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Los incómodos días de Gareca en Chile

“Ahora ya toma recaudos para ir a restoranes por los hinchas”, cuentan en Pinto Durán. Cuestionado por su viaje de nueve días siendo colista, el comidillo lo rodea. “La nómina la leo yo y respondo preguntas”, era su costumbre. Hoy la entrega por redes sociales. Pero nunca se queja. Tiene un listado de críticas a la ANFP, pero se los guarda.
Antonio Valencia31 de octubre, 2024
Ricardo Gareca es un zorro viejo. Ducho. De cuero duro. Curtido en climas espesos, adversos, desde que bien joven cometió el sacrilegio de pasar de Boca a River. Sabe declarar. De tanto en tanto deja mensajes y entiende que el origen de sus males está en que no ha ganado un miserable partido oficial.

Tras la debacle ante Brasil y Colombia, pidió permiso a Pablo Milad, presidente de la ANFP que no lo frenó, y se fue a Argentina para festejar el día de la madre y un cumpleaños de un hijo. Nueve días fuera. No vio el clásico universitario, sino su preparador de arqueros, Bruno Vásquez, además de su veedor Hugo Alves –amigo íntimo desde Boca Juniors- y otro colaborador. Hasta Claudio Borghi lo criticó por ausentarse de su trabajo en Pinto Durán.

“Las críticas son parte de la profesión. Todo pasa por los resultados”, declaró el domingo bien tarde por la noche –madrugada del lunes si se quiere-, cuando en el estacionamiento del aeropuerto accedió a charlar con un par de reporteros. Por cierto, Gareca se sorprendió. ¿Quién debía resguardar la su hora de llegada en momento crítico si no era su empleador?

El “Tigre” toma nota. “No es tonto”, comentan en su entorno. “Si tuviera otros resultados, daría lo mismo que se fuera una semana, como se va siempre después de cada fecha eliminatoria a Argentina, como se fue también después de Argentina y Bolivia”, agregan.

Gareca viaja regularmente a Buenos Aires. Y al igual que sus asistentes que pueden volar a incluso a Colombia a ver familia, por contrato el “Tigre” tiene una cantidad anual de pasajes pagados por la ANFP. “Se le acabaron los pasajes porque también viaja su familia a Chile, pero se cuida y pide que se los descuenten de su sueldo”, exponen.

En Pinto Durán explican que Gareca, cuando viaja, “igual tiene reuniones diarias con su staff por Zoom”. O sea, teletrabaja. También ocupa la videoconferencia estando en Macul, para contactarse con parte de su staff de analistas tácticos –por momentos llegan a ser cuatro, partiendo por Hugo Alves- que viven en Argentina.

Y si su estilo de entrenamiento es murmurado hasta por los futbolistas por “anticuado”, no es tema porque, precisan, “Gareca es de otra escuela, no de mecanizar movimientos por ejemplo, sí de utilizar la tecnología en métricas físicas, softwares, GPS que exigió su PF Néstor Bonillo, y con esa misma forma de trabajar le fue bien en Perú”.

En el búnker rojo también recuerdan que el trasandino acude a ver fútbol chileno, pese a que el “80% de los nominados juegan en el extranjero”. Que fue del partido inaugural de la liga en el Nacional hasta algunos duelos de la Copa Libertadores. “Si no, van miembros de su staff”, apuntan.

La rutina diaria, como ayer feriado, es de trabajo desde las 8 de la mañana. Conduce desde su departamento en Las Condes –donde cenaba con familia y nietos cuando Carlos Palacios quería hablarle-, los autos que de tanto en tanto va rotando: no compró vehículo –como su mano derecha que adquirió el auto al PF de Gustavo Quinteros-, sino lo arrienda en una firma de alquiler del tipo Smartycar.

El agobio de la pésima campaña, con todo, es lo más rudo.

En privado, Gareca reconoce errores, como el esquema inicial ante Bolivia, y en público evita plantear temas que parezcan excusas, pero lo plantea igual: “Nunca me había pasado que jugadores no contestaran el teléfono”, “Chile es la selección sudamericana más goleada por lesiones”, ha lanzado. También que nunca le ocurrió que jugadores renunciaran a la Roja.

En público llega a decir que la relación con la ANFP es buna y que le han proporcionado todo lo que ha pedido (mejoras en Pinto Durán en salones y más habitaciones, o la larga gira junto a Bonillo a México, Europa y Argentina para visitar seleccionados), pero puertas adentro tiene frescas los errores de Quilín, varios de ellos impresentables.

A saber: un mes antes de la Copa América despidieron “para ahorrar cosos” al gerente de selecciones, Rodrigo Robles, a quien culparon por un error del experto internacional, Álvaro Bellolio, por no advertir a Gareca que Luciano Cabral no podía ingresar a EEUU por el crimen que lo tuvo en la cárcel. “Quedé como un boludo y perdí un cupo”, pronunció el Flaco).

En la lista de inconvenientes que el “Flaco” no olvida está el hotel de la Copa América “donde cualquier persona se paseaba sin control, sin privacidad para el equipo”, señalan. O la insólita incapacidad de Quilín para decirle que Marcelino Núñez no podía jugar por suspensión: la ANFP mandó un mail a la FIFA preguntando y Gareca no sabía si entrenar o no con el volante. O incluso los matadores viajes que han hecho desde Europa, con tres escalas “para ahorrar en pasajes”, Osorio desde Dinamarca y Thomas Galdames desde Rusia, llegando a Chile muy encima de los partidos.

Ahora bien, el tema Arturo Vidal efectivamente lo tuvo pendiente, alerta, inquieto. Fue a causa de las duras declaraciones del “Rey” el origen de una arista que en Pinto Duran miran de reojo: “Gareca opera con Ruggeri”, se escucha. En el búnker de Chile supieron que el “Cabezón”, con cercanía estrecha y confesa con Gareca, saldría en la TV trasandina a reventar a Vidal para defender a su amigo, tal como lo hizo.

Cuando la continuidad de Gareca es tema, en Quilín hasta asoman afirmaciones llamativas., “Entre Gareca y Milito, Milad prefería a Mlito, porque no recibió buenos comentarios del Flaco desde Perú”, se oye. La versión es retrucada con fuerza. “Milad siempre quiso a Gareca porque era el que todo el mundo pedía, el popular. Eran otros los que insistían por Milito”, indican conocedores de esa interna

Y así está el “Flaco”. Por agobiado que parezca, dice que no abandona. Sabe que, además del desafío de revertir lo inevitable, la ANFP no tiene espalda ni menos dinero para imponerle un ultimátum. En Quilín no queda otra que, si todo sigue mal, renuncie, tal como Berizzo, cunado los insultos de los hinchas lo hicieron dar el paso al lado. .

Gareca quiere seguir. Tiene contrato hasta septiembre de 2025 y solo cuando esté matemáticamente eliminado se abre una ventana para negociar un adiós. Con todo, dejó el recado en el Duty Free antes de embarcar partir a nueve días de festejos familiares: “No acostumbro a irme. Si hay un condicionamiento, mi abogado arreglará las condiciones

Antonio Valencia

es redactor de Deportes El Mercurio.

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