En el living de su casa en Austria, Gerhard Berger dialoga con “El Mercurio” a través de Zoom. A sus espaldas hay fotos que recuerdan sus días de gloria: McLaren y Ferrari, entre los 80 y los 90, fueron algunos de los bólidos que manejó en la Fórmula Uno. “También está el auto en el que gané las 24 Horas de Spa-Francorchamps (1985)”, apunta mientras muestra sus recuerdos.

Protagonista de lo que muchos consideran la época dorada de la máxima categoría del automovilismo, en la que ganó 10 carreras, su palmarés también registra 12 pole positions, 21 vueltas rápidas y 48 podios, aunque nunca peleó firmemente un campeonato.

A la hora de buscar razones, Berger no anda con rodeos: “Quería ser campeón en la pista en el día, pero también ser campeón en las noches, y eso es muy difícil de conseguir”, dice con una sonrisa. Y profundiza: “Mirando atrás es fácil decir que uno podría haber hecho tal o cual cosa. Cuando enfrentas a rivales como Ayrton Senna, Alain Prost o Nelson Piquet, tienes que estar 100% enfocado y yo quería disfrutar la vida en todas sus facetas. Claro, ser campeón habría sido grandioso, pero lo más importante para mí es que estoy feliz con mi trayectoria. Disputé muchas carreras (210 en 14 temporadas), gané, trabajé en grandes equipos y viví todos los altibajos de este deporte. ¿Qué más podría pedir? Lo mejor es que sobreviví al automovilismo, a diferencia de otros pilotos de mi generación”.

“Fue el accidente más grande de mi carrera. Destaco la labor de los comisarios, que llegaron rápidamente y controlaron el fuego. Eso me salvó la vida. Pero no me gusta recordarlo, para mí es parte del juego”.

“Cuando empecé, la Fórmula Uno era tremendamente peligrosa. En los circuitos no había zonas de escape y los autos tenían chasís de aluminio. Después vinieron nuevos materiales que fueron un gran paso en la seguridad. Los accidentes de Ayrton Senna y Roland Ratzenberger en 1994 fueron mortales porque se encontraron con un muro muy cerca de la pista. Hoy la F-1 es muy segura, aunque nunca se sabe: siempre puede pasar algo. El halo fue la última gran introducción y claramente fue lo que le salvó la vida a Grosjean”.

“En la pista era muy talentoso, disciplinado, enfocado y casi nunca se equivocaba. No era fácil ganarle, difícilmente lo lograba. Detrás de escena cultivamos una muy buena amistad. En aquel tiempo el automovilismo era muy duro y peligroso, entonces yo buscaba un balance fuera de la pista y trataba de divertirme mucho, hacíamos muchas bromas”.

“Sí. Para mí es el mejor de todos los tiempos. Lewis Hamilton quizás haya alcanzado su nivel en términos deportivos, en cuanto al talento, pero en lo referente a su personalidad, Senna está en otra liga. Era una persona muy interesante, inteligente, encantadora, había un aura a su alrededor muy especial que no le he visto a nadie más en la Fórmula Uno”.

“Así es, se comportan así porque responden a grandes compañías que les pagan mucho dinero, entonces tienen que cuidar mucho su imagen. Además están las redes sociales, todo se viraliza, por lo que no pueden comportarse quizás como lo hacíamos antes. Son los tiempos que se viven y hay que respetarlos”.

“Un buen piloto de antes sería bueno en los autos actuales y viceversa”, sentencia Berger cuando se le pide una comparación entre su época y la que se vive hoy en la Fórmula Uno.

Lo que sí extraña es la emoción. “Los favoritos siempre son los mismos. Creo que Red Bull es un fuerte candidato para desafiar a Mercedes por el título. Pero sin duda que uno espera que crezcan más equipos, que haya otros autos capaces de ganar. Una competencia más abierta es lo que más necesita la F-1 y Liberty Media (empresa propietaria de la máxima categoría)”, analiza el austríaco.

“Verstappen es muy joven y tiene el futuro por delante. Hamilton tiene la experiencia a su favor, es un súper piloto. Si dirigiera a un equipo, preferiría contratar a Max, porque tiene más años por delante”.

“Hay varios muy buenos. Verstappen tiene futuro y ya lo ha probado. Otros tienen que demostrarlo todavía: George Russell podría ser muy bueno, Lando Norris tampoco anda mal, Charles Leclerc es muy bueno y Daniel Ricciardo, que si bien ya no es de los jóvenes, también puede tener posibilidades”.

“Pienso que Sebastian es un gran piloto, nadie gana cuatro campeonatos de casualidad. Hay temporadas que arrancan mal y es difícil arreglar. Le pasa a cada piloto y al equipo. Creo que Vettel tiene que mirar su tiempo en Maranello con gran satisfacción. Ser un piloto de Ferrari es algo en sí mismo extraordinario. Ahora tiene que dar vuelta la página. En su lugar, después de haber ganado cuatro campeonatos, yo no sé si tendría la fortaleza para empezar de cero y buscar más éxitos. Pero si ese es su deseo, creo que Aston Martin es una buena apuesta: es una marca con una imagen fuerte y seguramente se beneficiará de la tecnología de Mercedes, aunque está visto que nada garantiza el éxito en la F-1, que es altamente competitiva”.

“No es un buen momento para él, por las razones que sea. Creo que es porque los autos no han sido hechos para su estilo de conducción. O quizás es posible pensar que quizás él ya alcanzó su peak y a partir de ahí todo es cuesta abajo. Puede ser. Pasó con otros campeones, como Michael Schumacher, quien no fue el mismo cuando volvió a correr con Mercedes”.

“Es una combinación de cosas las que se requieren para ser un piloto exitoso. Con algunas se nace y luego depende cómo creces, cómo te educan, cómo vives... Cuando eres deportista y empiezas a ganar mucho dinero te cambia la vida, y si no tienes una buena formación te puedes perder. Si eres capaz de concentrarte en el deporte y no en los lujos que te puedes dar, tendrás éxito. Esto pasa no solo en la Fórmula Uno, sino en el deporte en general. Son pocos los que pueden mantener por tanto tiempo ese instinto asesino que tenían cuando debían luchar para sobrevivir”.

“Siempre hay períodos de sequía en este deporte. Los dos tienen el potencial para volver y ganar pronto. Cuando estuve en Ferrari pasamos como 60 carreras sin triunfos y muchos años sin ser campeones. Ahora también son tiempos duros para ellos. Veo a McLaren en mejor pie para acercarse a la cima”.

Con 61 años, Berger es actualmente el director general del DTM, categoría de autos carrozados con base en Alemania que estuvo a punto de desaparecer, pero que ha renacido de la mano del austríaco.

“No sabría decir exactamente por qué acepté este desafío, jajá. Primero, quería seguir ligado al automovilismo, pero no quería viajar todo el año. La sede del DTM me queda cerca de casa, pienso que es una categoría que tiene historia y mucho potencial para desarrollarse. Vamos por un buen camino y hay futuro”, detalla.

“Nadie puede decir con certeza qué va a pasar. El problema es que hay mucha política detrás de estas decisiones. Entonces es difícil pensar que esas decisiones se tomarán solo por razones técnicas. Hay que esperar. Si se decide que solo puede haber autos eléctricos, todos los fabricantes lo harán y eso marcará el automovilismo. Pero creo que hay que esperar unos dos o tres años antes de que este tema se resuelva”.

“Creo que recién ahora se está metiendo en el corazón de los aficionados, porque los autos son muy lentos, poco espectaculares. A los fanáticos no les importa la fuente de energía que mueve al auto: motor de combustión, eléctrico, hidrógeno, lo que sea. Lo que la gente busca en el automovilismo es ver a los pilotos enfrentando desafíos en el auto y creo que la Fórmula E no es lo suficientemente desafiante. Si dependiera de mí, buscaría volver a tener autos de mil caballos de fuerza, independientemente de su motor”.

Antes de seguir hablando de automovilismo, Berger hace una pausa para referirse a la pandemia. “Sigo las noticias con atención y veo que Chile actualmente está destacando en el mundo en algo que otros países se busca con desesperación: una efectiva campaña de vacunación para dejar atrás la pandemia lo más rápido posible. En cuanto al deporte motor, no sé nada del país, la verdad, pero lo más importante es promover el karting porque ahí es donde emergen los talentos y los costos son manejables”, asegura.

“Eso siempre ha sido así. Hay pilotos que pagan, otros que aportan sponsors. Pero dentro del auto se puede mostrar el talento independientemente del dinero. Por mi experiencia, sé que un pasaporte sudamericano es garantía de talento”.

“Más que gastar dinero para que llegue un piloto, debería invertirse en infraestructura para tener una base fuerte, que es la forma de desarrollar a los talentos”.