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Germán Silva, leyenda del maratón mexicano: “El ser humano nació para correr”

Ganó dos veces el maratón de Nueva York, una de ellas tras perder la ruta y recuperarse con un remate memorable. Forma parte de una generación de fondistas que competía mano a mano con los keniatas. Habla de la diferencia que marcan hoy los africanos, la necesidad de “respirar el correr” y del proceso interno del pedestrismo. “Existen los kilómetros buenos y los malos”, advierte a los aficionados. Se prepara para cruzar México al trote, en un trayecto de 5.500 kilómetros durante un centenar de días.
Claudio Herrera de la Fuente11 de abril, 2021
En la década de los noventa, los maratonistas mexicanos marcaban una hegemonía planetaria: ganaron cuatro veces el maratón de Nueva York y tres veces Londres. Germán Silva (53 años), dos veces entronizado en la meta del Central Park, es el representante icónico de aquella casta de fondistas. “Nunca corrí en Chile, sería bueno que me inviten”, dice desde su hogar en Querétaro el exatleta, que sigue ligado a la actividad pedestre como empresario, conferencista, escritor y corredor aficionado.

“En esos años había una forma de hacer el proceso, contábamos con entrenadores capaces como Tadeusz Kepka y Rodolfo Gómez, cada uno tenía su grupo. Había mucha disciplina, cada uno sabía que debía concentrarse, financiar la comida y no fallar a los entrenamientos, que eran de lunes a domingo: de lunes a viernes en doble sesión, los fines de semana una sola. Si seguías ese proceso por cuatro o cinco años, destacabas sí o sí. Mucho entrenamiento en altura, el piso eran los 2.200 metros (sobre el nivel del mar) y hasta hacíamos sesiones en el Nevado de Toluca a más de 4 mil. La forma de medirse era clara: si te metías entre los tres primeros de una prueba en México podías ir a los torneos en Estados Unidos y allí te encontrabas con los africanos, el duelo eran los mexicanos contra los keniatas”, detalla Silva, que llegó a correr los 42.195 metros en 2h.08:56 (Boston, 1998).

Me motivé viendo los Juegos Olímpicos en Los Angeles 1984, cuando se logra el oro y la plata en plata en la caminata, con Ernesto Canto y Raúl González, ahí dije ‘eso quiero hacer en mi vida’

—¿Quién lo inspiró?

“Me motivé viendo los Juegos Olímpicos en Los Angeles 1984, cuando se logró el oro y la plata en la caminata, con Ernesto Canto y Raúl González. Ahí dije ‘eso quiero hacer en mi vida’, escuchar el himno nacional de México en las Olimpíadas. Correr es lo que me gustaba y empecé a jugar con eso. No me puedo quejar: logré participar en los JJ.OO. de 1992 (10 mil metros) y 1996 (maratón), obtuve dos sextos lugares, puede ganar dos veces Nueva York y conseguí una plata en el Mundial de Medio Maratón (Oslo, 1994), con un súper tiempo de 1h.00:28”.

El episodio que retrata la vida atlética de Silva se remonta al Maratón de Nueva York 1994, cuando estremece al mundo después de desviarse de la ruta en el último tramo, perdiendo momentáneamente la punta, y recupera terreno con un remate sublime, que lo puso en el Salón de la Fama del mediático evento y le significó el premio Príncipe de Asturias. En aquella jornada se patentó el “Wrong way Silva”.


“En ese momento yo andaba muy bien, tenía buenos tiempos en 21k, visualizaba que iba a ganar. Cuando pasó aquello de salirme de la ruta ya iba planeando el cierre final. Fue una distracción, yo seguía a la moto que iba grabando, y como iba con esa inercia cuando ellos doblan yo los sigo, ahí reacciono y me devuelvo, fueron segundos. Lo dramático es que no sabía bien cuánto faltaba para la meta, pero en mi mente nunca estuvo la chance de salir segundo, mientras no cruzáramos la línea final mi opción siempre fue ganar”.

Silva se transformó en un héroe del deporte mexicano y aprovechó para sacar réditos indelebles. “Cuando gané Nueva York en 1994, me habló el gobernador de Veracruz y me dijo qué podía hacer por mí. Yo no necesitaba dinero y tampoco me gusta pedir, pero pensé en mi familia que vivía en la comunidad de Tecomate. Allí no había luz eléctrica y la gente llevaba años gestionando eso, con mi padre muy activo. Le pedí al gobernador que ayudara y a los dos meses se inauguró la luz. Hasta hoy los recibos de la cuenta dicen Tecomate de Germán Silva”.

Hace 30 años podían competir con los africanos en larga distancia. ¿Qué pasó?

“Ellos no han dejado de mejorar, diez segundos cada año y así van sumando. Mejoran por muchas razones: la tecnología ayuda, los tenis (zapatillas) actuales tienen más respuestas, pero nada de eso funciona sin entrenamiento. Los africanos se saben cuidar, tienen la influencia europea ahora. Antes eran talento y genética, pero no se quedan con eso, a la genética heredada le suman un método de cuidado (…) Para ser como ellos tienes que respirar, correr, dormirte pensando que al otro día se entrena, descansar pensando en correr, así viven. Son clave las horas de sueño, entender que hay entrenamientos para recuperar la fatiga, porque no todas las sesiones son para dejar el alma corriendo, es una educación deportiva. Si vives diez o 15 años en ese proceso terminas siendo un maestro de tu cuerpo, eso lo sientes, hasta respiras distinto cuando estás en tu mejor forma, esa sensación de estar rápido no se compra”.

Silva ante los africanos. El azteca corría con 53 kilos para sus 160 centímetros de estatura. Foto: El Mercurio


KILÓMETROS BUENOS VS. MALOS


—Algunos todavía debaten entre volumen e intensidad en el proceso de entrenamiento. ¿Cuál es el punto exacto?

“Ya está todo inventado. En pocas palabras, prepares un 10k, un 21k o un maratón e inclusive un ultra, debes hacer un ciclo mínimo de 12 semanas. Si inviertes ese tiempo en una preparación específica, vas a encontrar la forma perfecta en el momento adecuado. El primer tercio de este ciclo es volumen, empezando con un 70%; el segundo tercio te sometes a mucho cansancio, vas conociendo tu cuerpo, te sientes tan cansado que crees que al día siguiente no vas a aguantar, pero si duermes lo suficiente el metabolismo te permite recuperarte. Otra cosa, el 60 % del entrenamiento son kilómetros lentos”.

—Ahí el corredor aficionado suele fallar.

“El error principal es la ansiedad de correr todo el tiempo rápido, no pasa nada si quieres hacer muchos kilómetros, pero son pocos los que se controlan y entienden que existen los kilómetros malos y los buenos. Los buenos son los que se hacen más lentos, por eso digo que en el entrenamiento del maratón hay que pensar de manera ilógica. Por ejemplo, si quieres bajar las 3 horas debes correr bajo los 4:11 el kilómetro y la gente se presiona creyendo que ese es el ritmo al que debe entrenar siempre, pero no, hay sesiones de intervalo para sacar velocidad; los kilómetros lentos, los buenos, que son la mayoría, te van a servir más. Es muy tema muy técnico, pero al corredor lo mata la ansiedad”.

El error principal es la ansiedad de correr todo el tiempo rápido (...) son pocos los que se controlan y entienden que existen los kilómetros malos y los buenos. Los buenos son los que se hacen más lentos, por eso digo que en el entrenamiento del maratón hay que pensar de manera ilógica

—¿Cómo explica lo masivo que se volvió el maratón?

“Es bien sencillo, el ser humano nació para correr, yo estoy convencido de eso, tenemos una anatomía hecha para correr, además de lo que mentalmente te genera. Independientemente de que corras para competir o para ti mismo: la primera parte siempre es difícil, pero el cerebro se va dopando de un sentimiento que te va enganchando, existe un miedo al empezar, pero luego viene la relajación, es una meditación activa, porque al correr piensas en distintas cosas. Te permite también probar el umbral del dolor, por ejemplo al hacer intervalos, piensas que ya no puedes más, pero el cuerpo siempre es capaz y una vez que terminaste tu cabeza sabe que puedes correr más rápido (…) Es aplicable a la vida misma, los seres humanos no podemos estar quietos”.

—¿Quién es el mejor maratonista de la historia?

“Los tiempos dicen que es (Eliud) Kipchoge, aunque para mí el mejor no siempre es el más rápido. Bill Rodgers, buenísimo, dominaba en sus tiempos, (Abebe) Bikila tiene una mística especial. Todos ellos aportaron. Agrego a Rodolfo Gómez, el papá de los maratonistas mexicanos, él nos motivó”.


Silva sigue corriendo y ya prepara un nuevo desafío: cruzar México al trote a partir de noviembre de 2021. “No quiero morirme sin haberlo intentado. Todo lo que hago tiene que ver con correr, entrené gente mucho tiempo, pero ahora quiero hacer algo para mí, por eso nació el ‘Proyecto Pinole’ que consiste en correr desde Tijuana, en la frontera con Estados Unidos, hasta el estado de Quintana Roo, puede ser Cancún. Se contemplan 5.500 kilómetros, con 50k diarios por 110 días o algo menos. Estamos ahora en la etapa de hacer scouting de la ruta, para saber por dónde voy a pasar, no me quiero ir a lo loco. Será duro, pero tampoco quiero mostrar una persona que está muriendo por el esfuerzo, esa no es la esencia, quiero conectar a un país, destacar su belleza, costumbres, naturaleza, su gente. La idea es hacer un documental e inspirar a las personas, más en tiempos de pandemia, en que se hace más prioritario cuidar nuestro planeta”.

Claudio Herrera De La Fuente

es redactor de Deportes El Mercurio, especializado en fútbol y en atletismo de fondo, especialmente en maratón y pruebas de ultradistancia, con más de 20 años de experiencia en periodismo escrito.

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