Extraño lo de Terrence Malick. Después de años de estrenar una película por décadas, el realizador entró en una etapa de fervor creativo tras el estreno de "El árbol de la vida" y actualmente trabaja en un documental ("Voyage in time") y dos filmes de ficción, uno sobre la industria de la música ("Knight of cups") y otro sobre la industria del cine. Lo curioso es que, en vez de despertar entusiasmo en el medio, este súbito arrebato ha sido recibido con algo de sospecha, como si de pronto los mismos que esperaban con fervor cada nueva película del "maestro" ahora sufrieran de sobredosis autoral.
La marea anti-Malick, que se había insinuado con "The tree of life" (acusada apresuradamente de preciosismo), ha llegado a su punto de quiebre con el estreno de su película hermana: "To the wonder" (2012), donde la biografía del director nuevamente se trenza de manera inseparable con su repertorio de motivos audiovisuales. Estrenada simultáneamente en salas estadounidenses y en video on demand -en sistemas como iTunes y Amazon-, la nueva cinta se interna todavía más en la impresionista ruta recorrida por "El árbol de la vida", al extremo que uno comienza a cuestionarse si lo que está viendo "transcurre", en el sentido cronólogico de la palabra, o más bien se despliega en muchas direcciones al mismo tiempo, como lo hacen los sueños y los recuerdos.
Solo que en este caso parecen ser muy privados. El argumento sigue muy de cerca la historia de Malick, quien en París, a principios de los 80, se enamoró de Michelle, una vecina, al punto de trasladarse con ella a su natal Oklahoma. Allí se casaron en 1985, para separarse cerca de una década después. En "To the wonder", los nombres aparecen cambiados, pero los hechos son los mismos: Neil (Ben Affleck) y Marina (Olga Kurylenko) se conocen, el amor surge, la vertical París se cambia por una horizontal pradera americana; los sentimientos se enfrían y lo que parecía una realidad inconmovible se tambalea hasta los cimientos. Tal como ocurría con la muerte del hermano en "The tree of life", un dolor contrapuesto con los mismísimos orígenes del mundo, esta historia de amor es observada a la luz de incontables romances desgranados desde el principio de los tiempos, regidos por la atracción, instinto de conservación y lo que algunos llaman destino.
No faltarán quienes acusen al cineasta de megalomanía, por el descaro de ponerse al centro de tamaña meditación, pero, de hecho, es el personaje de Kurylenko -y no Affleck- quien está al centro de esta historia, como si ante la posibilidad de usar a su álter ego, el realizador hubiera decidido meterse bajo la piel de la que entonces fue su mujer: recrear esos sentimientos y tratar de entender lo que quedó en ese amplio paraje de amor devastado.
"To the wonder" ha caído bajo el fuego de quienes alegan que una vez más Malick recurre a las voces en off , a frases líricas, a las representaciones de la naturaleza y los elementos y a la deliberada búsqueda de imágenes bellas; pero, a estas alturas, esos rasgos estilísticos son tan suyos que tratar de imaginar sus películas sin ellos no tiene mucho sentido. Además, el filme contiene misterios que son más interesantes: la presencia de Javier Bardem, como un sacerdote cuyo amor por la vocación parece tan devastado como el de Marina (y que se convierte en un conarrador de facto en la historia); el hecho que en esta película, repleta de susurros, el español y el francés predominen frente al inglés, y, sobre todo, la idea de Neil/Affleck/Malick como un ser opaco, habitando en el centro de una pasión que solo alcanza a visualizar de lejos, mientras se le escapa de las manos.
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TO THE WONDER
Dirección: Terrence Malick.
Con: Ben Affleck y Olga Kurylenko.
País: Estados Unidos, 2012.
Duración: 112 minutos.