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La felicidad y el dinero

¿Dónde estará el equilibrio entre la búsqueda de la felicidad y el dinero? Quizás la respuesta la tiene Lionel Messi, quien comunicó que se va a jugar a Estados Unidos “para vivir el fútbol de otra manera y disfrutar más del día a día”, pero también será (por lejos) el mejor pagado de la ligaestadounidense.
Foto: France Presse
Alejandro Cisternas08 de junio, 2023
Nicolás Jarry está disfrutando un descanso después de vivir los mejores días de su vida profesional, tras ser campeón en Ginebra y alcanzar los octavos de final de Roland Garros.

No está solo. Lo acompañan su esposa, Laura, y su primogénito, Juan, quienes permanecen a su lado hasta cuando disputa sus partidos. Una apuesta muy inusual en el mundo del tenis. Apenas un puñado de jugadores viaja de torneo en torneo con su familia, en un circuito que es muy solitario, lo que no pocas veces se convierte en un factor que termina por complicar e incluso sepultar carreras.

Es lo que le funciona a Jarry. No es fácil (si lo fuera, la mayoría de los tenistas haría lo mismo), pero es lo que lo hace feliz. Y al final eso es lo más importante a nivel personal y deportivo.

En tiempos en que la preparación física de élite y los métodos más avanzados de entrenamiento están al alcance de todo el mundo, la diferencia para conseguir el éxito la marca la fortaleza mental. Y esa paz interior es determinante para que los deportistas puedan maximizar sus capacidades en la cancha.

El ejemplo de Jarry parece sacado de otra época, de esas historias que remiten al romanticismo, al amateurismo, cosas que en el deporte profesional de hoy parecen olvidadas.

El mundo deportivo de la alta competencia se rige básicamente por el dinero, y casi no hay espacio para el sentimiento.

La “invasión” de Arabia Saudita se ha desplegado con fuerza, ampliando sus tentáculos, que incluyen la propiedad de clubes deportivos, la realización de eventos como la Fórmula Uno, el Dakar y fichajes millonarios para su liga de fútbol, en un camino trazado por la monarquía saudí que parece haber trastornado las prioridades de los protagonistas.

Es lo que está pasando en el golf, remecido esta semana por la fusión entre el PGA Tour y la LIV Golf League. Estos últimos, los “rebeldes”, han gozado días de celebración por razones netamente monetarias, pues se podrán quedar con el jugoso cheque que les dio su nuevo empleador y a la vez tendrán el camino allanado para competir en el tour más competitivo del planeta.

No solo los deportistas tienen su tajada. Jay Monahan es el mejor ejemplo: el comisionado del PGA era un férreo opositor de la LIV Golf League y hasta utilizó el ejemplo de los atentados del 11 de septiembre de 2001 como argumento para oponerse. Pero ahora será el director del nuevo circuito fusionado. Al final, el problema no era el origen de los dineros, sino el monto que le correspondía.

¿Dónde estará el equilibrio entre la búsqueda de la felicidad y el dinero? Quizás la respuesta la tiene Lionel Messi, quien comunicó que se va a jugar a Estados Unidos “para vivir el fútbol de otra manera y disfrutar más del día a día”. Pero también será (por lejos) el mejor pagado de la liga, recibiendo no solo el sueldo del equipo, sino ingresos de los auspiciadores, porcentajes de la venta de camisetas y derechos televisivos, y hasta una futura parte en la propiedad del club. Por algo es el mejor del mundo.

Alejandro Cisternas

es coordinador periodístico de Deportes El Mercurio. Periodista titulado en la PUC, ha cubierto eventos nacionales e internacionales de fútbol, automovilismo, golf, básquetbol, tenis y otras disciplinas.

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