Santiago de Chile.   Mar 17-06-2025
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La redención de Natalia Duco: “Siempre hay segundas oportunidades”

La balista irá a sus cuartos Juegos Olímpicos, luego de pasar tres años castigada por dopaje. “Agradezco tanto ese momento de mi vida, porque me hizo ser la mujer fuerte y la madre poderosa que soy”, dice la sanfelipeña, que asegura que no llegará a París tan competitiva como antes, “porque elegí ser mamá presente”.
Héctor Opazo M.12 de julio, 2024
Cuenta Natalia Duco, desde Madrid, que hasta había entregado el departamento en el que estaba en España, ya resignada a no haber clasificado a los Juegos Olímpicos. La balista había quedado fuera de la lista inicial de clasificados, pero finalmente la nómina corrió lo suficiente para que entrara en el último puesto de las 32 lanzadoras que competirán en el Stade de France.

“Ya me había comprado el pasaje para regresar a Santiago, tenía todo listo para el regreso, porque no tenía opciones, creía yo”, dice la deportista, la 48ª pasajera del Team Chile en París 2024.

Pero la historia de Duco es mucho más profunda. Durante años fue la figura principal del atletismo nacional, como cuando fue campeona mundial junior en 2008 o cuando se metió en las finales olímpicas en 2012 y 2016, en que incluso asomó como candidata a medalla. Se colgó decenas de preseas de todo tipo, hasta que en 2018 arrojó positivo en un control antidopaje por un compuesto químico que favorecía el desarrollo de la masa muscular, lo que le significó purgar una sanción de tres años, que perfectamente pudieron marcar su adiós de los fosos.

Pero no fue su adiós. Aunque pasó por varias actividades, incluyendo su participación como cocinera en un programa de televisión, nunca dejó de pensar en volver a lanzar la bala. Ni siquiera el nacimiento de su hijo Luciano, en 2021, le quitó el sueño, sino que de hecho lo profundizó.

Volvió con un envío de más de 17 metros en los Juegos Odesur de 2022 y, aunque no logró repetir la marca desde entonces, juntó punto a punto hasta conseguir entrar a los Juegos Olímpicos, los cuartos de su vida.

“Ir a París significa todo para mí. Serán unos Juegos especiales, porque van a ser los primeros como mamá, porque pasé tres años fuera de competencia, en los que hice muchas otras cosas, participé en programas de televisión, me titulé de psicóloga, fui mamá... Significa ser capaz de reinventarme, pararme, proponerme un objetivo y lograrlo”, analiza la sanfelipeña.

“Significa que siempre hay segundas oportunidades, que uno puede salir fortalecido de todas las situaciones que pueda vivir y que el crecimiento es constante. Que uno siempre se puede volver a ilusionar con cosas”, añade, reflexiva.

—¿Cómo qué, Natalia?

“Antes, clasificar a los Juegos era obvio, era el mínimo para mí y ahora soy una mamá que dio la vida viajando por todo el mundo para lograr la clasificación. Cómo la vida te hace cambiar de perspectiva, valorar las cosas de otro modo y hoy celebro haber cumplido mi gran objetivo de ir a París”.

—¿Cómo tomó el primer cierre, cuando había quedado fuera de la lista?

“Sabía que no tenía posibilidades de clasificar, hablé con mi técnico y dejé de entrenar. Yo estaba explotadísima por tantos viajes, recorrí una locura de kilómetros, cambios de hora, competencias... Desde mi última prueba, en Uzbekistán, el 28 de junio, volví a Madrid donde estaban mis padres cuidando mi hijo. Llevaba más de un mes sin ver a Luciano y me dediqué a disfrutarlo, a cuidarlo, a estar con él y listo. Obviamente, trotaba un poco y hacía un poco de deporte, porque es mi estilo de vida, pero de verdad había cerrado el año, en vacaciones”.

—Fue sancionada por dopaje en 2019, ¿siente que su clasificación es una manera de cerrar ese ciclo?

“Sí, obviamente. Lo pasé súper mal con el tema de la sanción. Fue un remezón en mi vida, pero sobre todo fue tan desafiante que me hizo replantearme, crecer y florecer como persona y como ser humano. Agradezco tanto ese momento de mi vida porque me hizo ser la mujer fuerte y la mamá poderosa que soy, y eso no lo cambio por nada. Sin duda es una manera de cerrar un ciclo, pero es el ciclo de la superación personal, del aprendizaje ante las adversidades, de que uno puede revertir cada situación de su vida y sacar lo mejor. Es dejar de mirar los errores y las derrotas como algo que no te ayuda, sino que cada experiencia te enriquece el espíritu”.

Y arega: “Pero hay otro ciclo que quiero cerrar y que es aún más importante que la sanción y el regreso. Es el ciclo de la mamá deportista, de la mujer que no se posterga, pero sigue siendo mamá presente. Uno deja de lado la excelencia, porque es imposible, pero mantiene la esencia deportiva que te permite clasificar a los Juegos Olímpicos. Hay un duelo, porque no puedo llegar tan competitiva como en las ediciones anteriores, porque priorizo a mi hijo; pero sí me alcanza para ir con él de la mano y eso lo significa todo, porque hay tantas mujeres que han tenido que dejar todo de lado por sus hijos, que este es un mensaje para todas nosotras, que lo damos todo por nuestros bebés, pero que dejamos un pedacito para que nuestra llamita interna siga encendida, porque esa es la mejor manera de darles el ejemplo”.

Duco y Luciano, su pequeño de tres años, que la acompaña a buena parte de sus competencias.

—¿En qué momento de su carrera se encuentra?

“En la parte final. Puedo decir que soy cuatro veces olímpica y que entre la tercera y la cuarta vez pasó un ciclón y un terremoto en mi vida, que incluso fui mamá y pude volver a los Juegos. Es un gran logro. Competí todo el año para este objetivo, para decirle a mi hijo que soy cuatro veces olímpica y que una de esas fue siendo su mamá, que recorrimos el mundo juntos para lograrlo”.

—Con todos esos antecedentes, ¿cuál es su expectativa en París?

“Estoy 32ª entre 32, clasifiqué a último minuto. No tengo nada que perder, mi logro era entrar a los Juegos y ser cuatro veces olímpica siendo mamá, con 35 años y demostrar que las mamás estamos activas en el deporte. Y en objetivo concreto, lanzar lo más lejos posible. Este año mi mejor tiro fue 16,84 metros, mi sueño es lanzar más que eso, hacer mi mejor marca del año y, sobre todo, disfrutarlo, hacer lo que me gusta y despedirme en unos Juegos. Para algunos, los Juegos son el lugar para concretar logros, para mí es cerrar un ciclo. Es un regalo que la Natalia adulta le hace a la Natalia niña, que puede seguir persiguiendo sus sueños y que puede pararse ante las adversidades”.
Héctor Opazo M.

es coordinador de Deportes El Mercurio. Periodista de la Universidad de Chile, participó en la cobertura de los Juegos Panamericanos de Toronto 2015 y en los JJ.OO. de Río 2016, entre otros eventos.

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