Jogo bonito, gol y baile.

Brasil ganaba cómodamente por 2 a 0, cuando Richarlison empezó a dominar el balón con la cabeza antes de ceder el control a Marquinhos. El central, en faceta de ataque, porque se trata de una selección insaciable, hambrienta, miró hacia atrás donde estaba Thiago Silva, el otro zaguero, y con dos toques lo sitúa frente al arco.

Con la técnica de un ‘10’, con la sabiduría del mejor asistente, con la precisión del más habilidoso, el capitán dejó en posición de remate al mismo Richarlison. Control, zurda, remate arrastrado y gol.

Gol y “Dança do Pombo”, el ritmo de moda en la verdeamarela. Bailan Richarlison, Neymar, Tite —sí, Tite, el entrenador— bailan todos. Baila Brasil entero después de una exhibición de fútbol, la más brillante en toda la Copa del Mundo, jornada que lo posiciona como uno de los rivales más temibles en el cuadro de los ocho mejores.

Era un partido por los octavos de final y se transformó en una fiesta, en una jornada de show en Copacabana. Corea del Sur venía con el empujón de superar a Portugal y entrar a la ronda eliminatoria en la agonía, pero nada pudo hacer. Nada de nada. Ofreció ímpetu, entrega, pero táctica y futbolísticamente fue superada desde el principio.

Brasil fue una máquina, quizás porque con Neymar, aún lejos de su mejor nivel, es otra cosa. El volante atrajo marcas, capturó la atención de uno o más rivales. Y así Casemiro y Lucas Paquetá se movieron con más libertad.

Ni hablar del trío de ataque, porque Raphinha, el elogiado Richarlison y Vinícius Junior se encargaron de poner la música y la caipirinha.

Es cierto que después del 4-0 los asiáticos asustaron al sólido Alisson Becker e incluso perforaron su resistencia. Sin embargo, era lógico y esperable. La llave estaba amarrada y la canarinha tenía que bajar un buen número de cambios, porque en un Mundial el tema físico es clave. Tite, entonces, aprovechó de refrescar el equipo e incluso ordenó el ingreso del meta Weverton.

No fue un cambio más, fue uno que pasará a la historia: con el meta de Palmeiras en la cancha, los 26 nominados de Brasil a la Copa del Mundo jugaron en Qatar 2022.

Día perfecto. Baile memorable. Jornada para enmarcar.

El siguiente obstáculo es Croacia, un enemigo que no brilla, pero que sí fastidia. Será una linda batalla entre el jogo bonito y la organización. Entre la inspiración y la mecanización.

Solo uno vivirá para contarlo.

“Luiz Felipe Scolari y Tite son entrenadores que no traicionan el ADN de Brasil, pero tampoco comen vidrio”, sostiene Rodrigo Gómez, exseleccionado de Chile y actual comentarista de radio La Clave, a propósito del técnico que ganó el Mundial de 2002 y el que está dirigiendo en Qatar.

“Me encantó Brasil ante Corea. Le bastó un tiempo para clasificar, ahí marcó la diferencia de jerarquía, de jugadores, de plantel. No transa la historia, en el sentido de jugar bien, pero Tite no come vidrio. Es parecido a ‘Felipao’ en ese sentido. Me recuerda al Brasil de 2002, son equipos pragmáticos, pero cuando pueden jugar bien lo hacen”, agrega.

“Tiene varias similitudes”, sostiene Jorge Barrios, capitán de Uruguay en México 1986. “Es un equipo sólido atrás, defienden muy bien; si Corea le llegó era porque el partido estaba liquidado y no por una superioridad futbolística. Cuando ataca es imparable. Me parece, incluso, que es más ofensivo que el equipo de 2002, porque llega con los tres de arriba, más Neymar, Casemiro y Paquetá. Esa vez descansaba mucho en Ronaldo, ahora es más colectivo”, agrega.

“Tienen la misma solidez, el mismo sacrificio. Tienen una idea y la desarrollan sin fallas. En ambos equipos veo mucho poder ofensivo”, reflexiona Julio César Romero, delantero paraguayo que estuvo en la segunda Copa del Mundo organizada por los aztecas.

Al Tite, el conductor técnico de los brasileños, no le gustó que su celebración en el gol de Richarlison fuera considerada una burla. “Le dije que si marcaba algún gol lo haría. Sabemos que hay gente malvada que nos iba a decir que era irrespetuoso o algo así. Y no es verdad. No queríamos ser irrespetuosos. Por eso intentamos esconderlo, pero sabemos que hay cámaras en todos lados. No queríamos ser irrespetuosos ni con el rival ni con Paulo Bento”, explicó.

Luego habló sobre Neymar (“tiene un liderazgo técnico; unos jugadores tienen otras habilidades, pero él es un líder desde la técnica”) y explicó el cambio de portero (“nos faltaba un jugador por saltar al campo, el tercer arquero. Fue muy bonito darle minutos. Nunca es fácil sustituir a un arquero y pudimos hacerlo”).

Y cerró con un análisis global: “Si perdemos el equilibrio será fatal para nosotros. Tenemos un sentimiento de gratitud a todos los que han venido aquí a apoyarnos. Estamos muy expuestos en el campo, pero ver el apoyo de los hinchas es muy bonito. Y no es solo cuando marcamos goles; también en momentos difíciles, como en la lesión de Neymar. Estamos muy agradecidos”.

En la canarinha están muy pendientes del complicado estado Pelé, aunque ayer su hija, Kely Nascimento, calmó los ánimos. “Contrajo Covid. Tiene todas las vacunas, pero por causa de los medicamentos y la quimioterapia del cáncer está frágil y desarrolló una infección en el pulmón. No está en la UCI, está en un cuarto normal, no está en riesgo. Está bajo tratamiento”.

Por el lado de Corea, el técnico Bento anunció que dejará el cargo. “Ahora toca pensar en el futuro; voy a descansar y luego veré qué hacer. Acabo de comunicárselo a los jugadores, al presidente también. Es una decisión que había tomado desde septiembre”, dijo.