Como la idea de las vacaciones no es estar cocinándole a diario al batallón de preadolescentes, siempre es bueno contar con una alternativa que libere de esa esclavitud. Y en Papudo, ese sitio es La Casa de César. Primero que todo, por una carta muy ecléctica que puede cubrir todo tipo de gustos: con preparaciones del mar, con pastas, menú para niños, algo de árabe, tortillas españolas y una oferta de chilenidad -arrollado, guatitas, cabrito- que recuerda que en este balneario se juntan campo y playa.
En fin. En las noches (abren a las 20 hrs. y a las 20:10 ya hay gente sentada) y con harta demanda, los tiempos en la cocina no son muy expeditos, pero el mismísimo César ofrece piscos sour por cuenta de la casa, lo que mitiga la espera.
Unas machas a la parmesana ($6.800) bien hechitas y unas empanadas fritas de queso, idem. Las mozas corriendo por todos lados y así llegaron los principales. Uno se hace con un pescado que no tenían ese día, por lo que esta versión de la Vieja Loca ($7.800) fue con rollizo. Son papas con tocino y el pescado a la plancha y cubierto con camarones al pil-pil. Chancho, rico y matador. Y el otro plato fue uno de los mejores pasteles de jaiba imaginables ($7.200).
Tras estos platos principales y con un par de piscos sour, el mejor postre fue la almohada. De visitas anteriores a esta Casa de César, queda el recuerdo de unos notables riñones al jerez y de unas pastas rellenas de jaiba. Y de una cocina igual algo lenta, pero bueno: habrá que tomarse un Armonyl. Fernández Concha 175, Papudo. 33-790384.