Hace 71 años que Alberto Larraguibel estableció una marca inolvidable en la equitación mundial. El jinete angolino, montando al histórico “Huaso”, logró un brinco de 2,47 metros en febrero de 1949, una marca que nadie más ha podido conseguir en la historia y que, de hecho, ya ni siquiera se intenta debido a los riesgos físicos que corren los caballos en la modalidad.

“Es increíble que con toda la tecnología y la evolución del deporte no se haya podido batir ese récord. Claro que la equitación tomó otro camino, y es muy difícil y costoso preparar un caballo para batir ese registro, pero sigue siendo un hito que nos tiene orgullosos a todos los chilenos”, evalúa el equitador olímpico Joaquín Larraín.

“Se necesita una preparación especial, diferente a la del salto tradicional, otro tipo de caballo y mucho tiempo. Algo parecido ocurre con las competencias de potencia, que antes eran muy habituales, ahora hay dos o tres por año”, añade.

Se trata de una marca imbatible en el mundo del deporte, un registro fijado para siempre en la historia mundial y que está protagonizado por un chileno. Pero no es el único récord indeleble, pues hay una serie de logros que hoy parecen irrepetibles por las circunstancias específicas en las que se consiguieron, por la evolución natural del deporte o porque, sencillamente, el resultado tiene tal nivel técnico que no se ve cómo podrían derrumbarse.

Uno de estos últimos es el hazaña de 100 puntos que consiguió Wilt Chamberlain en la NBA en un pleito entre Philadelphia Warriors y New York Knicks en 1962, una actuación extraordinaria e irrepetible. En los tiempos modernos, solo el fallecido Kobe Bryant estuvo relativamente cerca: en 2006, aportó 81 unidades en un triunfo de los Lakers sobre los Raptors.

“Ese récord se consiguió cuando no existía la regla de los tres segundos en la zona pintada ni tres segundos en defensa, así como tampoco había línea de triples. Por eso, un tipo de 2,18 metros como él podía estar todo el partido debajo del aro anotando”, explica el entrenador español Ricardo González.

Entre los jugadores activos, Devin Booker (Phoenix) llegó a 70 puntos en 2017, pero poco más. “Ya no es posible pensar en 100 puntos, menos ahora que todo el mundo solo se dedica a lanzar triples”, añade “Richi”.

También parecen inalcanzables los 13 goles que convirtió el francés Just Fontaine en una sola edición mundialista (Suecia 1958). Sin embargo, en el último medio siglo, el mejor registro es el que consiguió el brasileño Ronaldo, que conquistó ocho en el Mundial de 2002.

“No quiero hacer sentir mal a quienes jugaron en esa época, pero el fútbol ha cambiado mucho, hay más acceso a tecnología, análisis de los rivales y las distancias se estrecharon. Es muy difícil ver goleadas amplias en un Mundial”, afirma el exfutbolista y analista del CDF Cristián Basaure.

“Aún hay equipos de menor nivel, en África, Oceanía y en Europa, pero son selecciones que no llegan a los mundiales. De verdad creo que es difícil volver a ver a alguien convertir 13 goles en un Mundial”, cree el comentarista.

En 1988, la tenista alemana Steffi Graf marcó un hito que parecía imposible: el “Golden Slam”, que incluye ganar los cuatro Grand Slam de la temporada (Abierto de Australia, Roland Garros, Wimbledon y el US Open) y, además, la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Seúl.

Dada la competitividad del tenis actual (y el hecho de que las Olimpíadas se hagan solo cada cuatro años), se reduce bastante la opción de ver algo similar. En 2021, Rafael Nadal y Novak Djokovic podrían aspirar a imitar a la germana, aunque parece una tarea titánica.

“Diría que es muy difícil que se vuelva a repetir. Piensa: en hombres, el último que ganó los cuatro Grand Slam en un año fue Rod Laver y en mujeres, Steffi Graf hace más de 30 años. Y con los Juegos cada cuatro años, tendría que haber alguien demasiado dominante que aparezca justo esa temporada…”, reflexiona el ex12º del mundo Hans Gildemeister.

“El tenis ha cambiado mucho desde entonces. Todo. Desde la preparación física, los medicamentos hasta la ropa. En mi época terminaba transpirado y la polera pesaba dos kilos. Eso ha vuelto mucho más competitivo el deporte y, aunque hemos tenido grandes jugadores como Federer, Nadal o Djokovic, no han podido ser tan dominantes”, reflexiona el “Biónico”, aunque no cree en “imposibles”.

“En una época pensábamos que batir los 13 Grand Slam de Roy Emerson era imposible. Después lo logró (Pete) Sampras, después Federer, Nadal, Djokovic…”, recuerda Gildemeister desde Zapallar, donde instaló una academia de tenis.

Otra plusmarca con cara de inalcanzable la tiene el jamaiquino Usain Bolt, que detuvo el reloj en 9.58 segundos en los 100 metros planos y en 19.19 en los 200, marcas que parecen fuera del alcance humano.

“Creo que Noah Lyles va a batir el récord de los 200 metros cuando tenga entre 25 y 27 años, si no sufre una lesión de gravedad. Los récords que parecen imbatibles solo tardan más tiempo en romperse”, describe Pablo Squella, recordista chileno en 800 metros.

“Además, ahora la IAAF aprobó unas nuevas zapatillas que van a brindar más de alguna sorpresa. Por lo que deduzco del material, van a dar más impulso en cada zancada y aliviarán el trabajo del tobillo y del metatarso”, explica “Cacharro”, quien pretende competir en 2021 en los Juegos Sudamericanos Master.

También en el atletismo, el alemán oriental Uwe Hohn ha sido el único ser humano en enviar la jabalina a más de 100 metros (104,8 m en 1984), pero dos años después cambió el diseño del implemento, por lo que los récords volvieron a cero, y ahora el registro le pertenece al checo Jan Zelezny, con 98,48 metros en 1996. La marca previa ya no podrá ser superada.

Por otro lado, una foja que parecía irrepetible, los 49 triunfos consecutivos de Rocky Marciano en el boxeo, sí pudo ser igualada por Floyd Mayweather, quien siempre mantuvo la meta de igualar al ítalo-estadounidense.