Ya son 36 años con Magallanes lejos de la máxima categoría del fútbol chileno, por ello la campaña que lidera el técnico Nicolás Núñez genera un murmullo de expectación, después de un inicio que bordea la excelencia: 12 triunfos y un empate en 13 jornadas, reflejados en un 94,87% de rendimiento.

¿Existen en la categoría equipos con estos registros numéricos? Desde el inicio del certamen en 1952, cuyo nombre ha deambulado entre Segunda División, Primera B y actualmente torneo Ascenso, el techo lo marcan Rangers en el Apertura 1997 (82,3%), Huachipato 1966 (80%), Thomas Bata 1954 (79,6%), San Luis 1958 (79,01%), Santiago Morning 1959 (78,7%) y Green Cross 1960 (78,7%).

“Las estadísticas suenan bonitas, son favorables y atractivas, pero en el juego no nos ayudan a ganar y tampoco nos convierten en un equipo invencible. Hemos puesto el foco en que después de ganar un partido es muy difícil volver a ganar y nuestro mensaje a los jugadores es resetearse y renovarse después de cada juego. El abstraerse de los números nos ha permitido no dejar de hacer las acciones que nos mantienen como un equipo competitivo”, analiza el coach Núñez, que se tituló en el INAF con distinción académica.

“Este Magallanes se ve un equipo seguro, cohesionado, parecen que fueran todos primos, amigos, no se pelean, hay buen pie. Núñez eligió jugadores para su idea y se nota: (Albert) Acevedo, (César) Cortés, el ‘Pupi’ (Iván) Vásquez, el colombiano (Yorman Zapata) es rapidito”, dice Raúl Toro, mentor del Rangers que se coronó en el Apertura 1997, un torneo corto que incluyendo las dos finales contempló 17 jornadas (13 triunfos, tres empates y una derrota).

“En el 96 me llamaron de Rangers, yo dirigía Colchagua, desde donde me llevé ocho jugadores. En el primer año llegamos a la final de la Copa Chile ante Colo Colo. El 97 la disputa fue con el Everton del ‘Pollo’ Véliz. A mitad de torneo ellos dijeron que ya eran campeones, salió en la prensa y leí el artículo en el vestuario, eso picó a los jugadores, y no perdimos más”, refrenda Toro.

Huachipato 1966 hizo una campaña maciza, con el técnico Luis Vera al frente: en un torneo largo (30 fechas) perdió apenas cuatro veces. A la base de la campaña anterior, que finalizó con un subcampeonato escoltando a Ferrobádminton, los acereros sumaron peso en ataque con el trío trasandino de Julián Noguera, Federico Horster y Juan Salomón.

“Magallanes está parejito y ojalá pueda ascender. Es un tema muy sicológico, si se la creen van a poder”, augura César Muena, que protagonizó otra campaña de culto en el Ascenso integrando el Provincial Osorno 1992 con un novato Jorge Garcés en el banquillo (77,7%, producto de 22 triunfos, cuatro empates y cuatro caídas). “Era todo raro y novedoso cuando llegó el ‘profe’ Garcés, que traía un método europeo, radical en el trabajo físico, los miércoles llegábamos a correr 16 kilómetros y después en los partidos a los rivales los pasábamos por arriba. El Parque Schott era un barrial, también lo aprovechábamos. Teníamos una torre arriba: Edgardo Garcés, además de Valdir Pereira. También estaban Eduardo Fournier, Jaime Bahamondes, Ricardo Toro, Carlos Céspedes (…) Ya en la primera rueda nos dimos cuenta que podíamos subir, pero ahí mismo nos fijamos la idea de ser campeones”, agrega el exvolante.

San Luis del 58 también dominó de punta a punta. Francisco Manzo, historiador del club quillotano, ilustra la epopeya: “El plantel estaba armado para competir en Primera y sobre la hora bajaron al club arbitrariamente a Segunda por una mala inscripción de un jugador; el que había bajado en 1957 era Católica. El equipo lo dirigía Luis Tirado, ex seleccionador, y estaban, entre otros, René Quitral, Juanito Abello, Carlos Millas, Emilio Zamora, entre otros. Fueron tres ruedas (27 jornadas) y el equipo perdió muy pocos partidos (tres), esa campaña fue seguida por mucha gente que viajaba en tren fuera de Quillota. Ese mismo año, el equipo llegó a la semifinal de la Copa Chile, perdiendo ante la UC”.

Manzo le da crédito a “Manojito de Claveles”. “Todos dicen que es un plantel corto, pero con tres refuerzos cuando se abra el libro de pases puede sostener la campaña. Cortés maneja los tiempos y el colombiano (Zapata) está para Primera, incluso para exportación. Este año la B está muy pareja, siempre habían dos o tres equipos que eran pan comido, ya no, por eso el mérito de la campaña de Magallanes”.

“Por lo que he visto a Magallanes, que no da ventaja en nada, le debe pasar lo mismo que a nosotros”, apunta Wilson Fre, protagonista del Cobresal 1998, el último rendimiento alto en la B en un campeonato largo (72,2%). “Tener convicción y jugadores que ya tengan algún ascenso en el cuerpo es clave. El nuestro era un equipo pesado: Rubén Dundo, Rubén Martínez, Danilo Figueroa, (Antonio) Zaracho. Ganamos todos los partidos en El Salvador, los 15, y muchas goleadas, le hicimos ocho a Linares (8-1), seis a Unión Española (6-0), a San Felipe (6-1), a Arica (6-0), al Vial (6-1). En Segunda ser regular es muy complicado, pero si te lo propones del primer día se puede”, repasa el “Tuta”.

¿Algún invicto en el recuento? O’Higgins Braden en 1954, que se tituló con 12 victorias y seis empates (77,7%), escoltado por el también rancagüino América. La fusión de ambas instituciones fue la puerta a Primera División (1955) de la actual tienda celeste.