"La papeleta de Noviembre seguramente va a producir una gran frustración en el mundo de nuestros partidarios, que no sentirán ninguna identidad ahí", anticipan desde ya, en el círculo íntimo de la candidatura de Andrés Velasco.
Me acerqué a algunos de los más selectos consejeros, activistas y financistas del ex ministro presidenciable, para indagar hacia adónde están apostando hoy, después de los teatrales acontecimientos que cambiaron caras, ritmos y ánimos en la carrera presidencial.
"Nuestro proyecto político tiene varios capítulos y se está escribiendo recién el primero", señalan, cautos, para luego explicar en qué consistió la irrupción en escena de Velasco en las horas de más tensión, advirtiendo que entraba en un proceso de reflexión para decidir si seguía corriendo en las primarias de la Concertación, o si se lanzaba de un viaje a la primera vuelta electoral.
"La reflexión fue en serio; conversó largo con cada uno de los miembros del comando, porque es un hombre que pregunta y escucha".
Pero para decir las cosas por su nombre, lo que también hubo fue discusión, y fuerte, entre los que apoyaban una posición y la otra. Me dicen que los que estaban por la primera vuelta hasta tenían resueltos los problemas legales que involucraba la decisión. "De que se podía, se podía", sostienen.
También me cuentan que esta tensión, aunque por primera vez salió a la luz, no es nueva. "Ha recorrido esta candidatura desde el primer momento, no es de ahora. Muchos se han preguntado desde siempre por qué se mantiene Andrés en esas primarias donde es tan distinto a los otros tres candidatos".
La semana pasada, sin embargo, las situaciones se daban como para que la encrucijada atravesara también hacia la vereda de la Alianza, al quedar Andrés Velasco como el único candidato independiente de toda la competencia. La discusión dejó heridos, me aseguran, pero al final todos se disciplinaron.
AL ESCUCHAR A LOS VELASQUISTAS analizar los últimos sucesos, se siente como si estuvieran confirmando el cumplimiento de sus propias profecías.
"Lo que antes se insinuaba que podía venir, hoy está ocurriendo en serio: un cuadro explosivo en el sistema político. Es una situación bien inédita, que se aceleró en los últimos días y que se puede seguir acelerando", vaticinan.
Lo que diagnosticaron y siguen diagnosticando es que los dos grandes bloques políticos se están desarmando, "mucho más la Concertación que la Alianza". Lo que partió siendo un fenómeno de díscolos, hoy son grandes fracturas. A lo que hay que sumar -de acuerdo a su análisis- los movimientos sociales, que prefieren llamar "demandas sociales" o "nueva demanda", y que comienzan a interactuar con el sistema político tensionándolo a más no poder.
Cuando se pensó en tirar el mantel de las primarias de la Concertación fue porque se estaba confirmando lo que el propio candidato ha venido denunciando, afirman: que en las cúpulas partidistas prima la fórmula de "el que tiene, mantiene"; prima lo que ha llamado malas prácticas de la política, "y se notó que estaban todos tratando de arreglarse".
Al final, la decisión consensuada del comando -"sin renuncias, como pasó en el círculo de Bachelet"- fue quedarse donde tienen su partida de nacimiento: la Concertación. Ahí estará su pelea... al menos por esta etapa.
"Si bien la ubicación de la candidatura Velasco está en la frontera, en el borde de la Concertación, para él es importante estar en el referente de centro-izquierda".
Los estudios perfilan a los votantes del ex ministro de Hacienda como "adulto joven con alto nivel cultural"; al mismo tiempo, en el comando identifican cuatro corrientes desde donde vienen:
Los más, son los que tienen ethos concertacionista, los orgullosos de la obra que se hizo, pero no comulgan con la oposición actual izquierdizada.
El segundo mundo velasquista son ex democratacristianos que llegaron al diagnóstico definitivo de que la DC no representa el centro político, y que el proceso del partido es sin recuperación de rumbo.
A estas dos vertientes se suman los movimientos que enarbolan demandas liberales.
Y está la inestimable adhesión -"aunque no llegue a apoyo", afirman- de mucha gente del mundo empresarial y económico que ve la necesidad de que se constituya un centro político "desde el momento en que la derecha no parece ser capaz de generar una mayoría estable para enfrentar las crisis y los cambios que hay que hacer".
Los últimos sucesos les han hecho ganar adherentes, comentan contentos. "Una tajadita de radicales, muchos abogados, socialistas y decés de partido, gente del mundo de las comunicaciones...".
Eso que me dicen, la verdad es que se siente en el ambiente.
"Nuestro adherente es muy especial, porque es individualizado, las personas se van convenciendo una por una, no en un efecto manada". En todo caso, los que trabajan junto al candidato son -sostienen- nada menos que unos 400, en distintos programas y proyectos.
La cautela para hacer pronósticos, en todo caso, es máxima. Dan por descontado que la indiferencia y des-entusiasmo será la tónica de esta elección. Y aunque las encuestas últimas los tienen en segundo lugar -detrás lejos de Bachelet- pero más arriba que el DC Orrego, tampoco dan eso por definitivo.
"Con una mano en el corazón, si logramos ser la segunda fuerza, las banderas políticas que se proyectan en Velasco tienen mucha proyección".
La mirada más allá del 30 de junio apuesta -según "casi" todos con los que conversé- a una larga vida por delante dada por la crisis política que están convencidos que existe, y que no augura nada bueno para cualquiera sea el próximo gobierno, por un equipo humano tremendamente cohesionado y con características "quijotescas", y por un candidato al que ven "corajudo", convencido.
"Miremos como son las cosas: si no existiera Bachelet, ¿qué pasaría en la oposición? La candidata es un elemento aglutinante en base a vacíos políticos y a un fenómeno de liderazgo. Si no fuera por esos dos elementos, los partidos habrían arrasado con ella y le habría pasado lo mismo que a Golborne. ¿Y quiénes son los Allamand y los Longueira de la Concertación?, sigue el análisis. Son Escalona, Girardi, Pizarro...".
Si algo demuestra ese challenge , es el fracaso de todo el contingente liberal, el más socialdemócrata, el más de centro de la Concertación, de la tecnocracia, concluyen. Eso que representó el gobierno de Lagos y que no se supo heredar.
Descartada ven, "por inviable", la posibilidad de integrar un eventual gobierno si es que ganara la oposición con Michelle Bachelet.
Aclaro que esa es la "foto" que se toman hoy.
Lo suyo -hacia adelante, entonces- sería tomarse espacios e influir en una realidad en la que ven politización extrema y mucha locura en el aire.
Así califican a las propuestas que hemos visto últimamente encenderse, como la asamblea constituyente -"que significa romper con las instituciones"-, la de una reforma tributaria maximalista, la educación gratuita, entre otras más.
Es decir, la demanda de la calle que a los partidos políticos -"a todos"- provoca temor, y que dentro de poco se va a encontrar con un escenario económico muy distinto, sin la bonanza de los precios del cobre".
Convencidos de que no toda la Concertación comparte esas propuestas extremas con que están rodeando y presionando a Michelle Bachelet, es que están seguros en tener su lugar en la política. "Alguien tiene que decir que hay que terminar con esa caza de brujas que quiere arrasar con aefepés y farmacias; convertirlo todo en estatal, impedir hasta que los bancos cobren. El país está en una demanda estatista, es cierto, pero hay que saberlo interpretar, porque también quiere estabilidad. Eso no se resuelve tomando pedidos, sino con una capacidad de liderazgo nueva".
Más lejos en la apuesta, ¿ven a Velasco peleando una opción el 2018?
"Andrés ya no va a ser más solamente el economista que fue; ya es un político", aseguran junto con compararlo con Boeninger "por su forma grupal, más que personal, de enfrentar los desafíos".
Y si es así, ¿cómo piensan combatir los ripios que persiguen al candidato en sus presentaciones públicas en que se muestra más soberbio que empático? Admiten que es así, pero que rectificar estilos es parte del tránsito del académico al político.