Ochenta y siete minutos demoró Universidad Católica en probar los guantes de Martín Parra, el debutante arquero de la U.

Casi un partido. Y un partido, a veces, es toda una vida.

El remate de Fabián Orellana, alto, potente, permitió que el cuestionado meta demostrara, por fin, sus buenos reflejos. Y en el cuarto minuto de adición, Fernando Zampedri falló desde una zona donde no falla nunca: en área grande y con balón dominado.

Poco. Muy poco.

La tardanza que mostraron los cruzados en profundizar la posesión —por momentos, la mayoría, bastante inútil— explica en buena parte lo que ocurrió en un Santa Laura colmado con 15 mil almas azules. Es imposible modificar la historia de un partido si no existe el cambio de ritmo, la aceleración, la sorpresa. No basta con tener la pelota si los pases son hacia atrás. O hacia el lado. O a una velocidad de fácil intercepción.

Un clásico, por el torneo que sea y en las circunstancias que sean, no puede encararse con el desgano que mostró la UC. Y sí debe afrontarse en modo Universidad de Chile: con actitud de triunfo, con deseos de gloria, con ambición de principio a fin. Si mantiene el nivel en el Torneo Nacional no va a tener ningún tipo de conflicto con el descenso.

Es cierto que el trámite se desniveló, apenas, por el de Matías Dituro, capitalizado de perfecta manera por Cristián Palacios. Pero también es cierto que el marcador final premió al que jugó mejor.

El equipo se Sebastián Miranda arrancó con furia. Mordió en cada rincón, disputó cada balón como si fuera el último y, sobre todo, abortó los circuitos de su rival. El técnico hizo una lectura correcta del 0-3 en el Nacional, hace solo unas semanas, y desarticuló sin errores el armado ofensivo de la UC. Resguardó los avances de Mauricio Isla, especialmente las asociaciones con José Pedro Fuenzalida, y marcó superioridad numérica en la custodia de Luciano Aued, el organizador por el flanco izquierdo.

Punto para nóvel estratega laico.

Siguió machacando

No es, tampoco, que la U celebrara y dejara de visitar al meta argentino. Para nada. Un remate de Ronnie Fernández, una entrada de Felipe Gallegos, un disparo de Junior Fernandes y una aparición del barbudo atacante azul pudieron estirar las cifras. Y si bien Dituro falló en el gol, después fue en auxilio de una última línea extrañamente desorganizada y sorprendida.

Tan negra fue la jornada para la UC, que cuando César Pinares se iba en demanda del arco, al filo de la etapa inicial, se lesionó el isquiotibial izquierdo. Podía ser el empate, y terminó siendo un infortunio que puede marginarlo por mucho tiempo de la titularidad, al menos tres semanas. Y para que la temporada termine no falta mucho.

Peor imposible.

Desde la banca, Ariel Holan quiso dar algunos golpes. Pero ninguno de los ingresados terminó por respaldar la decisión del trasandino: Diego Ossa no pudo con Yonathan Andía, Bryan González terminó neutralizado por el mediocampo azul y Fabián Orellana, de lo mejorcito, intentó y buscó, mas tampoco marcó distancias. En la U, dicho está, Fernandes se hizo notar de entrada.

Al momento de las explicaciones, hubo abundancia. “La cancha del Nacional estaba distinta a esta y fue una razón para no tener una posesión de calidad”, fue lo primero que dijo Holan. Y agregó: “La U nos llevó a un partido de mucha ansiedad y de poca posesión. No pudimos contrarrestar el juego directo de ellos. Tuvimos la pelota, pero no vi lo que mi equipo puede hacer: doblar entre líneas y arriesgar en pases que pudieran quebrar su defensa. Es un resultado que deja totalmente abierta la llave y estoy convencido que el miércoles será un duelo completamente diferente para nosotros”, sostuvo el estratega, a propósito de la vuelta que debería jugarse en el Elías Figueroa de Valparaíso, cancha que no precisamente destaca por su calidad.

“Tenemos que pensar en el próximo partido y después veremos qué hacer contra Colo Colo”, analizó, pensando ya en el juego por el Torneo Nacional, el domingo 2 de octubre y donde el Cacique puede celebrar su estrella 33.

Una semana difícil para la UC. Y de jugar como jugó ayer, será más bien una semana de terror.

“Pensando en todo lo que viene, es importante. No habíamos ganado un clásico en todo el año”, expresó el técnico azul. Y tiene razón, porque desde 2019 la U ha disputado 19 partidos de esta envergadura y solo ha ganado dos: a la UC por Copa Chile, este 2022, y a los mismos cruzados, en 2021, en el estadio El Teniente de Rancagua.

Más de Miranda: “Hay un envión anímico importante, el triunfo viene bien para reforzar ciertas cosas y seguir creciendo”, dijo, además de mostrarse feliz por haber sido ratificado en el cargo por Cecilia Pérez, directora de Azul Azul: “Es un halago estar acá y ser entrenador de la U. Espero hacerlo de la mejor manera, porque no es fácil estar acá, pero me voy a entregar por completo”, resumió el DT.

“Lo que a mí me da confianza es que cuando planificamos los entrenamientos y planteamos objetivos, eso se va cumpliendo; eso me da energías para seguir trabajando y los resultados ayudan. Mi mayor alegría es ver como se entregan los jugadores. Tenemos que seguir jugando con esta intensidad, porque así va a ser difícil que nos ganen”, aseguró.

Por el lado de los jugadores habló el sólido Luis Casanova. “Estoy contento, es un buen resultado, aunque nos quedan 90’ todavía. Será complicada la vuelta. El equipo mostró una intensidad diferente”, contó, y recordó los duros pasajes que vivió por su lesión: “Fueron momentos complicados, pero me preparé y me mentalicé para poder ayudar al equipo en lo que viniese”.