Hay dos aperturas de temporada en el gran teatro de ópera italiano. Dos fiestas igualmente importantes que concitan la atención del mundo de la ópera pero también del universo de las artes escénicas en general. La primera es el martes 4 de diciembre, con la función destinada a los jóvenes, quienes se inscriben para asistir con meses de antelación, y que funciona como la "première en las sombras" del ciclo anual del Teatro alla Scala. La experiencia ya lleva varios años y ha sido exitosísima en la renovación del público; además, los menores de 30 años asisten como si fuera -y la verdad en muchos términos lo es- el gran acontecimiento artístico de su vida. El maestro Daniel Barenboim los introduce en lo que verán y luego, por adelantado, ven una función completa, cantada a plena voz, de la ópera que los invitados internacionales conocerán en la segunda fiesta, de gala, el día de San Ambrosio, el viernes 7 de diciembre.
Esta vez el título es "Lohengrin", de Richard Wagner, en vísperas de su año: en 2013 se cumplen dos siglos de su nacimiento. El elenco es extraordinario. Jonas Kaufmann, el gran tenor de estos años, asume el rol titular, y con él estarán Anja Harteros (Elsa), Tómas Tómasson (Friedrich von Telramund), Evelyn Herlitzius (Ortrud) y René Pape (Heinrich der Vogler). La puesta, que seguramente será controvertida, está en manos del director escénico alemán Claus Guth, ya aplaudido en la Scala por su versión para "La mujer sin sombra" (Richard Strauss).
La historia medieval del héroe misterioso que llega a salvar a la princesa Elsa de Bravante, acusada de haber asesinado y hecho desaparecer a su hermano menor, ha sido trasladada por Claus Guth a la época en que Wagner vivió. Así lo explica el propio Guth: "No estoy interesado en la imagen del cisne. No es importante. Lo que cuenta es el hermano de Elsa, que permanece escondido detrás de esa imagen. Para mí importa mucho la época en cual vivió el compositor, un nodo crucial en el cual se entraba en el mundo moderno y se ponían las bases del sistema capitalista financiero y político en el que estamos viviendo hasta hoy. He realizado un background completo de Elsa, una niña huérfana desde muy temprano, que además de esa pérdida sufre luego la de su hermano".
Jonas Kaufmann, quien ya encarnó a Lohengrin en München y en Bayreuth, dice que una de las cosas más difíciles es saber quién es el protagonista: "En cada puesta hay que resolver cómo enfrentar la identidad de Lohengrin. ¿De dónde viene? ¿Cómo llega hasta el juicio? Parece un extraterrestre. Es interesante la primera frase que canta; uno se espera el ingreso de un súperheroe y en cambio él se dirige al cisne con una dulzura conmovedora. Wagner crea un antihéroe; da humanidad a una persona mítica. Esta doble característica es para mí una fuente de dificultad, y creo que eso define todo lo que sucede luego con él y con Elsa".