El plan “paso a paso” de Christian Garín (22° del mundo) contempla enfocarse ciento por ciento en el duelo que sostendrá cerca de este mediodía ante el kazajo Aleksandr Búblik (56°) en los cuartos de final del ATP 500 de Hamburgo.

Pero no sería humano el “Tanque” si no hubiese mirado con detalle el camino que tiene por delante en Roland Garros, el segundo Grand Slam de la temporada que ayer enseñó su cuadro de individuales.

Y ahí aparece en primera ronda el veterano alemán Phillip Kohlschreiber (85°), que con sus fogueados 36 años alcanzó a compartir torneos con Nicolás Massú (con quien jugó incluso) y Fernando González.

Y si todo sale bien, asomaría Novak Djokovic (1°) en octavos de final…

Pero eso es adelantarse mucho. El oponente de hoy es Búblik, un euroasiático de 23 años que gastó fama en 2019 al llegar a sus dos primeras finales en los ATP de Chengdu y Newport, con un estilo poco convencional.

“Soy como un jugador de cartas. Me gusta esta sensación cuando las posibilidades están 50-50. Cuando estoy sacando a máxima potencia un segundo servicio siento miedo, pero me siento bien. Cuando alcanzo ese ace en el tie break del tercer set, siento un impulso de adrenalina en mi cuerpo y es increíble... Ese es el tipo de persona que soy”, definió Búblik en una nota del sitio de la ATP.

En febrero fue más allá y dijo a L’Equipe: “Odio el tenis con todo mi corazón. Para ser honesto, no veo nada positivo en ser un jugador profesional. Solo lo hago por el dinero; si no hubiese plata, dejaría el deporte de inmediato”.

El kazajo, que encadenó derrotas en primera vuelta en Cincinnati, el US Open y Kitzbühel antes de avanzar en Hamburgo, toma riesgos con el saque: en 2019 jugó 30 partidos y metió 240 doble faltas, es decir, ocho por cotejo.

De ganar, Garín se medirá mañana por un lugar en la final con el vencedor del duelo entre el griego Stefasnos Tsitsipas (6°) y el serbio Dusan Lajovic (24°).

Si la aventura del chileno en el puerto germano se acaba hoy, tendrá más tiempo para estudiar su ruta en los Internacionales de Francia.

Es un camino duro, pero esperable para un Grand Slam. Kohlschreiber fue 16º del mundo en su mejor momento y sabe como jugar majors: llegó al menos a la cuarta ronda en todos los “grandes”, incluyendo dos apariciones en octavos de final de París, en 2009 y 2013.

Pero también es cierto que no atraviesa un momento estelar: en las últimas semanas hiló dos caídas en sus estrenos en el US Open y Kitzbühel, y un retiro en segunda ronda del challenger de Praga.

Saltando esa valla, la primera raqueta nacional se toparía con el vencedor entre el ascendente local Ugo Humbert (41º) y un jugador proveniente de las clasificaciones. Antes de un eventual choque con “Nole”, podría tocarle otra colisión de importancia con el ruso Karen Khachanov (16º).

El excapitán de Copa Davis de Argentina Gustavo Luza adelanta lo que espera de los latinos en París: “El que mejor llega es Diego Schwartzman, tras lo hecho en Roma, eso me parece que lo ha vuelto a poner en la senda de la competencia. Ha sumado horas en cancha y llega con buenas posibilidades. Garín comenzó de manera arrolladora, es cierto, pero este ‘parate’ lo afectó mucho. Es algo que pegó sobre todo a los sudamericanos, porque en Europa el virus explotó antes, fue menos estricto y pudieron jugar más. Tengo fe en que Garín va a tener una motivación alta y puede llegar a tener un buen torneo”.

Sobre el chileno, profundiza: “Me parece un jugador con un potencial muy interesante. Lo vi toda la semana en Córdoba, porque estuve trabajando para Fox Sports. Físicamente muy potente, con mucho coraje y que va para adelante. En los momentos importantes es un jugador decisivo y agresivo. Creo que es un muy buen proyecto. ¿Qué cosas puede mejorar? Lo que más me llamó la atención es que le cuesta entrar en ritmo a los partidos, entrar enfocado. Varios partidos pierde el primer set y luego se transforma. Eso se trabaja con el tiempo”.