El capítulo de la Guerra del Pacífico en la historia en TVN tiene como antecedente reciente el conflicto interno desatado por la postergación que el directorio hizo de "Epopeya", en 2007, pero aún así el canal público perseveró en su misión con el estreno de "Expedición Esmeralda", la noche de ayer. Eso sí, el unitario realizado por la productora independiente Nuevo Espacio y conducido por el hombre ancla de la señal, Amaro Gómez Pablos, elude hábilmente el conflicto geopolítico que aún se ventila en tribunales internacionales y ofrece una mirada tan novedosa como tangencial: ir al rescate visual y patrimonial de la goleta que se hundió en combate un 21 de mayo de 1879.
Aunque en la primera media hora de emisión el espacio navega por las frías aguas del lenguaje técnico, que abunda en detalles sobre las toneladas de equipo audiovisual submarino y lecciones de buceo, y a ratos se marea con la personalización de la gesta de lograr sumergir a 45 metros de profundidad a un célebre periodista, el programa está lejos de zozobrar ante la pulsión del documental o la telerrealidad. Tampoco resulta amenazante para la calidad del producto final un segmento dedicado a celebrar la iniciativa privada de la Minera Collahuasi -además cofinanciador del espacio-, de construir una réplica de la embarcación.
"Expedición Esmeralda" logra incluso salir a flote de los recursos narrativos que reiteran la metáfora de la "tumba hundida" o "sepulcro flotante", cuando el conductor despacha frases para el bronce como "una cosa es leer la historia y otra cosa es acariciarla" o cuando se sale de su castizo español para reclamar la falta de suministro de aire con un chilenísimo "me faltaba un montón de flujo, huevón".
Es imposible dudar de que Gomez Pablos sintió la muerte cercana, y mucho menos cuestionar la emoción que lo embargó al tocar los restos de la fragata. Al mismo tiempo, no es fácil dejar de empatizar con la desafiante propuesta de esta producción: un trozo de nuestra historia está olvidada al fondo del mar y nadie se ha preguntado si tenemos el derecho de acceder a su contemplación.
Hacia el final de su emisión de una hora, "Expedición Esmeralda" dilapida recursos periodísticos para reforzar su tesis: enuncia el pillaje que ha sufrido la embarcación (10 de 11 cañones de bronce han sido robados), con un escáner satelital revela la peligrosa cercanía de un emisario de aguas servidas, logra que el Consejo de Monumentos Nacionales reconozca que el Estado gasta 0 pesos en su conservación y viaja hasta Suecia para demostrar cómo se reflotó un galeón hundido para crear un exitoso e identitario museo naval.