El empleo de transparencias volumétricas parece abrir un horizonte nuevo a la obra de Norma Ramírez. Junto a eso, emerge ahora una claridad cromática que también aliviana cada construcción. Al mismo tiempo, la labor de la escultora evoluciona hacia la amplia incorporación del entorno espacial y hasta a un agrupamiento de los volúmenes, que permiten penetrar dentro al espectador; es decir, se hacen presentes los atributos de la instalación. En el Museo de Artes Visuales, su actual exposición nos lo demuestra. Tenemos ahí, de ese modo, el trabajo más antiguo, "La parte maldita" (2003), por entero escultura. No obstante, su masa se expande hacia lo circular y se apropia del vacío circundante inmediato mediante unas cuantas cuerdas elásticas. La realización siguiente, "A un lado de tu piel" (2006), completa la incorporación total del espacio circundante y produce una especie de flotante constelación astral de pequeñas masas blancas, unidas por hilos rectos. Aportes de los años más recientes corresponden ya completamente a instalaciones. Dos, de inspiración indígena, se desplazan por sobre la cabeza del observador: una constituye una especie de cruciforme sudario ritual, blanco, bordado; otra es "Ul", colgantes cápsulas de resina que transparentan tierra indígena, definiendo un cielo saturado de enigmáticas lágrimas. De 2013, "El silencio", conjunto de cuatro circulares compartimentos translúcidos, nos introduce, atravesando sus velos, dentro de una vital intimidad orgánica. Si bien la circulación de líquidos no constituye una novedad en nuestro medio artístico, aquí los distintos fluidos corporales sintetizan la metáfora de un particular concepto de humanidad. Completa la exhibición un muy unitario grupo de pequeños, de preciosos collages (2009) con transparencias y delicados materiales inhabituales. Abstractos, en neutros ocres y blancos, incluyen sobre el papel espinas, hilos, resinas.
Fotografías palaciegas
En la Sala de Arte Las Condes, contigua a la Municipalidad, el florentino Massimo Listri nos entrega sus grandes, sus deslumbrantes fotografías ilustrativas, dentro de cajas de luz y en colores. Personajes suyos resultan interiores de museos, bibliotecas y, por sobre todo, de palacios europeos. Se hace énfasis en la arquitectura y en la decoración, predominando el barroco y, algo menos, el rococó. En especial atraen las visiones de lugares de menor celebridad mundial. Si bien se trata de escenarios vacíos, la exhibición comienza con la imagen onírica de un insólito caballo colgante en medio de la simetría de un salón del Palacio Rialto, de Turín. El artista, sin embargo, no persiste en contrapunto tan sugerente y audaz. Pero del mismo edificio piamontés ofrece otras salas en situación más normal, si bien dejan ver una inesperada, una contemporánea decoración minimalista. También perteneciente a la misma ciudad, del Pabellón de Caza Stupinigini retrata el abandono trágico de arquitectura y mobiliario que encierra una de sus estancias. Es que el fotógrafo visitante tiene el acierto de contraponer el deterioro a la opulencia, la vejez a la plenitud estilística. Ni Versalles -un tanto efectista aparece aquí su Galería de los Espejos a través de lente azul- escapa a contrapunto semejante.
Aunque se registran interiores de otros países, Italia alcanza la primacía. Y, desde luego, tiene sobradamente con qué responder. Así recordemos, por ejemplo, La Reggia de Caserta, enorme construcción de 1.200 habitaciones que albergaron residencia y oficinas administrativas del reino de Nápoles. De ella, se hace admirar su escalera con mármoles rojizos, capaz de admitir alguna comparación con la alemana de la Residencia de Würzburg. Entretanto, el romano Palazzo Colonna -en la actualidad abierto al público- deja ver la riqueza abrumadora, el horror vacui de su galería ornamentada por Fontana. Un interior novedoso que no podemos dejar de mencionar es del Palacio Real de Estocolmo, de los arquitectos suecos Tessin, padre e hijo. Su escalera, no obstante, luce simple y pesada frente a la de Caserta. A los barroquismos anteriores podemos agregar, por último, el curioso neoclasicismo, en índigo y rojo, del germano Castillo Friedstein en Gotha.
EL SILENCIO
Interesante tránsito de Norma Ramírez desde la escultura a
la instalación
Lugar: Museo de Artes Visuales
Fecha: hasta el 30 de junio
EN PERSPECTIVA
El vacío interior/Fotografías
Visiones casi siempre esplendorosas de Massimo Listri.
Lugar: Sale de Arte Las Condes
Fecha: hasta el
6 de julio