Karl Rove fue alguna vez el gran estratega de George W. Bush. Su fama era proporcional a los éxitos de su jefe. También, a sus fracasos. Ahora, en un artículo en Foreign Policy, envía consejos a los precandidatos republicanos para atacar a Barack Obama en un flanco que considera débil: el de la política exterior. Una de las maliciosas sugerencias de Rove es que los republicanos pregunten al Presidente por qué, a pesar de haberlas criticado tanto durante su campaña en 2008, ha mantenido sin cambios ciertas políticas de Bush, tales como el involucramiento en Afganistán, los ataques con aviones no tripulados, los encarcelamientos en Guantánamo, o la vigencia de la "Ley Patriótica" (que restringe libertades a cambio de seguridad). Obama podría contestar que todo se ve distinto desde la Casa Blanca. Que es difícil revertir políticas y modificar leyes en un Congreso dividido. Que desechó "la guerra contra el terrorismo" (aunque, en verdad, apenas le cambió el nombre). Sí, porque la lucha contra Al Qaeda sigue casi igual a la de Bush, y causando tantas polémicas como ésta. Un factor que ha golpeado la credibilidad de Obama son las autorizaciones que dio para matar en el extranjero a ciudadanos estadounidenses por presuntas actividades terroristas, sin someterlos a juicio. El caso emblemático es el de un clérigo nacido en Nuevo México, muerto en Yemen en septiembre pasado, en un ataque con misiles desde un avión no tripulado. Su hijo de 16 años fue atacado dos semanas más tarde. El gobierno nunca accedió a presentar evidencia ni los argumentos legales para "ajusticiarlo". Hace unos días, finalmente el secretario de Justicia, Eric Holder, se hizo cargo. Partió diciendo que la "nación está en guerra" y que enfrenta a un "enemigo diestro y determinado, que no se puede subestimar". Agregó que Obama tiene derecho a autorizar el uso de "la fuerza letal" sin aprobación judicial contra quienes estén complotando para asesinar estadounidenses, y que el derecho internacional también le permite ataques a "enemigos beligerantes", incluso si son norteamericanos. Que como Al Qaeda no es un Estado y se mueve de un lugar a otro, es lícito matarlos en cualquier país, siempre que medie el pase del gobierno local. Que la Constitución de EE.UU. garantiza el "debido proceso" y no necesariamente un "proceso judicial". EE.UU. puede, así, usar "fuerza letal" si el "gobierno ha determinado, tras una rigurosa y cuidadosa revisión", que el sospechoso representa una "amenaza inminente de ataque violento", y si su captura es imposible. Además, deben respetarse "los principios de la guerra": que el blanco tenga valor militar, que sea un combatiente, que los "daños colaterales" no sean excesivos y que no se le inflija un sufrimiento innecesario. Ésta es, en resumen, la "doctrina Holder" -es decir, de Obama.