Todo, preguntas, datos y anécdotas, confluye hacia una dupla angular de temáticas: memoria y olvido. Movilizado por la obsesión periodística que enciende una pequeña nota de prensa regional publicada en 1999, Francisco Mouat (1962) se involucra en la desaparición, muerte e historia familiar de Julio Riquelme Ramírez, un funcionario de Banco Estado que, en febrero de 1956, se sube en La Calera al tren Longitudinal Norte con Iquique como destino. Su propósito es doble: participar en el bautizo de un nieto y estar como hace décadas no lo hacía con su hijo. El viaje, de Chillán al norte, es la previa angustiosa y expectante de una reconciliación (o quizás de todo lo contrario) que jamás ocurre: Riquelme Ramírez desaparece en la estación Los Vientos y por cuatro décadas no se le encuentra ni se le busca. ¿Cómo podría explicarse que nadie haya perdido la cabeza extrañándolo? Mouat teje, así, un relato de no ficción que, además de incluir una sólida y esclarecedora —dentro de lo posible— veta investigativa, transparenta cientos de interrogantes y especulaciones surgidas bajo la nebulosa de la desaparición y el misterio. Un relato vívido que también abre espacio para la reflexión más íntima. Resuenan olvidos, quiebres y toda la complejidad del tejido familiar, además de culpas, omisiones profesionales y corajes individuales, como el de quienes alertaron sobre el hallazgo, en pleno desierto, de los restos de este empampado.
Este libro de crónica e investigación se publicó originalmente hace veinte años y conquistó un inusual éxito de ventas, que llevó a su autor a la lista de los más vendidos de entonces. Ahora, Planeta publica —en formato de bolsillo— una de sus varias reediciones. Incluye interesante material fotográfico./ Daniela Silva A.