Claudia Guzmán
Valiente TV pública la que tienen, diría anoche un extranjero. Porque tras el estreno en televisión abierta de "Spartacus", algo cambiará respecto de la forma de percibir a Televisión Nacional.
Para bien se podría decir que la estatal se hizo de una de las series de tevé más exitosas de los últimos dos años y dio muestras de alta competitividad en los mercados televisivos internacionales. Para mal se podría argumentar que una producción, que en un inicio fue rechazada por la señal norteamericana NBC y terminó haciéndose en el provocativo canal de cable Starz, es un riesgo innecesario de correr.
A favor del canal está que se trata de una versión especialmente editada para televisión abierta, con efectos de posproducción que atenúan la excesiva violencia y el alto erotismo de la original. En contra, es claro que los niveles de agresividad física y psicológica a la que son sometidos los personajes de esta historia de gladiadores están por sobre el promedio de lo que se ve incluso en las películas que exhibe la local.
Dedo arriba para la posibilidad que da "Spartacus" de acceder a una producción innovadora en lo tecnológico, de factura digital cuidada y narración visual perturbadora. Dedo abajo para una serie que reemplaza la ambientación real por estilizadas imágenes de computador y, con eso, quita tensión al desempeño actoral.
Por eso antes de que el coliseo se pronuncie sobre esta serie y sobre la apuesta de un canal que debe aguzar el sentido de su misión en una arena poblada por competidores leoninos y sin armadura legal, valga una salomónica observación: cuando en 2010 esta "Spartacus: sangre y arena" se dio por la señal de TV cable Moviecity, nunca fue objeto de cargo ni sanción por parte del Consejo de TV