San Petersburgo, la particular ciudad rusa que casi no tiene noche en verano, fue testigo del partido entre Chile y Alemania por la final de la Copa Confederaciones. No era un torneo cualquiera: estaba reservado para las mejores selecciones de cada continente y la Roja accedió gracias al título continental de 2015, éxito que revalidó en Estados Unidos un año después.

Eran días hermosos para la selección. Tiempos del séptimo lugar en el ránking FIFA y la opción latente de clasificar al tercer Mundial en serie. Pero cayó ante Alemania 0-1 y comenzó una debacle que parece no tener fin.

Los números son aplastantes, demoledores. Tras el choque ante los germanos, Chile disputó 56 partidos, con un detalle de 17 victorias, 15 empates y 29 caídas. Pobre rendimiento del 39%. El registro explica la ausencia en las copas del Mundo de Rusia y Qatar, y las fallidas presentaciones en los certámenes regionales organizados por Brasil en 2019 y 2021.

“Chile se ‘peruanizó’; le ocurrió algo similar a lo que vivió Perú en el ciclo 1970-1982, cuando no lograron renovar de buena manera a una generación extraordinaria y terminaron con el repechaje frente a Chile en 1985. En Chile no hubo un trasvasije de los jugadores que venían; por ejemplo los que disputaron el Mundial Sub 20 de Turquía casi no tuvieron protagonismo en la adulta”, explica Danilo Díaz, director de la revista Tribuna Andes.

La selección albirroja —con figuras de la talla de Héctor Chumpitaz, César Cueto, Juan Carlos Oblitas o José Velásquez— concurrió a los Mundiales de 1970, 1978 y 1982, y ganó la Copa América de 1975. Pero dicha generación cayó ante la Roja en su misión por llegar a México 1986 y no hubo recambio. Fueron ocho Mundiales por televisión, hasta que volvió para Rusia 2018.

Miguel Ángel Neira, autor de un gol para Chile en España 1982, explica: “La gran baja del fútbol chileno empieza cuando se cambia la forma de jugar. Con Marcelo Bielsa se jugaba de una manera, pero vino Claudio Borghi, cambió y nos fue mal. Se retomó el buen camino con Jorge Sampaoli, con una selección que presionaba, tenía intensidad. Juan Antonio Pizzi quiso mantener el ritmo, pero solo por un tiempo. Después quiso implementar su sistema, más conservador, sin la presión de antes y nos quedamos fuera de dos Mundiales”.

El zurdo agrega: “Después de la Copa Confederaciones se tendría que haber generado el recambio. Los mismos jugadores que nos dieron dos títulos tenían más edad y por una razón lógica no podían mantener un nivel tan óptimo. En este fútbol se está imponiendo más lo físico que lo técnico y Chile, en ese plano, se ha quedado atrás”.

Miguel Ángel Gamboa, participante de España 82, coincide. “Lo que pasó con los dos títulos continentales fue algo excepcional. Fue la mezcla de un gran equipo y un extraordinario técnico como Marcelo Bielsa que marcó las pautas que después siguió Jorge Sampaoli. El técnico tiene una gran importancia, tanta que después no se pudo reemplazar. Y el recambio de jugadores, además, no ha existido. No se han encontrado los cambios para mantener el nivel y volvimos al nivel de siempre del fútbol chileno”, sostiene.

“No se ve cómo mejorar. El fútbol chileno está en un bajo nivel y quienes juegan en el extranjero no es porque sean tremendas figuras. Ahora sale cualquiera. Antes salían las mejores figuras de Colo Colo, la UC o la U. Jugar en el extranjero no es parámetro, jugar afuera no es sinónimo de tener nivel de selección. El torneo chileno es flojo. El estilo ha decaído en el aspecto técnico; es de baja calidad. Se corre, pero se corre innecesariamente”.

Gabriel Mendoza, campeón de América con Colo Colo, ofrece una visión complementaria que explica la caída libre de la Roja. “Después de los títulos continentales vino una etapa negra en el fútbol chileno: los líos negros de Sergio Jadue, de la ANFP, procesos dirigenciales que no eran correctos. Se trajeron técnicos que no eran de la exitosa escuela de Bielsa o Sampaoli, quienes fueron los únicos que sacaron lo mejor de la ‘Generación Dorada’. Seguimos exprimiendo a los históricos que son los que están sosteniendo a este equipo, porque los recambios no aparecen”, analiza.

Y profundiza en las deficiencias locales. “El campeonato es malo, los refuerzos extranjeros no tienen la calidad de los que llegaban antes. No podemos seguir esperando que Arturo Vidal, Gary Medel o Alexis Sánchez hagan todo. Ya es hora que los nuevos jugadores tomen el nivel de los históricos. Marruecos jugaba a 200 kilómetros por hora; Chile jugaba a 80”, dice enérgico.

Cierra Díaz: “En algún momento hubo cierta soberbia del medio; nos encontramos con los vaivenes directivos, que nos llevaron a las administraciones de Sebastián Moreno y Pablo Milad. Se generó una inestabilidad técnica y el torneo local tampoco empujó. Se juegan pocos partidos, se envejeció la competencia, cada vez salieron menos jugadores al exterior. Otro tema es que se permitió que los futbolistas tuvieran demasiado poder y así nos fue. Ahora el técnico tiene que empezar a armar su equipo y si saca a los históricos habrá que asumirlo, porque el tiempo es implacable. A eso se suma que desde 2017, antes de la Confederaciones, el equipo ya tenía problemas de gol. Sánchez es el único delantero, apareció Ben Brereton por la gestión de Reinaldo Rueda, pero nos quedamos pobres arriba. Falta un par de gambeteadores y pasadores, como Ángelo Araos y Carlos Palacios, pero depende de ellos: es necesario que retomen sus carreras”.