El término —“hablar basura” en español— tiene que ver con la táctica psicológica de meterse en la cabeza del rival mediante palabras hirientes, comentarios desagradables o derechamente insultos. Una provocación acuñada hace un par de décadas en la mejor liga del mundo, y que no pocos basquetbolistas han agregado a su juego.

Miller, por ejemplo, fue un maestro en sacar de quicio a sus oponentes. Así como el tiro, el dribbling, o el salto, para el jugador de los Pacers hablar basura era un aspecto que también debía entrenarse, y alguna vez confesó que pasaba horas pensando en cómo provocar a sus contrincantes. En su año de novato lo intentó con Michael Jordan, en el primer duelo entre ambos. Luego de que el basquetbolista de los Bulls tuviese una horrenda primera mitad, Miller no pudo contenerse: “¿Así que tú eres Michael Jordan, el que camina en el agua? Hay un nuevo chico en el barrio”, le enrostró.

“MJ” respondería a su manera, y terminaría el partido anotando 44 puntos. “Nunca le hagas ‘trash talk’ al ‘Jesús negro’”, contestó Jordan al rookie en esa oportunidad.

Hay palabreos sutiles e ingeniosos, estilo que tenían Kobe Bryant y Larry Bird, pero la línea entre la decencia y lo desubicado siempre ha sido bastante fina. En 2010, Kevin Garnett, exjugador de los Celtics, usó la táctica de desconcentración contra el dominicano Charlie Villanueva, quien padece una enfermedad que le impide tener pelo en cualquier parte del cuerpo. “Pareces paciente de cáncer”, le susurró “KG” en pleno juego. El propio Villanueva hizo pública la situación en redes sociales, causando la indignación de los fanáticos.

“A los norteamericanos les gusta hablar mucho en la cancha, y es algo que me llamó mucho la atención cuando llegué a jugar a Estados Unidos. Cuando uno está teniendo un buen partido y estás siendo una amenaza para tu rival, ellos siempre buscan la forma de sacarte del juego y quebrarte”, confiesa Lino Sáez, seleccionado chileno que acaba de terminar el colegio en Miami.

“Me parece que esto del ‘trash talk’ se da en todos los deportes, obviamente, pero en el básquetbol mucho más: estás defendiendo y atacando a un mismo jugador durante todo el partido, pegado a él, y en general hay hartos golpes de por medio. Le entrega algo extra al juego, y los fanáticos gozan con esas rivalidades”, explica Osven Ledezma, exjugador de la roja cestera que disputó la liga universitaria de Estados Unidos.

El pívot agrega: “En la NBA, y en Estados Unidos, los árbitros son más permisivos con esas cosas. En el baloncesto FIBA si ven que estás hablando mucho te cobran falta técnica altiro. Hay que respetar ciertos códigos igualmente. Muchas veces se da que el equipo rival manda a un jugador con la única misión de sacar del partido a otro”, cuenta Ledezma.

Jordan diría muchas veces que las hostilidades eran bencina para su juego. Pero no todos reaccionan como el mejor de todos los tiempos.

Que lo diga Nikola Jokic, pívot de los Nuggets, último blanco de los acosos del “trash talk” en la NBA. Sus victimarios: Dwight Howard y JaVale McGee, de los Lakers, equipo que lidera 2-0 la final de la Conferencia Oeste. El serbio ha sufrido en la serie, sobre todo en la primera derrota contra los angelinos: solo anotó 21 puntos, poco para lo que venía demostrando. Para colmo, cayó en las provocaciones de Howard y cometió diversas faltas innecesarias que lo dejaron sentado en la banca por varios minutos.

“Voy a molestarlo toda la serie. Incluso si es que me lo pillo en el hotel”, lanzó el exjugador de los Magic.

Sin público en la burbuja de Orlando, las conversaciones de los jugadores dentro del parqué se han transformado en pimienta para los pocos periodistas presentes dentro del recinto de Disney World, quienes han revelado los altercados con lujo de detalle.

En el segundo compromiso, los compañeros de LeBron James volvieron al ataque. Empezaron en la primera jugada: “¡Acción de Gracias, cena de bistec, filet mignon y papás. Una copa de champán!”, gritaban los jugadores a Jokic, según algunos periodistas estadounidenses, al ver que el balcánico marcaba a Anthony Davis, líder ofensivo de su escuadra. Y cuando culminó el duelo —con triple ganador sobre la chicharra de “AD”, por cierto—, el comentario final no demoró en llegar: “Te dije que iba a ser un festín”, le espetó McGee al europeo, quien pese a todo anotó 30 puntos.

“¡Váyanse a casa!”, continuó exclamando Howard, antes de recibir respuesta por parte de algunos miembros del staff técnico de los Nuggets.

Este martes, ambas escuadras vuelven a enfrentarse, por el tercer juego de las finales. Las estadísticas no juegan a favor de Denver: solo seis equipos han podido remontar un 0-2 en series decisivas de la NBA al mejor de siete encuentros.

Como lo hacía Jordan, Jokic espera dar un giro a las artimañas del rival. “Estamos frustrados, pero usaremos eso para motivarnos aún más. No vamos a rendirnos”, apuntó el serbio después de la última derrota.