en lo importante", "y que me respondan por qué han de hacer en cuatro años lo que no hicieron en 20". Asegura que cuando él era diputado, bien se pudieron hacer reformas como la tributaria, porque eran mayoría, y no lo hicieron. "Todos los que aparecen compitiendo en las primarias tuvieron su chance".
Lo que ha visto en el pacto opositor , sostiene, no es la izquierda donde están su corazón y su domicilio.
"Mi diferencia con la izquierda que ha gobernado en Chile es que son una gran hipocresía. Hacen campaña sin pronunciar la palabra 'mercado', y cuando gobiernan son los primeros en utilizar al mercado para crear riqueza. Yo pronuncio bien y sin complejos: 'Mercado' y 'Estado' en Salud, Educación, Transporte, Vivienda, Previsión". Hipocresía ve también en el tratamiento de los temas valóricos: del aborto a los matrimonios homosexuales.
Si mi idea era llevar la conversación hasta su participación en primera vuelta , y el papel clave que puede tener en llevar a Michelle Bachelet a medirse en una segunda, el optimismo de Marco ya había ido y vuelto varias veces.
"Lo que yo quiero es ganar".
Le digo que no me tome el pelo y que no estará pensando en que otra vez va a conseguir un 20% de la votación.
"No quiero el 20% en esta elección -argumenta-. Ahora lo que quiero es ganar. Con lo que se requiera... 11% o 16%, lo que sea para pasar a segunda vuelta, porque tengo posibilidades. Para eso estoy, no para joder a una coalición ni para negociar".
Tajante, en este último punto afirma que no habrá negociación. Que eso no es lo suyo, sino un proyecto grande para cambiar el rumbo de muchas cosas, "y eso no lo quieren", sostiene, ni sus ex socios políticos ni los de la derecha ni nadie de la élite.
En el umbral de la etapa posprimaria y camino a la primera vuelta, Marco anticipa los cambios que vienen en su campaña, y grosso modo, saca cuentas, puesto que si bien encuestas públicas no ha habido, privadas sí las hay: "Ella (se refiere a Bachelet) baja; la derecha no sube, se farreó su oportunidad, y nosotros vamos en alza".
Su duda es si poner toda la energía a partir de julio o si hacerlo el 17 de agosto, tres meses antes de la elección. "Si en 2009 impactamos, ahora lo que se requiere es más densidad; ya no estoy disponible para lanzar bazucas ni para el conflicto con que se ganan las portadas de la prensa". Lo veremos en actos masivos, en campañas de recaudación de fondos, con una web renovada y haciendo propuestas programáticas.
¿Su objetivo en la mira? Tratar de cambiar (lo que llama) "el sentido común" de las bases de la Concertación y de los desencantados de Piñera. "Los primeros han optado por la resignación; sin convicción, votan para que no gane la derecha. Y están los decepcionados de Piñera, que no quieren que vuelva la Concertación: cabros jóvenes, liberales". Sobre esos dos electorados es que se desplegará esta vez Marco, acompañado de Karen en esta etapa de la campaña, "para captar el voto de los resignados y reencantarlos".
"Soy el primer sorprendido con lo que está pasando", me dice
Franco Parisi , con quien converso en su casa, entre gira y gira, adonde va invitado a hablar, gastos pagos por federaciones de estudiantes y universidades. Aprovecha de visitar las carpas que tiene instaladas en distintas ciudades, donde sus partidarios recogen firmas para inscribir su candidatura independiente.
"Tenemos más de 55 mil, pero estamos revisando firma por firma. Pedimos al Servel que nos diera acceso a sus registros para facilitar la tarea, pero dijeron que no".
Sí ha tenido acceso, en cambio, a encuestas hechas por otros comandos -"supergenerosos, en verdad"- y que lo muestran en una posición bastante clave para lo que será la etapa posprimaria.
Así es como se ha visto bien en Antofagasta, en el sur, y muy ganador entre los votantes jóvenes de Valparaíso. "Me reuní con un ex candidato a quien fui a ver, porque yo soy un caballero y él también, y me mostró que en su última encuesta estoy entre 12 y 16%".
"Será porque lo hago por convicción", concluye, "a diferencia de otros candidatos. El otro día saludé a la señora Bachelet en el aeropuerto de Temuco y no le vi brillo en los ojos".
Y con esos antecedentes, ¿cómo piensa enfrentar lo que viene después del próximo domingo?
Igual que hasta ahora, responde. No cambiará. No pretende que los "grandes medios" le den cobertura. Total, su popularidad aumenta igual. "Lo que pasa es que no soy político".
¿Su mundo? Las universidades, los centros de formación técnica, incluso los colegios.
"Yo soy profe. Y los profes, lo que hacemos es colocar la semillita del conocimiento en los jóvenes, que no olvidan. No se olvidan cuando les hablo de la ley de equidad de las personas; de los conceptos de 'apitutamiento' y 'amiguismo' que existen; de cómo los han hecho lesos. Son, por lo general, primera generación en la universidad. Llegan a la casa el día domingo y ahí está el abuelo, que es el concertacionista, y le dicen, ' abuelo, te han hecho leso con tu pensión; todos están millonarios' . Después me encuentro con las familias que me dicen ' por usted vamos a votar' ".
Si la estrategia es apuntar a las familias a través de los jóvenes, su obsesión es luchar contra lo que bautizó como el lucro en la política .
"En la Concertación y en la Alianza lucran con la política. Se repiten y se repiten, porque quieren las pegas y los pagos. Es el ADN de la élite política".
Él aboga, aunque muchos se rían, por que las distintas instituciones sean las que generen sus autoridades; cancilleres de carrera, directores de Impuestos Internos y de Gendarmería nacidos de sus organizaciones. Promueve que se obligue por ley que los parlamentarios vivan a lo menos cinco años antes en la región por la que postulan. "Para hacer cualquiera de esas cosas hay que ser Presidente, el único que tiene facultades en este país".
Le pregunto: ¿Por qué cree que se piensa que usted les saca una tajada a los candidatos de la Alianza?
La teoría, extendida por lo demás, él la niega: "Yo voy a los nuevos votantes, que son 5 millones 300 mil jóvenes".
Otra de sus cuentas tiene que ver con el dinero ... que no tiene. No sueña, dice, con actos en teatros de todas las regiones ni con tapizar de gigantografías. Lo ayudan su familia, lo ordenado que es y los mismos estudiantes que lo apoyan y que le mantienen el sitio y le hacen publicidad en la web.
"Pero no importa, porque yo aspiro a ganarle al sistema. Y si paso a segunda vuelta -como espero-, habremos probado que cualquier cabro en Chile puede aspirar a ser Presidente, o tenista, o ingeniero, o gerente. Que se habría acabado con el país del 'pituto'".
Pensemos que de alguna candidatura lo llamarán a negociar , le planteo.
"De ninguna manera", comenta de inmediato. "Es una falta de respeto. Nadie es dueño de los votos. Y además, el Chile de los dos grandes bloques no es el que yo quiero".
Otra de sus visitas, me cuenta, fue hace unos días a La Moneda, donde pidió una reunión "con uno de los más altos ministros para contarle de nuestra estrategia, porque yo soy un caballero". Estaba toda la prensa en el patio, dice. Pero no quiso aprovechar esa oportunidad. "Le pedí al ministro salir por atrás. Y lo hice por Morandé 80, por donde salen los presidentes. Esos son símbolos republicanos que yo quiero recuperar. El ministro también me mostró unos datitos de sus encuestas".
Marco Enríquez-Ominami está otra vez en el ruedo con mucho más aplomo que en 2009. Franco Parisi ya ha juntado las firmas para postular. En encuestas de tipo confidencial, ambos marcan como para definir una elección presidencial a dos vueltas.