Cuatro décadas atrás, "Sábados Gigantes" y "La cámara extranjera" enseñaban; hace 20 años, "El mirador" asombraba; y meses atrás, "La ruta..." entretenía. Hoy "Perdidos en la tribu", el nuevo docurreality de TVN, viene a cerrar el ciclo respecto de cómo las audiencias locales se relacionan con las usanzas de los pueblos más distantes en geografía y cultura que se puedan encontrar.
El formato creado por la productora trasandina Cuatro Cabezas propone invertir el recorrido y llevar a la audiencia -a un grupo de representantes- hacia una tribu ancestral. Enseñanza, asombro y entretención recaen ahora en quienes reflejarán en terreno lo que un televidente sentiría al someterse a una rutina conflictuada con las creencias y valores de la cultura occidental.
La premisa es atractiva y el trabajo de producción notable. Nada raro para un espacio que desde 2009 se viene probando con éxito en países como Argentina y España. Las tribus de Togo, Indonesia y Namibia -los Tamberna, Mentawai y Himba- ya han figurado en otras versiones, y están familiarizadas con la presencia de cámaras y de extranjeros que llegan a manifestar su simpatía o repulsión. Entonces, lo clave es el trabajo de casting que el canal local realizará. La conducción, en este caso a cargo de Katherine Salosny, no pasa de ser un mero nexo ya que no viaja junto a cada grupo familiar.
En su primera emisión -que lideró con 16,8 puntos- TVN sacó lustre al rastreo de personajes que realizó para "Esta es mi familia" (2010). Los Garay, los Dabed y los Valdés son sujetos espontáneos y atractivos desde la transparencia con que asumen sus limitaciones: clasismo, machismo, infidelidades, etc. Y el valor agregado de producción está dado por buscar a la tribu que más se aleja de los valores de cada clan.
Con las fobias a flor de piel, la intolerancia al descubierto y la empatía a prueba, "Perdidos en la tribu" demostró en su estreno ser una carta segura, además de bien jugada, por la señal estatal. El reflejo de la chilenidad ante el sacrificio de perros para sanar a un familiar, el castigo a una mujer que no obedece al marido, el manjar culinario de las larvas y la costumbre de andar de la mano con personas del propio sexo -con llanto, gritos y caras de asco de por medio- se ha ganado un espacio dentro de la pantalla estival.