Santiago de Chile.   Vie 29-03-2024
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Yasmani Acosta, de luchar por el bronce en Tokio a pelear por el oro en París 2024: “Quiero ya una revancha”

El nacional no pudo ante el ruso Sergey Semenov, quien lo venció por anotar el último punto en un empate 1-1. Su nueva meta son los JJ.OO .de París 2024, ya sin el cubano Mijaín López, quien volvió a ganar el oro en los 130 kilos. Se revive la historia de una de las mejores presentaciones del deporte nacional en la fiesta asiática, de cómo López (su eterno rival y amigo) lo espoleó para defender a Chile en sus primeros Juegos Olímpicos, pues no pudo estar en Río 2016 debido a que su país natal, Cuba, recién le permitió defender a otra nación en 2017: "No soy un desertor", asegura Acosta, quien debió emplearse de guardia de seguridad cuando recién llegó al país para poder mantener a su familia, sin dejar nunca de entrenar para cumplir su sueño de disputar unas Olimpiadas.
Foto: France Presse
H. Opazo y D. Hermosilla02 de agosto, 2021
No fue el final que quería. En sus dos últimos combates (la semifinal ante el georgiano Iakob Kazdhaia y frente al ruso Sergey Semenov), Yasmani Acosta empató 1-1 en puntos pero perdió pues su eventual rival logró el último tanto.

Así, el cubano naturalizado terminó quinto en los 130 kilos de la lucha grecorromana, el tercer diploma olímpico del Team Chile en Tokio pero lejos de lo que esperaba.

“Como atleta uno se exige una meta y mi meta era irme con una medalla y no lo logré, así que no puedo estar feliz. Ahora viene trabajar el doble”, contó Acosta apenas terminó el combate ante Semenov.

“Para irme feliz tenía que irme con una medalla, pero si no se pudo en esta ocasión será en la próxima. Ya quiero tener una revancha, estoy dispuesto a ello”, amenazó Acosta, quien con 32 años puede soñar con llegar a París 2024.

Allí, no estaría el cubano Mijaín López, quien en la mañana de este lunes logró capturar su cuarta medalla de oro consecutiva y que, con 38 años, difícilmente llegará a la cita gala y que, paradójicamente, fue quien empujó a Acosta a defender la malla de Chile en Tokio.

Para irme feliz tenía que irme con una medalla, pero si no se pudo en esta ocasión será en la próximaYasmani Acostaquinto en la lucha grecorromana.

Y es que el luchador sabía que no tenía futuro en Cuba. No era un asunto político, el exitoso programa de desarrollo deportivo de la isla había moldeado su carrera, pero el oriundo de Agramonte estaba taponeado por López, rival y amigo a la vez, a sabiendas de que Cuba solo podía enviar un deportista por serie. Así empezó a cuajar el plan de dejar el país.

“Desde que vivía en Cuba, clasificar a los Juegos Olímpicos ha sido un sueño. Con el tiempo se dio la oportunidad de representar a Chile y tuve la oportunidad de clasificar a Tokio”, dijo Acosta hace poco al sitio de los Juegos Panamericanos Santiago 2023.

Campeón del Panamericano Junior 2008 y del Adulto 2011, en la edición de Santiago 2015 vio la oportunidad. En Chile tenía amigos como el especialista nacional Andrés Ayub, que lo ayudó a abandonar su delegación. El 24 de abril, el chileno se quedaba fuera en los cuartos de final y Yasmani Acosta conseguía uno de los bronces de la competencia. Más allá de las marcas, el cubano usaba por última vez el uniforme de su nación.

El asunto no era pura felicidad para Yasmani. Agradecido de siempre de su bandera, no deja la oportunidad para aclarar que lo suyo se dio solo por asuntos deportivos, para estar en una cita de los anillos, aunque fuera con otra bandera en el pecho. "No me veo como un desertor. Yo salí de Cuba para cumplir un sueño, cuando uno sale a cumplir lo que quiere no es desertor. Yo quiero mucho a Cuba, al igual que a Chile", declaró Acosta a DirecTV.

Pero no es llegar y dejar una membresía federada y pasarse a otra. Dos años pasó en Chile dedicándose a otras cosas, fue guardia de seguridad y se armó una vida lejos del deporte, incluso de los entrenamientos. Pasaron 24 meses para que el gobierno cubano diera el permiso para competir por otro país.

Dos años en que pasaron de largo otros Juegos Olímpicos, los de Río 2016, porque el permiso desde La Habana recién le llegó en 2017. Unos Juegos Panamericanos, los de Lima 2019, serían su prueba de fuego, pero entre ambos hitos había otros dos años, en los que consiguió títulos sudamericanos y de competencias internacionales de primer nivel. Hasta que llegó la esperada nacionalización por gracia, en 2018.

Acosta, cuando recibió su carnet y pasaporte chilenos. Foto: Archivo

“Aquí en Chile se apoya con los resultados en la mano, no desde el inicio. Al comienzo es cuando es más difícil (…) Si quieres ser bueno en algo, fíjate en qué hacen los mejores. Con lo poco que tiene Cuba, tiene resultados”, aconsejó en Emol, justo después de recibir la carta como nuevo chileno. Desde ese día, Acosta tendría dos amores.

Lima 2019 fue el lugar del matrimonio final por su nueva nación y de la posibilidad de entregarle sus primeras medallas. Y resultó. Yasmani Acosta capturó un bronce en Perú, que sería el primer paso para su asalto olímpico.

En marzo de 2020, se presentó al Panamericano que daba dos cupos a Tokio y que, pese a una molestia, pudo ganar. Sin embargo, la molestia parecía complicada y, quizás, si no se postergaban los Juegos, no habría llegado en su mejor momento.

Mijaín López y Yasmani Acosta entrenaron juntos en Tokio. El cubano ganó su cuarto oro pero no iría a París 2024. Foto: Instagram

Y, aunque no se fue con la medalla que quería, sí logró ganarse el cariño de la gente que lo siguió y acompañó durante su aventura nipona. “Mucha gente me escribió, me apoyó en estos días. Me siento un chileno más, ya tiro la talla con ellos. Esta es mi casa”, declaró el luchador.

Porque su carrera no se termina aquí.
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