Santiago de Chile.   Vie 29-03-2024
3:47

Con Messi en lo más alto, Argentina va ahora por el equipo de Van Gaal

Enorme Messi en Qatar. Quién más. Abrió la ruta al 2-1 en el partido 1.000 de su carrera con su gol número 789, y sobre el final se despachó un espectáculo que mereció un marcador holgado para un paso a cuartos en que, cosas del fútbol, Argentina terminó sudando helado con la colosal tapada de Martínez. “La Pulga” es fútbol. “La Pulga” es Mundial. “Dimos un pasito más, ahora viene uno difícil”, dijo el crack.
Equipo Deportes03 de diciembre, 2022
Dale una a Messi. Una entrando con metros libres al área. Una perfilándose para su zurda. Una sola. Porque de zurda la mandó a guardar. La puso abajo, al palo más lejano. Al palo donde se estiró completo Ryan y la fue a buscar para el 1 a 0 de una jornada mágica y sufrida.

Y Messi que grita el golazo y se funde en los abrazos de festejo con pinta de un desahogo, un gol que desbloqueó el partido rudo y que abrió la ruta al 2-1 que mete a Argentina en cuartos de final contra Países Bajos, y claro, con Messi en lo más alto.

El gol de “La Pulga” llegó cuando Argentina se había apagado en la primera etapa. La Albiceleste tenía la bola pero hasta ahí no era ni
profunda ni encontraba el camino al gol. No aparecían las paredes, las triangulaciones ni los mano a mano para zafar de la maraña defensiva de los Socceroos.


La salida del puzle llegó vía pelota muerta por foul de Behich al “Papu” Gómez, la carta que puso Scaloni para suplir al lesionado Ángel di María que tuvo que cambiarse de lado, de derecha a izquierda en el ataque, para incidir en el juego.

El 1-0 de Messi cambió el juego y también la estructura. Argentina dejó la línea de cuatro zagueros para armarse con una de tres –con el ingreso de Lisandro Martínez- y el nuevo boceto le dio fluidez y conexión al mediocampo poblado y más armónico, con Mac Allister jugando el kilo que juega con panorama y toque, con el equipo presionando como no lo había hecho en casi toda la primera etapa y con Messi empezando a labrar otros de sus grandes partidos de colección, y también con Julián Álvarez teniendo jugada de peligro allá arriba.

Porque dale una Alvarez y el joven delantero que cruzó el charco para lucir en el City de Guardiola, y el “pibe” que no perdona y la incrusta en puerta ajena. Aprovechó el enorme yerro del golero “canguro”, fruto de la incansable presión de De Paul y del propio demoledor delantero que puso el 2-0.

Argentina jugaba entonces a placer. Olvidaba el cansancio con que llegó al juego, al poco descanso tras abrochar el paso a octavos en el último duelo. Messi empezó a rugir otra vez pasada la hora de partido, juntando marcadores y dejando atrás al que le saliera al paso. Uno, dos, tres marcas en su ruta imparable buscando su zurda para el disparo o abrir huecos para que asomara un argentino libre.

Siento mucha felicidad por haber cumoplido un paso más hacia el objetivo. Fue un partido muy duro y muy físico. Sufrimos. Veníamos de jugar hace poco y no tuvimos descansoLionel Messi astro argentino.

Así iba el juego hasta que los cambios de lado y lado, a veinte del final, reordenaron el naipe y desordenaron las líneas albicelestes, dejando espacio en las segundas pelotas con las que Australia estaba dispuesta a sobrevivir.

Y en eso Goodwill, que había a avisado la grieta con un par de gambetas, toma un forzado despeje de Otamendi para lanzar el misil que fue gol. El disparo dio en Enzo Fernández (autogol, al cabo) y puso suspenso en un duelo que estaba controlado y que los oceánicos, con físico, con dientes y uñas empezaron a empujar para el milagro que Behich casi consigue con un jugadón a diez del final que, bendito, solo el zapato de Lisandro Martínez salvó en extremo.

Fue ahí cuando Messi armó otro show. Uno de aquellos. De los buenos. De los que junta rivales, como a los cuatro que fueron a quitarle una y dejó solo a Lautaro Martínez que elevó. Que avanzó en carrera y otra vez el “Toro” solo ante el achique de Ryan. Y otra más para él –de zurda al segundo palo que se marchó fuera por poco- y una más para el propio Martínez. Todo eso en los siete minutos de descuento
Increíble.

El equipo no mereció sufrir como en el último minuto, porque tuvimos para ampliar la diferencia. Fue un partido típico de Mundial. Hemos jugado mejor, pero Australia fue un rival difícil. Estos chicos están hechos para competir al máximo nivel, nacieron para esto. Yo solo les digo que jueguen al fútbol Lionel Scaloni DT de Argentina.



Y como esto es un Mundial, la emoción no suelta hasta el pitazo. Porque el gol que sacó Dibu Martínez fue gol de partido, gol para amarrar el triunfo argentino, gol que evitó el alargue injusto. A veinte segundos del final abrió los brazos para espantar el festejo seguro, pero seguro de Garang Kuol.

Monumental el portero. Sus compañeros lo abrazaron. Sus amigos le agradecieron. Argentina entera lo abrazó también. Alivio. Respiro. Sonó el silbato y las poleras al viento. Argentina a cuartos, cantando el estadio entero la música habitual: “¡Que de la mano, de Leo Messi, todos loa vuelta vamos a dar!”

Emiliano Martínez y el tapadón a Kuol a veinte segundo del final. Argentina sufrió pero ya está en cuartos para encarar Países Bajos de Louis Van Gaal.


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