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Una semana inolvidable

Por los antecedentes de la revancha de los octavos de final, cuando una turba invadió el campo de San Carlos de Apoquindo en el epílogo con Audax Italiano, la llave debió ser entregada a la U.
Foto: Photosport
Danilo Díaz30 de septiembre, 2022
En Viena, la selección nacional regaló un empate a Qatar (2-2). El trámite y las situaciones de riesgo favorecieron al cuadro de Eduardo Berizzo, que enfrentó a un rival que planteó la misma estrategia que presenta Bolivia en Santiago: esperar en sus últimos 35 metros y si la Roja abre el marcador, no salir.

Chile se enredó en la telaraña y casi sufre un bochorno. El penal fallado por Alexis Sánchez ratifica que el tocopillano no es un buen pateador desde los 12 pasos. Los cuestionamientos persistirían si la escuadra nacional se imponía, pero el telón de fondo hubiera sido muy distinto. De conseguir la primera victoria y anotar tres goles, pasamos a cinco cotejos y ningún triunfo con la conducción del “Toto”. Un registro que en circunstancias normales (el ciclo parte) no debiera inquietar, pero ante la urgencia de resultados desde 2017, campea la desconfianza.

Con las eliminatorias casi selladas para marzo, el entrenador necesita encontrar pronto el funcionamiento. Los jugadores dan cuenta de prácticas intensas, con énfasis en la recuperación. Un aspecto que se apreció de manera paulatina en todos los encuentros. En estos duelos ante Marruecos y Qatar, a Chile le costó mucho con la pelota y careció de claridad. La interrogante mayor es cómo se resolverá la presencia de los veteranos de la Generación Dorada. Da la impresión de que los más jóvenes se cohíben e incluso no se atreven a tomar el timón. Marcelino Núñez es el mejor pateador del equipo, pero los tiros libres son de los consagrados.

En el plano interno, asistimos a dos hechos de enorme gravedad. En el partido de vuelta por los cuartos de final de la Copa Chile, el arquero de la U, Martín Parra, sufrió un trauma acústico debido a las bombas de ruido que cayeron al campo desde la barra de Universidad Católica, que festejaba el 1-0 parcial. El árbitro Felipe González suspendió el encuentro y el directorio de la Federación de Fútbol de Chile, con los votos de minoría de la ANFA (pedían la expulsión de la UC del torneo), determinó que se jugara el tiempo restante.

Por los antecedentes de la revancha de los octavos de final, cuando una turba invadió el campo de San Carlos de Apoquindo en el epílogo con Audax Italiano, la llave debió ser entregada a la U. Como agravante, en Playa Ancha solo hubo público de los cruzados. Tampoco es aceptable que el presidente de Azul Azul, Michael Clark, dijera que sus barristas son discriminados y que tienen un comportamiento ejemplar. Esos “angelitos” entraron a la cancha del Nacional en el clásico entre la U y la UC, donde agredieron a Yonathan Andía, Luciano Aued y a los funcionarios que trabajaron el 27 de agosto en Ñuñoa.

El corolario fue el accidente provocado por el descontrol de hinchas de Colo Colo en la tribuna Cordillera, para el “Arengazo” antes del duelo con Universidad Católica. Uno de los hechos más graves y peligrosos que recuerde el fútbol local en mucho tiempo. La realidad es que el desmadre es generalizado. Se vio en el primer recital de Daddy Yankee y lo observamos, a esta altura, casi como una rutina de cada fin de semana. No sería extraño que la autoridad política, a partir de lo que sucede cuando actúan los grandes, detenga el fútbol.
Danilo Díaz

es un comentarista, periodista deportivo y escritor chileno. En 2009 obtuvo el premio de Premio Nacional de Periodismo Deportivo de Chile.

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