UN NUEVO MOVIMIENTO TELÚRICO en el sacudido panorama electoral, está provocando la opción -inédita en su forma- del Partido Comunista, de sumarse formalmente a la candidatura de Michelle Bachelet.
En la decisión se enfrentaron las cúpulas del partido con los cuadros más jóvenes y con los sindicalistas, reticentes y escépticos. Al final, en la foto salieron todos rodeando a su presidente, Guillermo Teillier , y sonriendo a coro a la candidata. Lo sorpresivo vino a continuación: con las luces de las cámaras encendidas, líderes comunistas tan importantes como Cristián Cuevas, Camila Vallejo, Bárbara Figueroa y Karol Cariola puntualizaron que no había que esperar de ellos un compromiso incondicional; confirmando la doctrina Vallejo, se ven con "una pata adentro y una afuera, en la calle".
Pero más audaz aún ha sido la actuación del propio Teillier al poner en boca de la candidata toda suerte de anuncios y promesas. El que más remeció: que ella estaba a favor de ir a una asamblea constituyente para generar así una nueva Constitución. El más urticante: que habría un cupo parlamentario blindado para Camila Vallejo. Con el tiempo se verá qué visos de fantasía o realidad tienen esos dichos...
Lo concreto es que un PC recargado con figuras juveniles y de los movimientos sociales está de lleno en el comando de la candidata y mientras algunos los celebran como la niña bonita del baile, otros los ven como el invitado de piedra .
SOBRE CUÁL ES EL "BOTÍN" CON QUE CUENTA EL PC para ofrecer, hoy por hoy, a la candidatura de Bachelet, conversé con Eugenio Guzmán , hombre de encuestas y de análisis políticos.
"Ellos tienen un caudal de votación que ha sido clave en las segundas vueltas de todas las últimas candidaturas presidenciales de la Concertación, de Lagos en adelante. Apoyaron a Lagos y a Bachelet, que gracias a sus votos salieron elegidos. ¿Y qué obtuvieron a cambio? Nada. Recién en la última elección, sí pidieron recompensa. Y aunque la Concertación perdió, el PC ganó tres diputados".
Guzmán cree que cuando piden ahora proclamar a siete candidatos a diputado, es porque su meta es llegar a cinco, que sería una representación correspondiente a la cantidad de votos que ellos aportan -un 4% a 5% que llega a veces al 7% en algunos lugares-. "Sería ya una bancada importante y hasta determinante."
O sea, una apuesta ciento por ciento pragmática que se impuso a la línea más tradicional e ideológica. "Había que estar en la gran mesa de la oposición, que es la mesa de Bachelet y no en la mesa del pellejo del radical José Antonio Gómez".
En el "botín" comunista, también se apunta al tema disciplina y de organización.
"Si alguien puede ir a votar masivamente a las primarias, es la gente del PC".
Las cuentas alegres no dan, sin embargo, para pensar en que la militancia comunista pueda ser clave para Bachelet en noviembre, en una apuesta de imponerse en primera vuelta. "Con la experiencia del voto voluntario, no hay ningún estudio razonable que anticipe cuántas personas votarán. Pongámonos en el caso de que fueran unos 7 millones. Dentro de ese universo, basta que MEO más Parisi sumen un 6% para que haya una segunda vuelta". Es también el diagnóstico que recogí en el comando Bachelet sobre noviembre: un resultado muy ajustado.
CON MAX COLODRO, EX COMUNISTA -militante desde los 15 años en la Jota, hasta el 91-, hoy columnista político, conversé del copernicano cambio experimentado por el PC, desde el que comandó Gladys Marín a este que con fuerza irrumpió esta semana.
Su análisis es que está volviendo a lo que fueron sus orígenes previos al 73, ese partido que apostaba por hacer cambios en democracia de acuerdo con la tradición chilena, como lo demostró al ser el principal cable a tierra de Allende, mientras en el PS se encandilaban con la revolución cubana. "Era un partido ideológico, con fuertes vínculos con la URSS, pero legalista".
El cambio grande vino después, sigue Colodro. Ni siquiera el 73, sino el 80, cuando precisamente la generación de Teillier, dirigida por Gladys, llama a la lucha armada, motivada por la dictadura en Chile, pero también, y mucho, por la revolución sandinista.
"Los cuadros y los dirigentes que el PC internó para el Frente habían sido oficiales en Nicaragua, partiendo por su jefe máximo, que era Raúl Pellegrin. Teillier tuvo un rol importante en la política militar del PC; sin embargo, hoy día es él el que está en la tesis de volver a sus orígenes previos al 73, y de promover que los cambios que la calle está demandando se pueden lograr sumándose con el centro y la izquierda".
Una novedad histórica en el PC es para Colodro la división interna que se ha advertido; pues siempre fue "monolítico y disciplinado".
En ese contexto es que "lee" la memorable entrevista en que el presidente del PC reivindicó hace algunas semanas su rol en el atentado a Pinochet. "Fue un decirles a los cabros, no nos vengan a decir amarillos, cuando nosotros arriesgamos la vida. Yo vi ahí un mensaje hacia el interior para poder darle legitimidad a este giro a apoyar a Michelle Bachelet".
Esta historia que está escribiendo el PC con su participación en la candidatura favorita opositora tiene un punto clave en cuanto a que termina, ahora sí, con lo que fue en Chile la Concertación. "La manera de darla por superada es construyendo una nueva coalición que ya no se llama Concertación sino Nueva Mayoría. Es una nueva etapa, mucho más hacia la izquierda, en la que la DC queda en la situación más conflictiva."
Aquí entra al baile del análisis, el recién "caído" Camilo Escalona: "La Concertación tenía su eje central en la relación PS-DC y eso era lo que, por la izquierda, cuidaba Camilo; ese es el efecto más de fondo de la derrota del senador PS".
Al permitir la candidata ese desenlace para su tradicional aliado, varios analistas con los que conversé esta semana ven una cercanía mayor suya hacia Teillier y la Nueva Mayoría. "Esa es la gran oferta del PC hoy: poner el sello a una nueva coalición".
ENTRE JULIO Y NOVIEMBRE SE ESPERA UNA TEMPORADA DE MÁS REPLICAS EN LA OPOSICIÓN , con PC y DC disputando posiciones y poderes, ambos detrás de Bachelet.
Sobre este tema conversé con algunos influyentes democratacristianos, intentando explorar más allá de las declaraciones oficiales.
"Esas hay que hacerlas para fijar posiciones, para perfilarnos -me dijo uno de ellos-. Pero en realidad todo se verá después de las primarias".
Insisten que el apoyo PC a Bachelet no fue ninguna sorpresa, lo esperaban desde enero. Pero reconocen que hay una parafernalia y una significación mayor que la que nunca antes había tenido el apoyo PC a un candidato.
-¿Y cómo están llegando a la DC los cantos de sirena que se escuchan desde las candidaturas de la Alianza desde la irrupción del PC? -pregunté.-Nada nuevo -me responden-. Además, no es novedad para nadie que Sebastián Piñera salió elegido con mucho voto democratacristiano.
-Y lo "intransable, intransable", ¿qué es?-Aún se insiste -aunque se ve que en algunos sectores "más tibiamente"- que la DC no estaría dispuesta a aceptar compartir gobierno con los comunistas. Pactos de gobernabilidad, sí; pactos electorales, sí; formar parte de una misma coalición política, no. Asamblea constituyente, inaceptable totalmente.
-¿Y qué esperan como decisión de la candidata?-Eso lo veremos cuando el 1 de julio Michelle Bachelet rearme su comando y se vea en serio la cosa programática. Pero el fondo del tema es que cualquiera sabe que las elecciones se ganan por el centro y no por los polos. De manera que lo que viene desde todas las candidaturas a partir de julio es un giro al centro. Esa imagen de izquierdización que está tomando la candidata, no le conviene para nada.
A ESAS ALTURAS YA NO PODRÁ INSISTIR LA DC en que su oposición al PC es un tema de respeto a los derechos humanos y de condena o simpatía con los regímenes de Cuba o Corea del Norte. "Esos son puros eufemismos", sostiene el análisis de Eugenio Guzmán.
"El verdadero conflicto que plantea el PC a sus socios de la Nueva Mayoría es mucho más del aquí y ahora: es si estatizamos la minería del cobre; si acabamos con las isapres; si se va por la educación gratuita para todos; si se opta por una Asamblea Constituyente -aunque sea inconstitucional- para cambiar la Constitución". Esos son los reales temas del PC de hoy y sobre los cuales la Democracia Cristiana tendrá que decidir si va o no va en collera.