No puedo dejar de hacer un reconocimiento a quienes, la semana pasada, nos han dejado. A Andrés Concha y Guillermo Luksic, de tan diferente personalidad, los unió sin embargo su compromiso y fructífera dedicación a promover y desarrollar el emprendimiento.
Aunque incursionó en varias iniciativas propias, Andrés Concha volcó su sobresaliente capacidad y calidad humana principalmente a hacer posible que en Chile germinaran y proliferaran los emprendimientos de otros. Consagró su vida profesional al servicio público -en la administración pública primero; en la dirigencia empresarial, más tarde- y lo hizo sin publicidad. Poca gente conoce, en toda su dimensión, de su paciente e infatigable labor orientando a los gremios empresariales y a los últimos seis gobiernos sobre cómo aunar criterios y arribar a soluciones prácticas para la buena marcha de la economía nacional.
Aportó a la promoción de las exportaciones no tradicionales y en la apertura comercial en los años 70, al diseño de variadas políticas sectoriales en los 80, a las negociaciones de los tratados de libre comercio de los 90, a la Agenda pro Crecimiento de la década pasada, y -más recientemente- a la configuración de la Agenda Impulso Competitivo, donde me tocó recibir y apreciar de primera mano sus prudentes consejos. Conocía a fondo el funcionamiento de los distintos engranajes de la economía, poseía un juicio certero acerca de los cambios más necesarios para hacerlos operar mejor, y entregaba su colaboración en forma desinteresada y discreta.
Guillermo Luksic concentró su enorme energía y talento ejecutivo en liderar, junto a su padre y sus hermanos, la formación y la expansión del mayor grupo empresarial de Chile. Supo pensar en grande, pero avanzar con los pies en la tierra; combinar una visión optimista del futuro de Chile y sus empresas, con un instinto realista y práctico. Se rodeó de equipos de excelencia, los lideró con tino y humanidad.
Mucho de lo que Chile es hoy se debe a personas como ellos. A dirigentes empresariales que ponen el bien de Chile por sobre sus intereses gremiales, y a emprendedores que invierten, dan trabajo y crean riqueza, compitiendo en buena lid, sin la protección de barreras de entrada u otros privilegios. Hago votos para que muchos otros sigan sus huellas.