Musicalmente hablando, España y Francia siempre se han "espiado". Debussy y Ravel produjeron obras señeras inspiradas en el melodismo y ritmos españoles; De Falla tiñe su orquestación en ciertas obras con los recursos de la orquesta del estilo francés llamado impresionismo (nombre a veces equívoco). El concierto del viernes de la Orquesta Sinfónica de Chile, que inauguró la temporada, estuvo a cargo de la directora francesa Nathalie Marin y contempló obras de Albéniz, Debussy y Manuel de Falla, todas de raigambre española.
De la Suite "Iberia", de Albéniz, se escucharon "Evocación" y "En el puerto", en la colorida transcripción orquestal de Fernández Arbós (1863-1939). Fue novedoso escuchar al inicio de cada número la versión original para piano solo, abreviada, que Luis Alberto Latorre vertió con excelencia. Las transcripciones orquestales que siguieron, dieron una dimensión diferente del aspecto tímbrico, pero al mismo tiempo dejaron en evidencia las grandes dificultades para la orquesta de lograr con naturalidad la ductilidad propia de un solo de piano.
Algo semejante ocurrió con "Iberia" de Debussy, segunda de las Images para orquesta, en cuanto a las nuances y flexibilidad del discurso. La música está tejida con jirones y retazos melódicos arropados en prodigiosas sonoridades y la rítmica está alejada de toda cuadratura. Aunque la segunda pieza, "Los perfumes de la noche", fue un punto alto del concierto, en general la versión oída fue algo plana y la gestualidad de la directora, precisa y meticulosa, optó más por organizar que por interpretar con mayor vuelo y libertad. Posiblemente, se habrían necesitado más ensayos.
Las cosas cambiaron con la Suite del ballet "El Sombrero de Tres Picos", de Manuel de Falla. Es una música de perfiles más claros, y la gracia, fuego y desparpajo que la obra demanda fueron muy bien plasmados por la orquesta y su directora, que obtuvieron una gran ovación.
Dado que todas las piezas estaban bastante emparentadas, podría estimarse que hubo una cierta sobredosis de españolismo. Una obra contrastante habría sido deseable para apreciar mejor los indudables méritos de la directora.