Alemania-Costa Rica marcó un episodio inédito en la historia del fútbol: fue el primero en ser arbitrado por una mujer. Stéphanie Frappart es leyenda.

La francesa de 38 años, que quiso ser futbolista, pero terminó de jueza “porque quería aprenderme las reglas del juego”, ya había inscrito su nombre en los libros, pues fue la primera en dirigir Champions League (en 2020 pitó un Juventus-Dinamo de Kiev) y la primera en impartir justicia en la Supercopa de Europa: en 2019 arbitró Chelsea-Liverpool.

“Tuvo un muy buen control de juego y buena comunicación con los jugadores, quienes la respetaron mucho. Tomó buenas decisiones”, es el primer comentario del exréferi Roberto Tobar. Y detalla: “Estuvo acertada en el criterio para definir en las pocas jugadas conflictivas que hubo. Se vio bien cuando el jugador de Alemania quiso ir a buscar la pelota y el rival no se la quería pasar, en el 2-2 parcial: marcó presencia y los llamó para solucionar el problema de buena forma. Habla de la autoridad que debe tener el árbitro, indistintamente si es mujer u hombre. No tuvo grandes conflictos; solo un inexistente fuera de juego que marcó la asistente brasileña Neuza Back. Fue un muy buen desempeño. Contó con la colaboración de los jugadores y salió un partido dinámico. Casi no se exigió en el aspecto disciplinario”.

Loreto Toloza, árbitra del fútbol chileno, ofrece una mirada distinta de Frappart. “La conozco desde 2015, cuando fui al Mundial femenino de Canadá. Luego nos topamos en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro y en 2019, para la Copa del Mundo de Francia, me quedé en su casa, de vacaciones. Recorrimos Italia y España… Es súper humilde, muy amable, de bajo perfil, trabajadora, organizada, meticulosa y por eso siempre se ha destacado. Es súper metódica en los entrenamientos y en la alimentación, muy aplicada a las reglas de juego. Ella es una inspiración, una motivación para nosotras. Siempre le decimos que está abriendo caminos. Y el último reto que quedaba por desbloquear era un Mundial masculino”