El debate siempre está presente. Y lamentablemente se reabre cada vez que sucede algo como el drama que se vivió en Pucón el domingo pasado, con la muerte del triatleta Renato Bastías en el medio ironman de la ciudad lacustre.

Y es que cada vez aparecen más casos de problemas cardíacos en el alto rendimiento. Como Sergio Agüero, el delantero del Barcelona que debió retirarse por una arritmia; o el danés Christian Eriksen, que sobrevivió a un paro cardíaco en la Eurocopa 2021, y que busca club para volver a jugar.

Según informes oficiales e investigaciones realizadas en Alemania, las cifras de muerte —al menos en el fútbol— no han aumentado de manera notoria, sí hay una serie de deportistas que, sanos en el papel, han sufrido problemas en el corazón que les han quitado la vida o han acabado con sus carreras en muchas disciplinas.

“La muerte súbita es una causa habitual en el deporte de alto rendimiento, se puede presentar con una frecuencia relativa. En España, el año 2020 hubo 12 muertes súbitas en el ámbito del deporte. Lo que ocurre es que antes uno no se enteraba de todo lo que ocurría en otros países”, apunta el doctor Hugo Marambio, jefe del Centro de Salud Deportiva de la Clínica Santa María.

Y si bien el número parece haber aumentado, lo que no están claras son las razones que provocan que alguien aparentemente sano sufra descompensaciones que pueden ser fatales en una competencia deportiva.

“Hay que diferenciar entre los mayores y los menores de 35 años. Los jóvenes, en muchos casos, sufren patologías cardíacas que no son pesquisables ni siquiera con los exámenes más sofisticados, no tienen una explicación más que genética”, afirma el cardiólogo Nicolás Bunster, especialista en deportes de la clínica Universidad de Los Andes.

“Es parte de una zona oscura en la evaluación de los deportistas de élite. Hay screening apropiados, evaluaciones cardiológicas, metabólicas y mucho más. Es cierto que hay elementos detonantes, como el calor o la alta exigencia, que provocan alteraciones del ritmo cardíaco, pero no está claro en qué deportistas podrían detonarse a pesar de lo sofisticado de los análisis”, concuerda el doctor Marambio.

Precisamente la fatiga natural de este tipo de competencias asoma como detonante para entender que un corazón sano en el papel no soporte el ritmo y colapse.

“Muchas veces el calor exige más a un organismo, debido a la deshidratación, a la pérdida de electrolitos en la sangre, y todo eso va armando un escenario muy complejo, además de la tensión y el estrés que sientes durante la competencia, porque quieres ganar, porque quieres mejorar tus tiempos…”, razona el doctor Bunster.

Algo parecido opina el doctor Marambio a partir de su experiencia en el área de la medicina deportiva: los atletas de alto rendimiento cuentan, más allá de las declaraciones de salud que firman antes de una competencia, con chequeos permanentes, pese a lo cual un porcentaje sufre descompensaciones en competencia.

“La mayoría de los deportistas pasa por evaluaciones de alta exigencia, exámenes holter de presión arterial, electrocardiogramas, tests de esfuerzo y responden de forma apropiada. Sin embargo, el estrés metabólico y fisiológico al que te sometes en una prueba tan dura te expone a problemas de diferente magnitud, detonación de enfermedad tiroidea, crisis de hipertermia, deshidratación y puede detonar casos de muerte súbita”, aporta.

Si bien el escenario parece negativo debido a las dificultades para prevenir casos de muerte súbita en el alto rendimiento, los especialistas ofrecen algunas recetas para reducir las opciones de enfrentar algo así.

“Se pueden buscar antecedentes familiares, si hay alguien que haya fallecido de algo parecido es un antecedente relevante, porque hay cardiopatías hereditarias. A la vez, los mayores de 35 años deben tener un estudio completo desde el punto de vista cardiológico”, admite el doctor Marambio, quien entrega más consejos algo más fáciles de seguir.

“Hay medidas clave para tratar de prevenir la muerte súbita: no fumar, mantener un control de la presión arterial, reducir los niveles de colesterol y glicemia en la sangre, tener clara la historia familiar, realizarse exámenes de manera permanente, como un electrocardiograma manejado por un especialista, entre otros”, recomienda.

Recetas similares aporta el doctor Bunster. “Claro que hay otros factores. Que alguien sea deportista no significa que tenga vida sana. También puede fumar, beber mucho alcohol o comer porquerías, que son elementos que también van dañando tu salud”, comenta, además de insistir en el aumento de los riesgos conforme aumenta la edad del deportista.

“En el caso de los mayores de 35 años, sí hay enfermedades cardiovasculares que suelen ser más pesquisables con exámenes completos. Lo que quiero recalcar es que los chequeos tienen que ser continuos. No basta con decir ‘me hice un examen cardíaco hace cinco años y salió bien’, sino que tienen que ser permanentes, para ir advirtiendo posibles cambios que puedan entregar señales de algo”, cierra.