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Garín la dejó pasar y ahora lo paga con dolor

Garín no calibró y nadie de su entorno le recordó la significación que tiene el tenis en los JJ.OO. para el aficionado chileno y las expectativas que generan sus representantes desde la gesta de Atenas 2004.
Felipe Vial24 de junio, 2021
Christian Garín ha manifestado su dolor por el trato excesivo que le ha dispensado la gente en las redes sociales luego de comunicar su decisión de no participar en los Juegos Olímpicos de Tokio, asumiendo el descrédito público que provocó su sorpresiva determinación, pues todas las señales que había dado hasta entonces apuntaban en sentido contrario.

La “indignación” con Garín empezó en su federación primero y siguió en el Comité Olímpico de Chile (COCh) después, cuando comunicó, con tinta bien patriotera, que lamentaba que el mejor tenista de Chile renunciara a “representar al país” en la cita madre del deporte mundial.

Asumiendo que las percepciones personales han variado luego de contrastar opiniones y de observar el errático derrotero del tenista después de su anuncio, Garín tiene un punto en su debilucha explicación: si su sueño es vivir “intensamente” la experiencia olímpica, se puede sostener que los Juegos de Tokio, marcados por las restricciones que impone la pandemia, relativizan el deseo. Y más aún cuando la edad (25) permite aventurar la participación en otros Juegos, los de París, que son en tres años más.

Sin embargo, ese motivo no alcanza a justificar la renuncia. Garín no calibró y nadie de su entorno le recordó la significación que tiene el tenis en los JJ.OO. para el aficionado chileno y las expectativas que generan sus representantes desde la gesta de Atenas 2004. Las que lógicamente se acentuaron luego de las deserciones de las grandes estrellas del circuito —Rafael Nadal, Dominic Thiem, Roberto Bautista…—, pues elevaban las opciones de Garín de realizar una presentación destacada y hasta de capturar una medalla en Japón.

Connotados columnistas especializados han abundado en el extraño fenómeno que produce el ariqueño, quien a pesar de sus gigantescos e indiscutibles méritos deportivos, no logra establecer el feeling, la cercanía, la atención e incluso el reconocimiento de los hinchas, en comparación con otros atletas incluso menos exitosos que él.

Los Juegos Olímpicos asomaban, entonces, como una oportunidad exquisita para estrechar esas distancias y para intentar una conquista que lo inmortalizara, pero Garín la dejó pasar, no la tomó ni la valoró. Al revés, respondió tal cual se observa: con cero empatía, con desdén y con explicaciones lacónicas y poco comprensibles.

Por supuesto que nada justifica las groserías y las ofensas, que son la marca registrada de algunas redes sociales, pero después de adoptar la decisión que tomó, se esperaba que el mejor tenista chileno del momento asumiera las consecuencias con las botas puestas y enseñando los verdaderos motivos de su dimisión. Nunca como víctima, porque no le queda, porque desnuda su inmadurez y porque confunde los roles: la única víctima de su automarginación fue el deporte chileno, pues no podrá contar con una de sus figuras más relevantes en la fiesta que solo algunos se prefieren perder.



Felipe Vial

es el Editor de Deportes. Fue redactor en los diarios El Mercurio y La Época, en las revistas don Balón y El Gráfico; columnista de T13 Radio y Premio Nacional de Periodismo Deportivo 2014.

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