Santiago de Chile.   Vie 19-04-2024
18:39

Un fin de semana en la aventura eléctrica de la Extreme E

La mina Centinela, en Sierra Gorda, fue el epicentro de la penúltima fecha del certamen de vehículos eléctricos todoterreno. Un desafío logístico en pleno desierto de Atacama, un mensaje ecológico, una reunión de figuras del motorsport y un desenlace con polémica. Todo en cuatro días.
Foto: Extreme E
Alejandro Cisternas26 de septiembre, 2022
Mirando el campamento, parece el Dakar. Mirando la lista de pilotos, parece la Race of Champions. Mirando las carreras, hay una mezcla de Rallycross, algo del viejo Jeep Fun Race y hasta una pizca de autos chocadores.

Es la Extreme E, categoría que por primera vez se disputó en territorio chileno con la realización del Copper X Prix, una experiencia que no solo incluye la parte deportiva, sino que también dejó su huella en distintos sectores de la Región de Antofagasta.


EL LEGADO


¿Qué hace un oceanógrafo de renombre mundial en una carrera de autos? Carlos Duarte, profesor titular de la Universidad de Ciencia y Tecnología Rey Abdullah de Arabia Saudita, responde: “El potencial de Extreme E para promover soluciones ante el cambio climático es inmenso, al involucrar a la audiencia a través de los deportes para que se unan a la búsqueda de un planeta sostenible”.

El español, quien encabeza el Comité Científico de la Extreme E, también se refiere a las características de la locación elegida. “El desierto de Atacama es el más antiguo y seco del mundo. Es lo más cerca de correr en Marte, por la poca agua y la alta radiación ultravioleta, en especial la C, que es la más fuerte, no hay algo así en ningún otro lugar del planeta”, explica.

Como parte del mensaje ecológico de la categoría el jueves un grupo de 10 pilotos asistió al sector de Ojo de Opache, a las afueras de Calama, donde desmalezaron para permitir visualizar un pequeño estero, donde se creará una colonia de la rana del Loa, especie en peligro de extinción.

De buena gana, los competidores agarraron machetes y palas para realizar la labor, aunque alguno de los expertos en algún momento advertía que no lo estaban haciendo de manera correcta. “Lo importante es que ayuden y le den visibilidad a este proyecto”, comentaban.

El jueves, 10 pilotos trabajaron de manera entusiasta para remover maleza del sector Ojo de Opache, un lugar que la municipalidad de Calama pretende convertir en un santuario de la naturaleza. Foto: Extreme E


LA LOGÍSTICA


“He dormido un promedio de tres horas diarias este fin de semana”, resume Josefina, una de las encargadas del transporte de todas las personas involucradas en la competencia, un desafío no menor: el campamento está ubicado en la mina Centinela, a 100 kilómetros de Calama, la ciudad más cercana.

Ciento veinte personas de los equipos participantes, 80 de la organización, 52 de la Fadech, además de los invitados VIP y los medios de comunicación son trasladados en buses, en recorridos que empiezan a las 5 de la madrugada y terminan pasadas las 22 horas. También hay decenas de autos y camionetas arrendadas para la ocasión.

Está dicho: las similitudes con un campamento del Dakar son notorias, con instalaciones altamente tecnológicas en medio de la nada, gracias a 140 kilómetros de cableado de fibra óptica. También hay tierra, mucha tierra, junto con constantes tormentas de viento y arena. Otra particularidad: el comedor es comunitario para todos los integrantes de la caravana. Carlos Sainz, Sébastien Loeb o el príncipe qatarí Nasser Al Attiyah hacen la misma fila que un mecánico o un miembro de la organización. Eso sí: cada uno debe traer su propio plato, vaso y cubiertos. La regla se cumple estrictamente, salvo para los invitados VIP, que reciben esos implementos, todos de madera, de parte de la organización.

La comida también tuvo su historia particular. Un mes antes de la carrera se cayó el contrato con la empresa proveedora de alimentos, así que hubo que improvisar. Una wedding planner de la zona recurrió a sus contactos y cuatro emprendedores de Calama salvaron la situación con particular éxito. “Es el mejor catering que ha habido en la Extreme E”, decía un británico miembro de la organización.

Todos los integrantes de la caravana comen en los mismos lugares. Hasta el multicampeón Carlos Sainz debe hacer una fila para obtener un sandwich de pollo. Foto: Alejandro Cisternas


LO ESENCIAL


¿La competencia? Por nombres la calidad abunda: hay pilotos campeones mundiales de rally, rallycross y enduro, ganadores del Dakar y medallistas en los X Games. Y en la propiedad de escuderías destacan históricos como Lewis Hamilton, Nico Rosberg y Jenson Button, junto con equipos tradicionales como McLaren, Andretti y Chip Ganassi.

Sin embargo, la cantidad no abunda. Contando los tres días de acción cronometrados, los autos apenas se mueven durante una hora: 10 minutos por sesión, y son dos por cada jornada.

“Es un fin de semana complicado, porque hay que tratar de entender rápidamente cómo funciona el auto y cuál es la mejor manera de encarar las curvas. Tenemos que estudiar mucho los videos para definir el estilo de manejo”, comenta Sébastien Loeb, nueve veces campeón del WRC.

Quizás por lo anterior, los contactos entre los competidores son permanentes. La acción es intensa. Después de cada manga siempre a lo menos un auto llegaba a los pits con huellas de la refriega, o incluso un par abandonaba sin poder completar las cuatro vueltas al circuito de 3,9 kilómetros.

Los mejores en las semifinales fueron justamente los de mayores pergaminos: las duplas Sébastien Loeb-Cristina Gutiérrez (X44), Carlos Sainz-Laia Sanz (Acciona), Johan Kristoffersson-Mikaela Ahlin-Kottullinsky (Rosberg x Racing) y Nasser Al Attiyah-Klara Andersson (Cupra). Esta última enfrentó una particular dificultad, con el accidente de Jutta Kleinschmidt, quien se lesionó el viernes y tuvo que ser reemplazada por la sueca de 22 años.

Este fue el accidente que marginó a Jutta Kleinschmidt del Copper X Prix. La ganadora del Dakar 2001 cayó mal en este salto y sufrió una lesión vertebral. Foto: Extreme E

En la final pasó de todo. Incluso antes de largar, cuando el auto de Rosberg X Racing no pudo salir de los pits por una falla técnica, lo que le impidió la posibilidad de celebrar anticipadamente el título. De rebote, entraron los estadounidenses Kyle LeDuc y Sara Price (Chip Ganassi-Hummer).

En la carrera, con cambio de piloto a la mitad del recorrido, el primero en cruzar la meta fue McLaren, pero fue penalizado por pasar a llevar en dos ocasiones las banderas que delimitaban el circuito. Con ello, la victoria quedó en manos de Loeb y Gutiérrez, la primera del año para la dupla franco-española.

Lo curioso fue que en el podio se premió con el segundo lugar a la escudería Chip Ganassi-Hummer, que después del champagne fue sancionado, con lo que cayó al cuarto puesto. Finalmente el escolta fue para Acciona y en la tercera ubicación quedó Cupra. Los norteamericanos, molestos, reclamaron. No cambiaron los resultados, pero la organización los incluyó en la conferencia de prensa a la que solo van los tres mejores.

La próxima carrera será en Punta del Este, Uruguay, el 26 y 27 de noviembre. Antes, todo el campamento y los vehículos serán embarcados en el puerto de Mejillones para dar la vuelta por el sur de Chile y Argentina hasta su próximo destino. Otra particularidad de la Extreme E.
Alejandro Cisternas

es coordinador periodístico de Deportes El Mercurio. Ha cubierto eventos nacionales e internacionales de fútbol, automovilismo, golf, básquetbol, tenis y otras disciplinas.

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